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La docente del Balseiro Liliana Mogni fue distinguida con una mención del Premio L'Oréal-UNESCO por su trabajo en el campo de materiales nanoestructurados para el sector de energía. En esta entrevista cuenta de qué se trata su proyecto, qué aplicaciones tiene en el campo de la transición energética y cómo influyó su formación en el IB en su carrera.

Fecha de publicación: 24/11/2022

Liliana Mogni es oriunda de General Roca, pasó su infancia en distintas localidades de Río Negro y tras estudiar la Licenciatura en Química en la Universidad Nacional de La Plata, regresó a la provincia en 2003 para hacer el Doctorado en Ciencias de la Ingeniería en el Instituto Balseiro, que es una institución pública dependiente de la Comisión de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO).

Actualmente se desempeña como investigadora del CONICET y la CNEA en la Unidad Ejecutora Instituto de Nanociencia y Nanotecnología (INN, CONICET-CNEA) y en la Gerencia de Investigación Aplicada de la CNEA. El 14 de noviembre recibió una mención en los Premios L'Oreal por las Mujeres en la Ciencia, por su trabajo “Materiales nanoestructurados para conversión electroquímica de energía con pilas de combustible y electrolizadores de alta temperatura”.

En la misma edición del certamen organizado por la firma L'Oreal con apoyo del CONICET, otra egresada e investigadora del Balseiro, Guillermina Amica, fue premiada en la categoría Beca. En diálogo con el Área de Comunicación y Prensa del Instituto Balseiro, para esta entrevista, Liliana Mogni comentó cuáles son los objetivos e implicancias de su proyecto, así como la influencia que tuvo en su carrera el haberse doctorado y trabajar actualmente como docente en el Balseiro.

-¿De qué se trata el proyecto por el cual obtuviste una mención en los premios L'Oreal?

-En mi grupo trabajamos en el estudio y desarrollo de materiales para pilas de combustible y electrolizadores de alta temperatura. Son dispositivos electroquímicos de conversión de energía similares a las baterías, pero que almacenan la energía en un combustible gaseoso en un tanque separado. Los materiales que utilizan estos dispositivos son principalmente óxidos cerámicos que forman un ensamble multicapa, donde cada material tiene propiedades distintas y hay que ensamblarlos de manera que funcionen para transformar la energía química almacenada en un combustible en energía eléctrica, o para usar la energía eléctrica y transformarla en un combustible como el hidrógeno. El proyecto busca desarrollar estos materiales, generando lo que se llaman “librerías de materiales” donde se optimizan las propiedades variando las composiciones en un único experimento simplificando los estudios.

-¿Qué aplicación práctica tienen estos desarrollos, en el marco de una transición energética?

-Con el tema de la transición energética hacia fuentes renovables o más limpias surgen nuevos desafíos, en particular cómo almacenar y transportar estas energías. Las pilas de combustible y los electrolizadores son dos caras de una misma moneda y son una herramienta clave de la transición energética. En ese contexto, los combustibles sintéticos como el hidrógeno, que se puede producir a partir de vapor de agua usando electrolizadores, son una alternativa atractiva ya que no emiten dióxido de carbono. Los electrolizadores de alta temperatura sirven para producir hidrógeno con mayor rendimiento eléctrico porque aprovechan también el calor. Y cuando uno transforma esos combustibles en una pila de combustible, obtiene una mayor eficiencia que si son quemados en una turbina o motor de combustión. El desafío es que las nuevas tecnologías de pilas de combustible y electrolizadores sean más económicas y accesibles. Hoy sólo el 4% del hidrógeno mundial se produce por electrólisis porque es un método caro, en parte por el costo de los electrolizadores, pero también por el costo eléctrico. Si logramos producir hidrógeno con un menor consumo eléctrico, o utilizarlo para generar más potencia y con dispositivos más económicos, vamos a avanzar más rápido en la transición energética.

-¿Qué ventajas tienen las pilas de combustible respecto a las baterías y motores convencionales?

-Desde la eficiencia energética, las pilas de combustible son mejores que los motores de combustión. En las pilas de combustible de alta temperatura se generan electricidad y calor. El calor extra también puede utilizarse en co-generación, alcanzando en algunos casos eficiencias del 80-90%. Es decir, aún si utilizamos otros combustibles distintos al hidrógeno, por ejemplo gas natural, la mejor eficiencia hace que la relación de emisión de dióxido de carbono por electricidad generada sea mucho menor que en las máquinas térmicas. Cuando se las compara con las baterías, la ventaja es que al almacenar la energía en un combustible, en un tanque aparte, se puede separar la potencia de la capacidad, ésta última limitada sólo por el tamaño del tanque. El problema es que es una tecnología que sigue siendo cara y no está del todo sólida desde la duración de los dispositivos. Desde mi grupo en el Balseiro buscamos materiales más económicos y robustos, que duren más tiempo, para hacer más accesibles las pilas y electrolizadores.

-¿Qué significó la Mención en los Premios L'Oréal para vos como investigadora?

-El premio en sí mismo es un reconocimiento que visibiliza la tarea de todo un grupo de trabajo. Parece que fuera una sola persona pero hay todo un equipo detrás. Esto no sale si no es por el trabajo de cada uno: becarios, investigadores, técnicos y administrativos. Y en particular nuestro grupo tiene la suerte de tener muchas mujeres trabajando, no llegamos al 50 por ciento pero estamos cada vez más cerca.

-¿Tenés pensado continuar con el proyecto? ¿Cuáles van a ser los próximos pasos?

-Sí, claro. El premio nos va a permitir acceder a fondos y contactarnos con interesados en impulsar estas tecnologías. Es como una vidriera que resalta la labor y el aporte de las mujeres en ciencia. Y una cuestión no menor es llegar con este mensaje a distintos sectores de la sociedad para interesar a la niñez y les jóvenes en el estudio de estas carreras científicas y tecnológicas que son necesarias para el desarrollo del país.

-¿Cómo compatibilizás tu trabajo con tu vida personal y familiar?

-Trato de hacer lo mejor posible, aprendiendo en el camino de los errores y los aciertos. Tengo una familia muy linda. Crecí con un compañero excelente, con Claudio estamos juntos de toda la vida. Fuimos padres adolescentes, nuestra hija más grande Leila posiblemente fue la que más sufrió mientras nos armábamos como familia y profesionalmente. Logramos estudiar y recibirnos los dos, entre pañales, juguetes, ropa sucia, libros y pilas de apuntes. Ya en Bariloche, hacia el final de mi doctorado ampliamos la familia con Maty y Zeki. En esa época las becas no incluían licencia por maternidad, así que los primeros meses de Matias me quedé en casa con él lo más que pude escribiendo mi tesis. El jardín del Centro Atómico fue una enorme ayuda, en especial durante la lactancia y los primeros años. Pero mi desarrollo profesional no hubiera sido posible sin el aguante, la paciencia y el amor de mi familia y amigos. Soy muy afortunada de tenerlos y de que entiendan que además de ser mamá y pareja, disfruto mucho mi trabajo.

-¿En qué medida sentís que tu formación en el Balseiro influyó en este logro y en tu carrera científica?

-En todo. El Balseiro me dio la posibilidad de hacer un doctorado aquí en Bariloche. Yo terminé la Licenciatura en Química en 2001. Era un año difícil, con la crisis que vivía el país, y recién en 2003 pude venir a hacer el doctorado al IB gracias a una beca co-financiada por CNEA y CONICET. Además, el proyecto que actualmente investigo surgió en mi tesis de doctorado, dirigido por Alberto Caneiro y codirigido por Fernando Prado, ambos docentes del IB en ese momento. Fue de los primeros doctorados en esta temática del país. En el Instituto Balseiro y el Centro Atómico Bariloche pude acceder libremente a muchas técnicas y a discutir con profesores e investigadores de primer nivel.

-Además de investigadora, sos también docente en el Balseiro, qué es lo que más te gusta de dar clases?

-Actualmente soy profesora de Física Experimental. Me encanta la dinámica de esa materia, donde los alumnos tienen la posibilidad de explorar experimentos en primera persona, gracias a la infraestructura y equipamiento que tenemos disponibles en el IB. Los alumnos se enfrentan a una serie de prácticas de mecánica, óptica, termodinámica, etc.: primero durante un par de días siguen una estructura básica y luego pueden explorar lo que quieran con esas herramientas. Hay un segundo donde le cae una ficha, les aparece una idea, entienden algo… Ese segundo es impresionante: se les ilumina la cara. Poder ver eso o ayudar a que suceda no tiene precio.

Por Gabriela Ensinck para el Área de Comunicación del Instituto Balseiro

Crédito foto: Marion Prieto / Área de Comunicación Instituto Balseiro

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Área de Comunicación Institucional y Prensa

Crédito foto: Marion Prieto / Área de Comunicación IB

Instituto Balseiro, San Carlos de Bariloche, 24/11/2022

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El ingeniero rionegrino Miguel San Martín trabaja en las misiones que llevan robots a Marte. Cómo llegó a trabajar en el mítico JPL de la NASA, cómo es trabajar allí y cuáles son sus planes a futuro forman parte de esta entrevista realizada un día antes de su participación como expositor en el evento “Migración de ideas”, organizado en Bariloche por Fundación Balseiro. 

Fecha de publicación: 11/11/2022

“Perserverancia” es uno de los robots de la Tierra que están de visita en Marte. Con sus ojos-cámara y sus brazos robotizados, el vehículo “rover” recolecta muestras del suelo y envía información científica para develar los secretos marcianos. Antes de esa misión, que aún está activa, hubo muchas más similares. En todas las que tuvieron éxito, es decir, aquellas en las que se logró que los rovers descendieran “sin un rasguño”, participó el ingeniero argentino Miguel San Martín. Lo hizo desde su trabajo como Jefe de Ingeniería para el Guiado, Navegación y Control de naves espaciales del JPL (siglas en inglés de “Laboratorio de Propulsión a Chorro”) de la agencia espacial estadounidense NASA.

Invitado a participar en el evento “Migración de ideas”, que se realizó el sábado 29 de octubre en Bariloche (y que se puede ver en video en migraciondeideas.org), Miguel San Martín llegó a Bariloche. Un día antes de su presentación como orador en ese evento, que es organizado por Fundación Balseiro con el objetivo de crear diálogos entre las ciencias, la cultura, la educación y el mundo empresarial, San Martín visitó el campus del Instituto Balseiro (CNEA-UNCUYO) y el Centro Atómico Bariloche. Allí dio esta entrevista, cuya versión “en crudo” también se puede ver en el canal de YouTube “Instituto Balseiro” (bit.ly/youtubebalseiro).

A sus 63 años, el ingeniero es rionegrino (nació en Villa Regina, Argentina) y es egresado del colegio industrial Pío Nono. Vive en los Estados Unidos, donde se recibió de ingeniero electrónico en la Syracuse University y de Magíster en Ingeniería Aeronáutica y Astronáutica en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). En su CV se incluye haber trabajado en sistemas de Guiado, Navegación y Control de misiones que lograron “amartizar” a los rovers Pathfinder, Spirit, Opportunity, Curiosity y Perserverance en el planeta rojo.

Apasionado de su trabajo, ante la consulta de cuáles son sus tres hobbies favoritos, responde: “Aunque queda mal decirlo, mi trabajo es mi Hobby número uno, porque realmente lo disfruto y le invierto mucho tiempo”. Aunque también cuenta que otro hobby es escuchar todo tipo de música, y que le gusta mucho el jazz. “Y comer, obviamente, como buen argentino”. Además, cuenta que le fascina leer sobre la historia del proyecto Apolo y opina que muchos de esos libros “son casi ciencia ficción”. Una de sus películas favoritas es Apolo 13 y que también le gustó mucho la serie “The Wright Stuff”.

-¿Cómo es trabajar en el JPL?

-En cierto modo es un ambiente que les resultaría familiar a ustedes porque es académico. Dependemos de Caltech. La NASA está organizado en diferentes centros que están geográficamente distribuidos, no todos conocen: el Johnson Space Center en Houston, el Kennedy Space Center en Florida, y hay varios más. El JPL está en Pasadena, en el área de Los Ángeles, pero es distinto al resto de los centros de la Nasa en que depende de Caltech. La NASA tiene un contrato con la universidad de Caltech para operar el JPL. Entonces tenemos una conexión con el mundo académico que hace que uno se sienta un poco más como una universidad. Y la onda es así, de ese tipo de más académica y más relajada. En ese sentido los estudiantes del Balseiro se sentirían muy cómodos porque es ese estilo. Obviamente se trabaja muy duro pero se trata de ser informal pero eficiente, obviamente, sino no podríamos hacer las misiones.

-Trabajás hace más de 30 años allí, ¿cómo fue que llegaste al JPL?

-Es una larga historia: puedo decir que empezó bajo los cielos patagónicos de Villa Regina cuando de chico ya tenía pasión por la ingeniería. Íbamos a la tranquera donde se veía un cielo hermoso y mi padre me enseñaba las estrellas. Él era ingeniero civil así que para para hacer caminos en la Patagonia se tenía que guiar por estrellas. No existía el GPS en aquella época. Así que conocía las constelaciones. Ésa fue mi primera entrada a amar el cielo, el universo. Después vino el proyecto Apolo y luego vino el proyecto Viking, que justo yo estaba en Villa Regina en vacaciones de invierno cuando aterrizó. Esa mañana cuando fui al pueblo, que se hacían las compras siempre a la mañana, fui al kiosquito y el diario Río Negro tenía la foto de la patita de la sonda en la superficie de Marte. Ahí me dije: “Esto es lo que yo quiero hacer”. El próximo paso fue preguntarme cómo hago eso y mi padre sugirió: “Andá a hacer la universidad…”. (N. de la R.: a los Estados Unidos).

-¿Tenías chances de ir allá? ¿Tenías familia en los Estados Unidos?

-No, no tenía nada y mi inglés era bastante precario. Sabía todo lo que te enseñan en el colegio, toda la gramática pero no podía hablar ni mucho menos escuchar. Había ido al colegio técnico, al Pío Nono. En esa parte me sentía muy bien preparado: en la matemática, la física, la electrónica. Pero tenía el inglés, a pesar de haberlo estudiado toda mi vida, con muchos problemas. Por suerte lo que sí tenía mi favor era que mi padre me podía costear los estudios. Así que terminé el colegio de secundario en diciembre y en enero ya partí para Estados Unidos, sin un plan concreto, a buscarle la vuelta. Logré que me aceptaran en Syracuse University. Fracasé en entrar a Cornell, que es una universidad muy prestigiosa. No me aceptaron y por un momento parecía que toda la aventura no iba a durar ni un año. Pero le encontré la vuelta para que me aceptaran en Syracuse University, donde saqué muy buenas notas. Después pude aplicar a varias universidades y me aceptaron este en el MIT, en Stanford y Carnegie Mellon.

-¿Por qué elegiste el MIT?

-Elegí el MIT porque ahí fue donde habían desarrollado el sistema de guiado, navegación y control para Apolo. Así que este quería estudiar con esos profesores que habían participado de Apolo. Después, una vez que estás ahí, y te graduás de una universidad como el MIT, los centros de la NASA e incluso las industrias privadas van a buscar estudiantes. Así que como se presentó JPL, me puse el traje con corbata. Nadie usa traje con corbata en JPL pero yo no sabía (risas). Me entrevistaron, después me pagaron un viaje en avión, me hicieron otra entrevista y me ofrecieron un trabajo. Es el único trabajo que he tenido.

-Después vinieron los rovers: las misiones Magallanes a Venus, Casini a Saturno, Pathfinder a Marte. ¿Cómo es trabajar de ingeniero de robots que van a Marte?

-Y… A veces a uno le cuesta… Como toda actividad humana hay momentos de grandes frustraciones porque todas estas aventuras están hechas por seres humanos. Nunca estamos todos de acuerdo en todo. Siempre hay dificultades, problemas de presupuesto… De vez en cuando, cuando estamos medios con el alma un poco en el piso, tenemos que decir: “Recordemos en lo que estamos trabajando. Estamos trabajando en poner una sonda en la superficie de Marte. Pretty cool”. Entonces eso nos vuelve a recargar las baterías.

-Pensar en el objetivo…

-Sí, el objetivo y poder superar todas las cosas que no son tan agradables. Pero el objetivo siempre está ahí. Y uno se acuerda después de haber tenido la primera experiencia. Ver un vehículo aterrizar en Marte y que uno tuvo algo que ver es una experiencia que nunca se olvida. Te ayuda para la próxima y la próxima… Pero no es todo fácil y divertido porque es como todas las cosas difíciles en la vida. Pero tiene una gran recompensa al final y eso lo que nos permite superar todas esas dificultades.

-¿Qué es lo que más te gusta de la ingeniería?

-Me encanta, frente a un problema… Siempre digo que nunca estoy tan feliz y miserable al mismo tiempo como cuando tengo un problema que resolver. Feliz, porque me gusta; y miserable, porque es trabajo. Es a veces desvelos, pasándote toda una noche mirando al techo tratando de buscarle la vuelta. No siempre ocurre pero cuando ocurre algo que me da tremenda cantidad de placer es poder llegar a la base del problema, a las raíces del problema. Muchas veces, veo que los ingenieros jóvenes saltan a buscar soluciones antes de entender el problema. Hay soluciones pero son soluciones que simplemente tratan los síntomas del problema y no la raíz. Lo más lo que más me divierte es tratar de buscar cuál es la raíz de ese problema. Muchas veces cuando vas a la raíz del problema, la solución es mucho más simple. Incluso la solución aparece sola cuando encontrás la raíz del problema. No siempre ocurre así pero cuando ocurre eso es lo que más me apasiona. Pero es una lucha buscar… Tiene que haber una razón detrás de este problema difícil, algo que es sencillo. Una vez que le sacas todo lo de arriba y está ahí abajo… La raíz del problema y la solución vienen juntas. Eso es lo que lo que me gusta la ingeniería.

-Está el debate del viaje tripulado a Marte o a la Luna … En una nota comentaste que todo el mundo se preocupaba por ir a Marte y que primero hay que regresar a la Luna. ¿Cómo pensás que van a ser los próximos años con respecto a los viajes tripulados?

-En primer lugar, sí, hay una tensión y no estamos todos de acuerdo en cuanto el valor de los vuelos tripulados. Hay muchos que piensan que las misiones robóticas son todo lo que deberíamos hacer. No estoy de acuerdo con eso. Me parece que una combinación de ambos es importante, porque el ser humano tiene el deseo de ir en forma personal a explorar diferentes mundos. Primero este mundo y ahora otros mundos. Y me parece que tal vez no se puede explicar por qué, pero que es una tendencia que nos ha redituado en la vida. Cuando se han ido, “Para qué te vas para allá” y “No sé pero yo voy para allá” y después descubrís América o algo descubrís… Te venís a la Patagonia y descubrís el lago Mascardi, Bariloche, todo lo que sea… Para mí es un instinto humano fundamental y tiene que ser parte también de explorar otros mundos.

-¿Y esto de ir a la Luna o a Marte?

-Claro, la Luna fue fácil relativamente, comparado con Marte. Marte es muy difícil. El problema es que aquellos que quieren ir a Marte derecho sin pasar por la Luna, porque son fanáticos de Marte y dicen “ya hicimos la Luna”, al final hacen que terminemos con nada porque es un salto demasiado grande. Así que finalmente en la NASA, en los Estados Unidos, hay un consenso importante, porque involucra a los políticos, que son quienes ponen los recursos, de que hay que ir primero a la Luna y aprender a vivir de los elementos de la Luna. Porque en la Luna quizás no necesitás tanto pero para Marte lo vamos a necesitar.

-Entonces la Luna es más que importante…

-La Luna sería un lugar para probar cómo podemos hacer combustibles de los materiales de los elementos que ya están en la Luna. Y construir una infraestructura para ir a la Luna con la que después sea más fácil hacer el puente a Marte. Así que hay una oficina dentro de la NASA para asegurarnos de que esto no sean simplemente palabras, que se llama “Moon to Mars”. Así que hay ya un grupo ya asegurándose de que todas las actividades de la Luna que se están haciendo tengan una proyección hacia Marte, a pesar de que el objetivo inmediato es la Luna y no Marte.

-La gran diferencia con respecto al programa Apolo es que ahora el sector privado también está apoyando fuertemente, no? Hay un trabajo en equipo con el sector privado.

-Exactamente. Es algo sutil porque aún en el proyecto Apolo la NASA trabajaba con la industria privada. Se hacían licitaciones pero el diseño era de la NASA. Es decir, la licitación era para construir la arquitectura elegida por la NASA. Si costaba más el gobierno le daba más plata a las compañías. Ahora la modalidad es distinta. Eso funcionó: se fueron a la Luna, todo perfecto. Incluso es la misma modalidad que están implementando ahora para construir este cohete, que es tipo Saturno 5, el SLS o Space Long System. Orion, que es una cápsula, también está construida de la vieja manera. Eso simplemente te pone astronautas en órbita de la Luna. Para transportarnos a la Luna y traerlos de vuelta a la órbita, la NASA hizo una licitación para un servicio. Así que la NASA no dice que quiere que construyan una nave espacial sino que dice “yo quiero pagar tanto por un viaje a la luna y vuelta”. Pagan el servicio y la compañía privada es dueña del Hardware.

-Un taxi…

-Ellos diseñan el taxi, lo operan y ponen plata de ellos también, lo cual es importante porque tienen participación y si les va mal, ellos también digamos pierden plata. La NASA les dice que busquen también a otros clientes porque les conviene que ellos vendan esos servicios, por ejemplo, a otros países.

-O para turismo espacial.

-El turismo espacial, por ejemplo. Porque eso hace que las compañías privadas sean más saludables y puedan bajar los costos para la NASA. Así que es una forma nueva de operar con el sector privado, que se empezó con reaprovisionamiento de la estación espacial. Eso lo hace SpaceX.

-¿Se viene una nueva era de viajes al espacio?

-Yo creo que sí, porque los costos están bajando y porque hay nuevas compañías como SpaceX y ahora está Blue Origins, que es de Bezos, que están desarrollando nuevas tecnologías. Por ejemplo, SpaceX utiliza cohetes reusables, y ha bajado los costos en forma dramática. A medida que bajen los costos habrá más oportunidades. Hay otras innovaciones. La NASA o el Departamento de Defensa necesita poner un satélite grande en el espacio con un cohete caro pero el cohete tiene capacidad para más, para “llevar en el baúl” un poco más. Entonces la gente pone ahí “cubesats”, que hoy en día hay chicos en colegio secundarios diseñando “cubesats”. Antes era algo de agencias espaciales gubernamentales. Hoy en día eso abrió la puerta a muchos para poder participar.

-En este programa, que se basa en décadas de esfuerzo, ¿cómo ves la posible participación de países como Argentina, de empresas y profesionales de Argentina?

-En primer lugar, CONAE e INVAP ya son parte de ese mundo. En el caso de CONAE e INVAP, que son los casos que yo conozco, con las misiones científicas en las que la NASA participa. Espero que haya más de eso porque realmente demuestra la capacidad de la Argentina para hacer esos proyectos. Y después está también la parte del “newspace”, como se le llama, con compañías como Satellogic, que forman parte de esta nueva forma de encarar el problema totalmente distinta, con costos mucho más bajos y con gran éxito. Hoy en día estas compañías pueden salir de muchos lugares; no es sólo Estados Unidos Europa, Europa, Rusia o China. Para la gente joven estamos viendo una época excelente de oportunidades. Si fuera joven ahora tendría otras oportunidades. No tendría que dejar el país como tuve que hacerlo en aquella época.

-Para ir terminando, porque tenés que ir a dar una charla. Algunas preguntas breves: ¿Cuál es tu rover favorito?

-No sé si tengo uno, porque todos han tenido su importancia. Tal vez Curiosity, porque fue un salto tecnológico tan grande, con el nuevo sistema.. Fue el primer aterrizaje “suave”, porque los anteriores fueron aterrizajes más mecánicos, tenían bolsas de aire, rebotaban.

-¿Vos desarrollaste el nuevo sistema, no?

-Fui uno. Se llama Skycrane, hay un helicóptero en Estados Unidos llamado así, que fue desarrollado por el Departamento de Defensa. Es un helicóptero enorme que lo utilizan para carga y por eso le ponen ese nombre.

-¿Fue un trabajo en equipo entonces?

-Fue un trabajo en equipo. La idea original provino de los ingenieros mecánicos. Ellos estaban tratando de resolver el problema de cómo hacer una vez que el vehículo aterriza… Si uno lo hace con la forma convencional, donde tenés una nave de descenso, una plataforma con patas que aterrizan como el Viking, y tenés todo el sistema de propulsión abajo tuyo, entonces ocurre que el rover te queda muy alto. ¿Cómo lo bajas? Necesitás poner rampas. Si es chiquito, poner rampas no es ningún problema. Pero estamos hablando de un rover que es del tamaño de un auto pequeño. No era fácil la cuestión. La idea fue ver qué pasaba si el sistema de producción estaba arriba. Cuando me preguntaron a mí como ingeniero de guiado y control, me dijeron. “Miguel, ¿vos pensás que se puede controlar este sistema? Yo digo: “Sí, no hay ningún… Sistema de control…”. Les pedí que pusieran el confluence point cerca del centro de masa… Hay un par de trucos que no son 100% esenciales pero que hizo que fuera más fácil de hacer. Hubo retoques que fueron de mi contribución pero hubo contribución de muchos.

-Quienes quieran saber más sobre este sistema, hay mucho material en internet.

-¡Sí!

-Estuviste en The Big Bang Theory. Qué divertido debe haber sido.

-Sí, nos invitaron, estuvo muy divertido. Presenciamos una filmación, que es muy interesante porque es todo muy técnico. Está muy bien pensado.

-Viste que al pobre ingeniero lo “bardean” bastante los tres físicos…

-Sí, pero esa serie hizo que los nerds sean cool. Hubo una época en la que no era así. Hoy en día ser nerd es cool. Y esa serie tuvo mucho que ver con eso. Y es bueno porque antes el “tragalibros”, al que le gustaba estudiar, no estaba bien considerado en la sociedad, no era alguien que se celebraba tanto en la sociedad lamentablemente.

-Es lindo además porque Penny, que es el personaje que “no sabe” de ciencia, va interactuando y en realidad se van compartiendo un montón de cosas de los dos mundos…

-Claro, exactamente. Se necesitan ambos.

-Ahora sí, últimas preguntas así podés ir a dar la charla: ¿Viajarías a la luna?

-Mmmm… En el Starship de SpaceX que se está construyendo, sí, porque va a ser muy cómodo. Pero en las cápsulas de Apolo creo que no podría honestamente.

-Irías como turista espacial más bien…

-Más como turista espacial.

-¿Y a Marte?

-A Marte mucho menos. A mí me apasiona diseñar las máquinas que utilizarían ellos para ir a Marte. Eso es lo que me apasiona. El viaje en sí mismo no es lo que me llamaba la atención. Lo que me llamaba la atención era diseñar un aparato que pudiera hacer esas cosas, que automáticamente se pudiera guiar en el espacio. Yo tenía lanchas a control remoto y siempre me parecía una cosa rara que uno pudiera guiar algo a distancia…

-Y utilizando las estrellas.

-Y utilizando las estrellas. Eso es lo que a mí me interesa, más que sentarme adentro adentro de una de una estación espacial o de una nave espacial manejándola.

-¿Querés comentar algo sobre tus próximos pasos y lo que estás trabajando ahora?

-El trabajo corriente mío es… El vehículo Perseverancia está ahora en Marte tomando muestras y encapsulándolas para traerlas a la Tierra. Estamos trabajando en la misión que las va a traer a la Tierra, y se llama Mars Sample Return. Son varias misiones en una, porque tiene varios componentes

-Es histórico porque es la primera vez que se van a traer muestras de Marte…

-Si esa es la última misión ya me puedo sentir contento y colgar los botines y listo…

-Muchas gracias.

-Muchas gracias a vos.

Por Laura García Oviedo para Prensa Migración de Ideas – Fundación Balseiro (link a la entrevista publicada en migraciondeideas.org: ver aquí).

Crédito foto: Marion Prieto / Instituto Balseiro

 

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Apasionado de su trabajo, ante la consulta de cuáles son sus tres hobbies favoritos, responde: “Aunque queda mal decirlo, mi trabajo es mi Hobby número uno, porque realmente lo disfruto y le invierto mucho tiempo”. Aunque también cuenta que otro hobby es escuchar todo tipo de música, y que le gusta mucho el jazz. “Y comer, obviamente, como buen argentino”. Además, cuenta que le fascina leer sobre la historia del proyecto Apolo y opina que muchos de esos libros “son casi ciencia ficción”. Una de sus películas favoritas es Apolo 13 y que también le gustó mucho la serie “The Wright Stuff”.

-¿Cómo es trabajar en el JPL?

-En cierto modo es un ambiente que les resultaría familiar a ustedes porque es académico. Dependemos de Caltech. La NASA está organizado en diferentes centros que están geográficamente distribuidos, no todos conocen: el Johnson Space Center en Houston, el Kennedy Space Center en Florida, y hay varios más. El JPL está en Pasadena, en el área de Los Ángeles, pero es distinto al resto de los centros de la Nasa en que depende de Caltech. La NASA tiene un contrato con la universidad de Caltech para operar el JPL. Entonces tenemos una conexión con el mundo académico que hace que uno se sienta un poco más como una universidad. Y la onda es así, de ese tipo de más académica y más relajada. En ese sentido los estudiantes del Balseiro se sentirían muy cómodos porque es ese estilo. Obviamente se trabaja muy duro pero se trata de ser informal pero eficiente, obviamente, sino no podríamos hacer las misiones.

-Trabajás hace más de 30 años allí, ¿cómo fue que llegaste al JPL?

-Es una larga historia: puedo decir que empezó bajo los cielos patagónicos de Villa Regina cuando de chico ya tenía pasión por la ingeniería. Íbamos a la tranquera donde se veía un cielo hermoso y mi padre me enseñaba las estrellas. Él era ingeniero civil así que para para hacer caminos en la Patagonia se tenía que guiar por estrellas. No existía el GPS en aquella época. Así que conocía las constelaciones. Ésa fue mi primera entrada a amar el cielo, el universo. Después vino el proyecto Apolo y luego vino el proyecto Viking, que justo yo estaba en Villa Regina en vacaciones de invierno cuando aterrizó. Esa mañana cuando fui al pueblo, que se hacían las compras siempre a la mañana, fui al kiosquito y el diario Río Negro tenía la foto de la patita de la sonda en la superficie de Marte. Ahí me dije: “Esto es lo que yo quiero hacer”. El próximo paso fue preguntarme cómo hago eso y mi padre sugirió: “Andá a hacer la universidad…”. (N. de la R.: a los Estados Unidos).

-¿Tenías chances de ir allá? ¿Tenías familia en los Estados Unidos?

-No, no tenía nada y mi inglés era bastante precario. Sabía todo lo que te enseñan en el colegio, toda la gramática pero no podía hablar ni mucho menos escuchar. Había ido al colegio técnico, al Pío Nono. En esa parte me sentía muy bien preparado: en la matemática, la física, la electrónica. Pero tenía el inglés, a pesar de haberlo estudiado toda mi vida, con muchos problemas. Por suerte lo que sí tenía mi favor era que mi padre me podía costear los estudios. Así que terminé el colegio de secundario en diciembre y en enero ya partí para Estados Unidos, sin un plan concreto, a buscarle la vuelta. Logré que me aceptaran en Syracuse University. Fracasé en entrar a Cornell, que es una universidad muy prestigiosa. No me aceptaron y por un momento parecía que toda la aventura no iba a durar ni un año. Pero le encontré la vuelta para que me aceptaran en Syracuse University, donde saqué muy buenas notas. Después pude aplicar a varias universidades y me aceptaron este en el MIT, en Stanford y Carnegie Mellon.

-¿Por qué elegiste el MIT?

-Elegí el MIT porque ahí fue donde habían desarrollado el sistema de guiado, navegación y control para Apolo. Así que este quería estudiar con esos profesores que habían participado de Apolo. Después, una vez que estás ahí, y te graduás de una universidad como el MIT, los centros de la NASA e incluso las industrias privadas van a buscar estudiantes. Así que como se presentó JPL, me puse el traje con corbata. Nadie usa traje con corbata en JPL pero yo no sabía (risas). Me entrevistaron, después me pagaron un viaje en avión, me hicieron otra entrevista y me ofrecieron un trabajo. Es el único trabajo que he tenido.

-Después vinieron los rovers: las misiones Magallanes a Venus, Casini a Saturno, Pathfinder a Marte. ¿Cómo es trabajar de ingeniero de robots que van a Marte?

-Y… A veces a uno le cuesta… Como toda actividad humana hay momentos de grandes frustraciones porque todas estas aventuras están hechas por seres humanos. Nunca estamos todos de acuerdo en todo. Siempre hay dificultades, problemas de presupuesto… De vez en cuando, cuando estamos medios con el alma un poco en el piso, tenemos que decir: “Recordemos en lo que estamos trabajando. Estamos trabajando en poner una sonda en la superficie de Marte. Pretty cool”. Entonces eso nos vuelve a recargar las baterías.

-Pensar en el objetivo…

-Sí, el objetivo y poder superar todas las cosas que no son tan agradables. Pero el objetivo siempre está ahí. Y uno se acuerda después de haber tenido la primera experiencia. Ver un vehículo aterrizar en Marte y que uno tuvo algo que ver es una experiencia que nunca se olvida. Te ayuda para la próxima y la próxima… Pero no es todo fácil y divertido porque es como todas las cosas difíciles en la vida. Pero tiene una gran recompensa al final y eso lo que nos permite superar todas esas dificultades.

-¿Qué es lo que más te gusta de la ingeniería?

-Me encanta, frente a un problema… Siempre digo que nunca estoy tan feliz y miserable al mismo tiempo como cuando tengo un problema que resolver. Feliz, porque me gusta; y miserable, porque es trabajo. Es a veces desvelos, pasándote toda una noche mirando al techo tratando de buscarle la vuelta. No siempre ocurre pero cuando ocurre algo que me da tremenda cantidad de placer es poder llegar a la base del problema, a las raíces del problema. Muchas veces, veo que los ingenieros jóvenes saltan a buscar soluciones antes de entender el problema. Hay soluciones pero son soluciones que simplemente tratan los síntomas del problema y no la raíz. Lo más lo que más me divierte es tratar de buscar cuál es la raíz de ese problema. Muchas veces cuando vas a la raíz del problema, la solución es mucho más simple. Incluso la solución aparece sola cuando encontrás la raíz del problema. No siempre ocurre así pero cuando ocurre eso es lo que más me apasiona. Pero es una lucha buscar… Tiene que haber una razón detrás de este problema difícil, algo que es sencillo. Una vez que le sacas todo lo de arriba y está ahí abajo… La raíz del problema y la solución vienen juntas. Eso es lo que lo que me gusta la ingeniería.

-Está el debate del viaje tripulado a Marte o a la Luna … En una nota comentaste que todo el mundo se preocupaba por ir a Marte y que primero hay que regresar a la Luna. ¿Cómo pensás que van a ser los próximos años con respecto a los viajes tripulados?

-En primer lugar, sí, hay una tensión y no estamos todos de acuerdo en cuanto el valor de los vuelos tripulados. Hay muchos que piensan que las misiones robóticas son todo lo que deberíamos hacer. No estoy de acuerdo con eso. Me parece que una combinación de ambos es importante, porque el ser humano tiene el deseo de ir en forma personal a explorar diferentes mundos. Primero este mundo y ahora otros mundos. Y me parece que tal vez no se puede explicar por qué, pero que es una tendencia que nos ha redituado en la vida. Cuando se han ido, “Para qué te vas para allá” y “No sé pero yo voy para allá” y después descubrís América o algo descubrís… Te venís a la Patagonia y descubrís el lago Mascardi, Bariloche, todo lo que sea… Para mí es un instinto humano fundamental y tiene que ser parte también de explorar otros mundos.

-¿Y esto de ir a la Luna o a Marte?

-Claro, la Luna fue fácil relativamente, comparado con Marte. Marte es muy difícil. El problema es que aquellos que quieren ir a Marte derecho sin pasar por la Luna, porque son fanáticos de Marte y dicen “ya hicimos la Luna”, al final hacen que terminemos con nada porque es un salto demasiado grande. Así que finalmente en la NASA, en los Estados Unidos, hay un consenso importante, porque involucra a los políticos, que son quienes ponen los recursos, de que hay que ir primero a la Luna y aprender a vivir de los elementos de la Luna. Porque en la Luna quizás no necesitás tanto pero para Marte lo vamos a necesitar.

-Entonces la Luna es más que importante…

-La Luna sería un lugar para probar cómo podemos hacer combustibles de los materiales de los elementos que ya están en la Luna. Y construir una infraestructura para ir a la Luna con la que después sea más fácil hacer el puente a Marte. Así que hay una oficina dentro de la NASA para asegurarnos de que esto no sean simplemente palabras, que se llama “Moon to Mars”. Así que hay ya un grupo ya asegurándose de que todas las actividades de la Luna que se están haciendo tengan una proyección hacia Marte, a pesar de que el objetivo inmediato es la Luna y no Marte.

-La gran diferencia con respecto al programa Apolo es que ahora el sector privado también está apoyando fuertemente, no? Hay un trabajo en equipo con el sector privado.

-Exactamente. Es algo sutil porque aún en el proyecto Apolo la NASA trabajaba con la industria privada. Se hacían licitaciones pero el diseño era de la NASA. Es decir, la licitación era para construir la arquitectura elegida por la NASA. Si costaba más el gobierno le daba más plata a las compañías. Ahora la modalidad es distinta. Eso funcionó: se fueron a la Luna, todo perfecto. Incluso es la misma modalidad que están implementando ahora para construir este cohete, que es tipo Saturno 5, el SLS o Space Long System. Orion, que es una cápsula, también está construida de la vieja manera. Eso simplemente te pone astronautas en órbita de la Luna. Para transportarnos a la Luna y traerlos de vuelta a la órbita, la NASA hizo una licitación para un servicio. Así que la NASA no dice que quiere que construyan una nave espacial sino que dice “yo quiero pagar tanto por un viaje a la luna y vuelta”. Pagan el servicio y la compañía privada es dueña del Hardware.

-Un taxi…

-Ellos diseñan el taxi, lo operan y ponen plata de ellos también, lo cual es importante porque tienen participación y si les va mal, ellos también digamos pierden plata. La NASA les dice que busquen también a otros clientes porque les conviene que ellos vendan esos servicios, por ejemplo, a otros países.

-O para turismo espacial.

-El turismo espacial, por ejemplo. Porque eso hace que las compañías privadas sean más saludables y puedan bajar los costos para la NASA. Así que es una forma nueva de operar con el sector privado, que se empezó con reaprovisionamiento de la estación espacial. Eso lo hace SpaceX.

-¿Se viene una nueva era de viajes al espacio?

-Yo creo que sí, porque los costos están bajando y porque hay nuevas compañías como SpaceX y ahora está Blue Origins, que es de Bezos, que están desarrollando nuevas tecnologías. Por ejemplo, SpaceX utiliza cohetes reusables, y ha bajado los costos en forma dramática. A medida que bajen los costos habrá más oportunidades. Hay otras innovaciones. La NASA o el Departamento de Defensa necesita poner un satélite grande en el espacio con un cohete caro pero el cohete tiene capacidad para más, para “llevar en el baúl” un poco más. Entonces la gente pone ahí “cubesats”, que hoy en día hay chicos en colegio secundarios diseñando “cubesats”. Antes era algo de agencias espaciales gubernamentales. Hoy en día eso abrió la puerta a muchos para poder participar.

-En este programa, que se basa en décadas de esfuerzo, ¿cómo ves la posible participación de países como Argentina, de empresas y profesionales de Argentina?

-En primer lugar, CONAE e INVAP ya son parte de ese mundo. En el caso de CONAE e INVAP, que son los casos que yo conozco, con las misiones científicas en las que la NASA participa. Espero que haya más de eso porque realmente demuestra la capacidad de la Argentina para hacer esos proyectos. Y después está también la parte del “newspace”, como se le llama, con compañías como Satellogic, que forman parte de esta nueva forma de encarar el problema totalmente distinta, con costos mucho más bajos y con gran éxito. Hoy en día estas compañías pueden salir de muchos lugares; no es sólo Estados Unidos Europa, Europa, Rusia o China. Para la gente joven estamos viendo una época excelente de oportunidades. Si fuera joven ahora tendría otras oportunidades. No tendría que dejar el país como tuve que hacerlo en aquella época.

-Para ir terminando, porque tenés que ir a dar una charla. Algunas preguntas breves: ¿Cuál es tu rover favorito?

-No sé si tengo uno, porque todos han tenido su importancia. Tal vez Curiosity, porque fue un salto tecnológico tan grande, con el nuevo sistema.. Fue el primer aterrizaje “suave”, porque los anteriores fueron aterrizajes más mecánicos, tenían bolsas de aire, rebotaban.

-¿Vos desarrollaste el nuevo sistema, no?

-Fui uno. Se llama Skycrane, hay un helicóptero en Estados Unidos llamado así, que fue desarrollado por el Departamento de Defensa. Es un helicóptero enorme que lo utilizan para carga y por eso le ponen ese nombre.

-¿Fue un trabajo en equipo entonces?

-Fue un trabajo en equipo. La idea original provino de los ingenieros mecánicos. Ellos estaban tratando de resolver el problema de cómo hacer una vez que el vehículo aterriza… Si uno lo hace con la forma convencional, donde tenés una nave de descenso, una plataforma con patas que aterrizan como el Viking, y tenés todo el sistema de propulsión abajo tuyo, entonces ocurre que el rover te queda muy alto. ¿Cómo lo bajas? Necesitás poner rampas. Si es chiquito, poner rampas no es ningún problema. Pero estamos hablando de un rover que es del tamaño de un auto pequeño. No era fácil la cuestión. La idea fue ver qué pasaba si el sistema de producción estaba arriba. Cuando me preguntaron a mí como ingeniero de guiado y control, me dijeron. “Miguel, ¿vos pensás que se puede controlar este sistema? Yo digo: “Sí, no hay ningún… Sistema de control…”. Les pedí que pusieran el confluence point cerca del centro de masa… Hay un par de trucos que no son 100% esenciales pero que hizo que fuera más fácil de hacer. Hubo retoques que fueron de mi contribución pero hubo contribución de muchos.

-Quienes quieran saber más sobre este sistema, hay mucho material en internet.

-¡Sí!

-Estuviste en The Big Bang Theory. Qué divertido debe haber sido.

-Sí, nos invitaron, estuvo muy divertido. Presenciamos una filmación, que es muy interesante porque es todo muy técnico. Está muy bien pensado.

-Viste que al pobre ingeniero lo “bardean” bastante los tres físicos…

-Sí, pero esa serie hizo que los nerds sean cool. Hubo una época en la que no era así. Hoy en día ser nerd es cool. Y esa serie tuvo mucho que ver con eso. Y es bueno porque antes el “tragalibros”, al que le gustaba estudiar, no estaba bien considerado en la sociedad, no era alguien que se celebraba tanto en la sociedad lamentablemente.

-Es lindo además porque Penny, que es el personaje que “no sabe” de ciencia, va interactuando y en realidad se van compartiendo un montón de cosas de los dos mundos…

-Claro, exactamente. Se necesitan ambos.

-Ahora sí, últimas preguntas así podés ir a dar la charla: ¿Viajarías a la luna?

-Mmmm… En el Starship de SpaceX que se está construyendo, sí, porque va a ser muy cómodo. Pero en las cápsulas de Apolo creo que no podría honestamente.

-Irías como turista espacial más bien…

-Más como turista espacial.

-¿Y a Marte?

-A Marte mucho menos. A mí me apasiona diseñar las máquinas que utilizarían ellos para ir a Marte. Eso es lo que me apasiona. El viaje en sí mismo no es lo que me llamaba la atención. Lo que me llamaba la atención era diseñar un aparato que pudiera hacer esas cosas, que automáticamente se pudiera guiar en el espacio. Yo tenía lanchas a control remoto y siempre me parecía una cosa rara que uno pudiera guiar algo a distancia…

-Y utilizando las estrellas.

-Y utilizando las estrellas. Eso es lo que a mí me interesa, más que sentarme adentro adentro de una de una estación espacial o de una nave espacial manejándola.

-¿Querés comentar algo sobre tus próximos pasos y lo que estás trabajando ahora?

-El trabajo corriente mío es… El vehículo Perseverancia está ahora en Marte tomando muestras y encapsulándolas para traerlas a la Tierra. Estamos trabajando en la misión que las va a traer a la Tierra, y se llama Mars Sample Return. Son varias misiones en una, porque tiene varios componentes

-Es histórico porque es la primera vez que se van a traer muestras de Marte…

-Si esa es la última misión ya me puedo sentir contento y colgar los botines y listo…

-Muchas gracias.

-Muchas gracias a vos.

Por Laura García Oviedo para Prensa Migración de Ideas – Fundación Balseiro (link a la entrevista publicada en migraciondeideas.org: ver aquí).

Crédito foto: Marion Prieto / Instituto Balseiro

 

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Crédito foto: Laura García Oviedo, Prensa IB

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Santos Gabriel Rueda es Ingeniero Nuclear y Magíster en Ingeniería, y también compite en carreras de alto rendimiento. En esta nueva entrevista el salteño, egresado del Instituto Balseiro, compartió detalles de su vida académica y deportiva, y cómo estas se vieron afectadas por la pandemia de COVID-19.

Fecha de publicación: 01/10/2021

Santos Gabriel Rueda, oriundo de la provincia de Salta, es egresado del Instituto Balseiro. Allí se recibió de Ingeniero Nuclear en 2014, y de Magíster en Ingeniería en 2019. Además, Gabriel es influencer -tiene más de 24 mil seguidores en su cuenta de Instagram @sagarueda- y trabaja como coach de corredores en su propio proyecto: SAGA Training Lab.

Sin embargo, Rueda no sólo se destaca en el ámbito académico: el salteño también se desempeña como atleta de alto rendimiento. Específicamente, compite en la disciplina de “ultra-trail” o carreras de ultrafondo. ¿En qué consiste el ultratrail? Es un tipo de carrera que se desarrolla en escenarios de montaña, y el recorrido debe tener como máximo un 20% de asfalto. El ultra-trail consta de una distancia mínima de 42 km, pero la misma puede superar los 100 km.

En el ámbito del trail running, el Ultra-Trail del Mont Blanc es la cita más prestigiosa, y una de las más exigentes. Esta competencia reúne a corredores de todo el mundo y tiene lugar en la cadena montañosa de Los Alpes, con un recorrido que atraviesa Francia, Italia y Suiza. Esta ultramaratón cuenta con diversas carreras, las cuales varían respecto de la distancia a recorrer en cada una. “Es el evento más grande del mundo, es como el Tour de France de bici pero en carreras de montaña”, aseguró Rueda. Debido a la pandemia de coronavirus, el UT de Mont Blanc se suspendió en 2020.

Gabriel Rueda comenzó a interesarse por el running en 2012, durante los primeros años de su trayecto académico en la carrera de Ingeniería Nuclear del Instituto Balseiro. “Fueron meses de mucho estrés por las horas de estudio y necesitaba complementar la parte física”, afirmó.

Rueda, que ha competido en numerosas carreras en nuestro país y en el exterior, participó en la más reciente edición del UT de Mont Blanc, entre el 23 y el 29 de agosto. El evento contó con medidas COVID-19, exigiendo a los corredores un pasaporte sanitario, en el cual se acreditara una vacunación completa y una prueba antígena o PCR negativo en las últimas 48hs. También fue obligatorio el uso de mascarilla o barbijo en la salida de las diferentes carreras, y durante los primeros 500 metros de recorrido.

Gabi, como lo llaman sus seres queridos, compitió en la carrera TDS –Sur les Traces des Ducs de Savoie en francés- dentro del UT Mont Blanc. Esta competencia prevé una distancia de 145 km, un tiempo máximo de 44 horas para completarla y un máximo de 1600 participantes. Rueda finalizó en la posición 34 de la tabla general mundial de esta carrera, y si bien remarcó la importancia de haber alcanzado ese puesto, considera que “puede dar más aún”.

A continuación, compartimos la entrevista completa que Santos Gabriel Rueda le brindó al Área de Comunicación Institucional y Prensa del Instituto Balseiro.

- ¿Cómo surgió tu interés por el mundo del running? Y, en particular, ¿cómo llegaste a competir en la disciplina de ultra-trail?

- El interés surgió allá por 2012 cuando estaba en los primeros años de Ingeniería Nuclear en el Instituto Balseiro, fueron meses de mucho estrés por las horas de estudio y necesitaba complementar la parte física. Fue una mezcla de sentirme una babosa que sólo estudiaba y también había aumentado de peso. Eso motivó a que salga a hacer deporte, y correr fue lo más rápido y económico. Al ultra trail llegué muchos años después de estar en la actividad. Es una especialidad dentro del correr por montaña pero en distancias largas, de más de 50 kilómetros, carreras que requieren mucha preparación y dedicación. Es uno de mis grandes proyectos deportivos hoy en día poder crecer internacionalmente en esto.

- ¿Fue difícil compaginar tus estudios en ingeniería con tu vida deportiva?

- Al principio es todo más fácil porque uno sólo sale a correr o trotar 30 minutos o una hora. Ahora, cuando lo querés hacer de forma más dedicada y con fines de mejorar tu performance y competir a nivel nacional o internacional, ahí es más difícil compaginar porque todo requiere muchas horas más allá de sólo estar corriendo. De todos modos no es imposible. Es cuestión de organizarse y poder estar en todo, intentando dar lo mejor de uno en cada rubro personal, sea en el trabajo o en el deporte.

-¿Cómo encarás los meses o semanas previas a la hora de prepararte para correr en una competencia tan importante como el UT de Mont Blanc??

- En general trato de estar esos meses en una zona con muchas opciones de montaña. Bariloche es ideal, pero dado que acá es invierno es muy difícil prepararlo. Por eso, algunos de los últimos años me iba a Europa a hacer una preparación exclusiva. Este año por la pandemia no pude, así que estuve en la zona de Salta entrenando. Eso me ayudó bastante.

- En una entrevista de marzo del 2020 con Laura García Oviedo, del Área de Comunicación Institucional y Prensa del IB, manifestaste tu deseo de participar de la carrera madre (172km) del UT de Mont Blanc de ese año. ¿Cómo te afectó el hecho de que la edición 2020 de la carrera se suspendiera a causa de la pandemia de coronavirus?

- En 2020 fue un año muy distinto para todos. Arranqué muy motivado corriendo un ultra trail de 130 km en Gran Canaria España y después fue todo estar encerrado, perdiendo estado físico. Recién en julio pude volver a entrenar. De todos modos, en todo el año 2020 no pude competir en ninguna carrera ni viajar a ningún evento. Fue un año que a nivel profesional crecí porque logré terminar algunos cursos de formación, pero a nivel deportivo fue muy bajo.

- ¿Qué balance hacés de tu participación de este año en Mont Blanc?

- Este año fue muy particular correr en el UTMB en Francia, porque la semana antes de la carrera mi papá tuvo una operación delicada y tuve que estar ahí cerca ayudando en su recuperación. Hasta cuatro días antes de la carrera había cancelado todo el viaje, pero finalmente pude estar en esa carrera. Es el evento más grande del mundo, es como el Tour de France de bici pero en carreras de montaña. Me fue muy bien en cuanto a mi rendimiento, entrando en la posición 34 en la general mundial, lo cual es muy bueno, pero siento que puedo dar más aún. Y por otro lado, este año pude tener un contacto con muchas organizaciones y marcas acá a nivel internacional, lo cual en el futuro me puede abrir nuevas puertas, así que estoy contento por esto.

- ¿Hubo alguna razón particular por la cual participaste de la TDS (145km) y no de la carrera madre?

- Simplemente creo que no quise quemar etapas. No me sentí listo para hacer 172 km con 10000 m de desnivel positivo. Creo que quiero esperar a llegar al 100%, ojalá sea en 2022.

- Con respecto a la pregunta anterior, cuando dijiste que no quisiste “quemar etapas”, ¿te referías a una cuestión meramente física y deportiva, o también sentís que necesitás una mayor preparación a nivel mental para encarar el desafío de la carrera madre?

- Un ultra trail es una mezcla del aspecto mental y el físico. En mi caso, necesito una mayor maduración en ambos. Osea, podría haber corrido la distancia larga y seguramente la terminaba, pero al tener objetivos de hacerlo bien y rendir al máximo ahí tenés que trabajar todos los aspectos. No podés ir estando al 90% en algún aspecto de preparación.

- ¿Cómo encaraste tu vida académica y/o profesional después de recibirte de Magíster en 2019?

- Después de recibirme en 2019 yo ya estaba trabajando para la CNEA en planta permanente, con lo cual mi vida no cambió. Simplemente terminé el posgrado, que lo hacía a part time. Y el tema de la especialización es en el mismo campo de mi trabajo, por ende se comparte.

- ¿La pandemia te afectó mucho en este aspecto?

- La pandemia si me afectó, y no sólo a mí. Fue como una cachetada de decir “el tiempo pasa, los años pasan muy rápido”. Y si uno quiere hacer un cambio o hacer grandes proyectos, sea en lo personal o lo deportivo, es cuestión de arrancarlo ayer, porque siempre vas a sentir que vas atrasado, ¡y es así! Es cuestión de exprimir el tiempo al máximo.

-Tomando en cuenta tanto tu carrera de ingeniero como tu faceta deportiva, ¿qué proyectos tenés de cara al futuro?

- Crecer en ambas, intentando dar lo mejor de mí en cada una de ellas.

-Por último, queríamos pedirte que, desde tu experiencia personal, le dediques una reflexión a nuestros lectores que estudian una carrera universitaria y a la vez practican un deporte de alto rendimiento. ¿Qué consejo/s les darías?

- Que no es imposible hacer ambas carreras al mismo tiempo. Si tienen que estar preparados para dejar algunas cosas de lado, pero que sepan que esas cosas de lado que uno deja son cosas que vas a poder hacerlas más adelante. Hay muchos ejemplos de atletas y profesionales. Paula Pareto es un gran ejemplo de ellos, consiguiendo una medalla de oro olímpica. La opción de agarrar una sola parte siempre está y parece muy tentadora por la comodidad, pero para mí es grandioso cuando uno puede mezclar mente y cuerpo. En el correr puedo cansar mi cuerpo y en la parte laboral tengo que usar mucho la mente. Es algo que me da mucha completitud personal hacer ambas.

Por: Renzo Cuello y Rodrigo Di Marco, Área de Comunicación y Prensa del Instituto Balseiro

 *Aviso para medios de comunicación o canales de comunicación institucionales: Por favor, citar la autoría y la fuente de esta nota. // "Por Renzo Cuello y Rodrigo Di Marco / Área de Comunicación del Instituto Balseiro". ¡Muchas gracias!

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Por Renzo Cuello y Rodrigo Di Marco

Edición: Área de Comunicación Institucional y Prensa del 
Instituto Balseiro.

San Carlos de Bariloche, 01/10/2021

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Santos Gabriel Rueda es Ingeniero Nuclear y Magíster en Ingeniería, y también compite en carreras de alto rendimiento. En esta nueva entrevista el salteño, egresado del Instituto Balseiro, compartió detalles de su vida académica y deportiva, y cómo estas se vieron afectadas por la pandemia de COVID-19.

Fecha de publicación: 01/10/2021

Santos Gabriel Rueda, oriundo de la provincia de Salta, es egresado del Instituto Balseiro. Allí se recibió de Ingeniero Nuclear en 2014, y de Magíster en Ingeniería en 2019. Además, Gabriel es influencer -tiene más de 24 mil seguidores en su cuenta de Instagram @sagarueda- y trabaja como coach de corredores en su propio proyecto: SAGA Training Lab.

Sin embargo, Rueda no sólo se destaca en el ámbito académico: el salteño también se desempeña como atleta de alto rendimiento. Específicamente, compite en la disciplina de “ultra-trail” o carreras de ultrafondo. ¿En qué consiste el ultratrail? Es un tipo de carrera que se desarrolla en escenarios de montaña, y el recorrido debe tener como máximo un 20% de asfalto. El ultra-trail consta de una distancia mínima de 42 km, pero la misma puede superar los 100 km.

En el ámbito del trail running, el Ultra-Trail del Mont Blanc es la cita más prestigiosa, y una de las más exigentes. Esta competencia reúne a corredores de todo el mundo y tiene lugar en la cadena montañosa de Los Alpes, con un recorrido que atraviesa Francia, Italia y Suiza. Esta ultramaratón cuenta con diversas carreras, las cuales varían respecto de la distancia a recorrer en cada una. “Es el evento más grande del mundo, es como el Tour de France de bici pero en carreras de montaña”, aseguró Rueda. Debido a la pandemia de coronavirus, el UT de Mont Blanc se suspendió en 2020.

Gabriel Rueda comenzó a interesarse por el running en 2012, durante los primeros años de su trayecto académico en la carrera de Ingeniería Nuclear del Instituto Balseiro. “Fueron meses de mucho estrés por las horas de estudio y necesitaba complementar la parte física”, afirmó.

Rueda, que ha competido en numerosas carreras en nuestro país y en el exterior, participó en la más reciente edición del UT de Mont Blanc, entre el 23 y el 29 de agosto. El evento contó con medidas COVID-19, exigiendo a los corredores un pasaporte sanitario, en el cual se acreditara una vacunación completa y una prueba antígena o PCR negativo en las últimas 48hs. También fue obligatorio el uso de mascarilla o barbijo en la salida de las diferentes carreras, y durante los primeros 500 metros de recorrido.

Gabi, como lo llaman sus seres queridos, compitió en la carrera TDS –Sur les Traces des Ducs de Savoie en francés- dentro del UT Mont Blanc. Esta competencia prevé una distancia de 145 km, un tiempo máximo de 44 horas para completarla y un máximo de 1600 participantes. Rueda finalizó en la posición 34 de la tabla general mundial de esta carrera, y si bien remarcó la importancia de haber alcanzado ese puesto, considera que “puede dar más aún”.

A continuación, compartimos la entrevista completa que Santos Gabriel Rueda le brindó al Área de Comunicación Institucional y Prensa del Instituto Balseiro.

- ¿Cómo surgió tu interés por el mundo del running? Y, en particular, ¿cómo llegaste a competir en la disciplina de ultra-trail?

- El interés surgió allá por 2012 cuando estaba en los primeros años de Ingeniería Nuclear en el Instituto Balseiro, fueron meses de mucho estrés por las horas de estudio y necesitaba complementar la parte física. Fue una mezcla de sentirme una babosa que sólo estudiaba y también había aumentado de peso. Eso motivó a que salga a hacer deporte, y correr fue lo más rápido y económico. Al ultra trail llegué muchos años después de estar en la actividad. Es una especialidad dentro del correr por montaña pero en distancias largas, de más de 50 kilómetros, carreras que requieren mucha preparación y dedicación. Es uno de mis grandes proyectos deportivos hoy en día poder crecer internacionalmente en esto.

- ¿Fue difícil compaginar tus estudios en ingeniería con tu vida deportiva?

- Al principio es todo más fácil porque uno sólo sale a correr o trotar 30 minutos o una hora. Ahora, cuando lo querés hacer de forma más dedicada y con fines de mejorar tu performance y competir a nivel nacional o internacional, ahí es más difícil compaginar porque todo requiere muchas horas más allá de sólo estar corriendo. De todos modos no es imposible. Es cuestión de organizarse y poder estar en todo, intentando dar lo mejor de uno en cada rubro personal, sea en el trabajo o en el deporte.

-¿Cómo encarás los meses o semanas previas a la hora de prepararte para correr en una competencia tan importante como el UT de Mont Blanc??

- En general trato de estar esos meses en una zona con muchas opciones de montaña. Bariloche es ideal, pero dado que acá es invierno es muy difícil prepararlo. Por eso, algunos de los últimos años me iba a Europa a hacer una preparación exclusiva. Este año por la pandemia no pude, así que estuve en la zona de Salta entrenando. Eso me ayudó bastante.

- En una entrevista de marzo del 2020 con Laura García Oviedo, del Área de Comunicación Institucional y Prensa del IB, manifestaste tu deseo de participar de la carrera madre (172km) del UT de Mont Blanc de ese año. ¿Cómo te afectó el hecho de que la edición 2020 de la carrera se suspendiera a causa de la pandemia de coronavirus?

- En 2020 fue un año muy distinto para todos. Arranqué muy motivado corriendo un ultra trail de 130 km en Gran Canaria España y después fue todo estar encerrado, perdiendo estado físico. Recién en julio pude volver a entrenar. De todos modos, en todo el año 2020 no pude competir en ninguna carrera ni viajar a ningún evento. Fue un año que a nivel profesional crecí porque logré terminar algunos cursos de formación, pero a nivel deportivo fue muy bajo.

- ¿Qué balance hacés de tu participación de este año en Mont Blanc?

- Este año fue muy particular correr en el UTMB en Francia, porque la semana antes de la carrera mi papá tuvo una operación delicada y tuve que estar ahí cerca ayudando en su recuperación. Hasta cuatro días antes de la carrera había cancelado todo el viaje, pero finalmente pude estar en esa carrera. Es el evento más grande del mundo, es como el Tour de France de bici pero en carreras de montaña. Me fue muy bien en cuanto a mi rendimiento, entrando en la posición 34 en la general mundial, lo cual es muy bueno, pero siento que puedo dar más aún. Y por otro lado, este año pude tener un contacto con muchas organizaciones y marcas acá a nivel internacional, lo cual en el futuro me puede abrir nuevas puertas, así que estoy contento por esto.

- ¿Hubo alguna razón particular por la cual participaste de la TDS (145km) y no de la carrera madre?

- Simplemente creo que no quise quemar etapas. No me sentí listo para hacer 172 km con 10000 m de desnivel positivo. Creo que quiero esperar a llegar al 100%, ojalá sea en 2022.

- Con respecto a la pregunta anterior, cuando dijiste que no quisiste “quemar etapas”, ¿te referías a una cuestión meramente física y deportiva, o también sentís que necesitás una mayor preparación a nivel mental para encarar el desafío de la carrera madre?

- Un ultra trail es una mezcla del aspecto mental y el físico. En mi caso, necesito una mayor maduración en ambos. Osea, podría haber corrido la distancia larga y seguramente la terminaba, pero al tener objetivos de hacerlo bien y rendir al máximo ahí tenés que trabajar todos los aspectos. No podés ir estando al 90% en algún aspecto de preparación.

- ¿Cómo encaraste tu vida académica y/o profesional después de recibirte de Magíster en 2019?

- Después de recibirme en 2019 yo ya estaba trabajando para la CNEA en planta permanente, con lo cual mi vida no cambió. Simplemente terminé el posgrado, que lo hacía a part time. Y el tema de la especialización es en el mismo campo de mi trabajo, por ende se comparte.

- ¿La pandemia te afectó mucho en este aspecto?

- La pandemia si me afectó, y no sólo a mí. Fue como una cachetada de decir “el tiempo pasa, los años pasan muy rápido”. Y si uno quiere hacer un cambio o hacer grandes proyectos, sea en lo personal o lo deportivo, es cuestión de arrancarlo ayer, porque siempre vas a sentir que vas atrasado, ¡y es así! Es cuestión de exprimir el tiempo al máximo.

-Tomando en cuenta tanto tu carrera de ingeniero como tu faceta deportiva, ¿qué proyectos tenés de cara al futuro?

- Crecer en ambas, intentando dar lo mejor de mí en cada una de ellas.

-Por último, queríamos pedirte que, desde tu experiencia personal, le dediques una reflexión a nuestros lectores que estudian una carrera universitaria y a la vez practican un deporte de alto rendimiento. ¿Qué consejo/s les darías?

- Que no es imposible hacer ambas carreras al mismo tiempo. Si tienen que estar preparados para dejar algunas cosas de lado, pero que sepan que esas cosas de lado que uno deja son cosas que vas a poder hacerlas más adelante. Hay muchos ejemplos de atletas y profesionales. Paula Pareto es un gran ejemplo de ellos, consiguiendo una medalla de oro olímpica. La opción de agarrar una sola parte siempre está y parece muy tentadora por la comodidad, pero para mí es grandioso cuando uno puede mezclar mente y cuerpo. En el correr puedo cansar mi cuerpo y en la parte laboral tengo que usar mucho la mente. Es algo que me da mucha completitud personal hacer ambas.

Por: Renzo Cuello y Rodrigo Di Marco, Área de Comunicación y Prensa del Instituto Balseiro

 

Noticias vinculadas:

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Por Renzo Cuello y Rodrigo Di Marco

Edición: Área de Comunicación Institucional y Prensa del 
Instituto Balseiro.

San Carlos de Bariloche, 01/10/2021

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Más noticias:  www.ib.edu.ar/index.php/comunicacion-y-prensa/noticias.html

En una nueva entrega de la serie de entrevistas “Nuevos/as Doctores del Balseiro”, el Dr. en Ciencias de la Ingeniería Martín Pérez comparte la experiencia de haber hecho su tesis en el Instituto Balseiro. Además, cuenta detalles sobre la investigación que realizó en el grupo de Dispositivos y Sensores del Centro Atómico Bariloche.

Fecha de publicación: 09/09/2021

Martín Pérez, de 39 años, es oriundo de Ituzaingó pero vivió la mayor parte de su vida en Mar del Plata. Se recibió de Ingeniero en Electrónica en la Universidad Nacional de Mar del Plata en 2012 y luego se mudó a Bariloche para estudiar en el Instituto Balseiro. Allí completó, en 2016, su Maestría en Ingeniería y en febrero de 2021 defendió su tesis de Doctorado en Ciencias de la Ingeniería en esta institución.

Cuando estaba terminando su tesis de Maestría, recibió un premio en un Simposio del Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (IEEE, por sus siglas en inglés) por los resultados de sus investigaciones. Ese mismo año, integró el equipo que obtuvo el primer premio en el concurso de planes de negocios de base tecnológica “IB50K”, en el cual, entre otros desarrollos, planteó aplicaciones dentro de la misma temática: la innovadora utilización de sensores de imagen CMOS para detectar distintos tipos de radiación ionizante. Ese tipo de sensores se usan comúnmente en las cámaras digitales y los teléfonos celulares.

El ingeniero es un apasionado por la música, el cine y los viajes. Actualmente, desarrolla sus actividades como becario de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Allí sigue trabajando en el desarrollo de detectores de radiación y con diferentes detectores de neutrones, entre ellos detectores para asegurar la protección radiológica y aseguramiento de la calidad en tratamientos de radioterapia, continuando de esta manera con la línea de investigación de su tesis doctoral.

En esta entrevista cuenta de qué se trató su tesis de Doctorado en Ciencias de la Ingeniería, que realizó en el Instituto Balseiro, institución dependiente de la CNEA y la Universidad Nacional de Cuyo, con lugar de investigación en el Centro Atómico Bariloche. Para desarrollar su tesis doctoral recibió una beca doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y posteriormente también de la CNEA. Su director fue el Dr. José Lipovetzky, investigador de la División Dispositivos y Sensores de la Gerencia de Física y su co-director fue el Dr. Jerónimo Blostein, investigador del Departamento de Física de Neutrones de la Gerencia de Ingeniería Nuclear, ambos del Centro Atómico Bariloche.

- ¿Podés contarnos de qué se trata tu tesis de Doctorado?

- El título de mi tesis es: “Desarrollo y aplicaciones de detectores de radiación basados en sensores de imagen CMOS Comerciales”. Básicamente, lo que hice en mi tesis doctoral es utilizar los sensores que usan nuestros teléfonos celulares para tomar fotografías y video, o sea, sensores de imagen CMOS comerciales, en diferentes aplicaciones que requieren la detección de radiación ionizante, es decir, la detección de radiación que tiene suficiente energía para “arrancarle” electrones a los átomos.

- ¿Cuál fue el objetivo de tu investigación?

-Lo que hicimos fue reemplazar detectores de radiación muy costosos y complicados por dispositivos económicos que, en algunos casos, tienen igual o mejor desempeño que los utilizados tradicionalmente. En mi tesis desarrollé cuatro aplicaciones para la detección de radiación ionizante basadas en sensores de imagen CMOS comerciales. La primera de estas aplicaciones es el desarrollo de detectores de neutrones basados en estos sensores cubiertos con compuestos a base de gadolinio. Los detectores de neutrones son utilizados en muchas aplicaciones científicas y también en la industria nuclear. También desarrollé un método para tomar neutrografías con alta resolución espacial usando sensores de imagen CMOS cubiertos con nanopartículas de floruro de gadolinio sodio.

- ¿Querés contar qué es la neutrografía?

- La neutrografía es una técnica similar a la radiografía, pero en la cual se utilizan neutrones en vez de rayos X, y con la que se pueden “ver” cosas que no es posible observar con radiografías convencionales.

- ¿Qué otros aspectos trabajaste con tu grupo en la investigación?

-También desarrollamos otro método que permite tomar imágenes neutrográficas multiespectrales de elementos con muy altos niveles de radioactividad. Esto lo hicimos mediante la activación de placas de indio y utilizando sensores de imagen CMOS para detectar las partículas beta que son emitidas luego de la activación de las mismas . Esto permite obtener imágenes de muestras que son altamente radiactivas, como por ejemplo, combustibles nucleares o elementos estructurales de reactores, y que, por su nivel de actividad, se encuentran aisladas dentro de las piletas de reactores nucleares de investigación. Por último, en el marco de mi tesis también desarrollé un método para la realización de espectroscopía de rayos X con sensores CMOS, es decir, para medir la energía de rayos X con este tipo de sensores. Esto tiene muchas aplicaciones en diferentes campos de la ciencia y de la tecnología.

- Martín, en septiembre de 2019 tomaron una imagen utilizando la técnica de neutrografía desarrollada en tu tesis, y se publicó hace poco un paper sobre esta novedad. ¿Querés contar cómo surgió la idea, cómo se implementó y por qué es algo tan novedoso?

- Los sensores de imagen CMOS con los que trabajamos poseen una muy buena resolución espacial, es decir, se pueden llegar a obtener imágenes con mucho detalle. Para poder detectar neutrones con este tipo de dispositivos es necesario recubrirlos con materiales que reaccionan con los neutrones como, por ejemplo, el gadolinio o el boro, y que luego de la reacción emiten partículas cargadas que se pueden ser detectadas con sensores semiconductores. En trabajos previos de nuestro grupo se utilizaron sensores de imagen semiconductores con tecnología CCD, que son más complejos y más caros que los sensores de imagen CMOS que utilicé en mi tesis, cubiertos con boro para detectar neutrones. Durante mi tesis continué con esa línea de investigación.

patron CNEA recortado

Imagen neutrográfica. Mide aprox. 4 mm de diámetro y fue obtenida en el Reactor Nuclear RA6 (CAB) con un sensor de imagen CMOS comercial.

-¿Registraron una patente?

-En primer lugar, comencé a trabajar viendo si era posible detectar neutrones con sensores de imagen CMOS cubiertos con gadolinio. Una vez que comprobamos que esto es posible registramos una patente de invención y trabajamos en depositar capas de conversión de un espesor muy uniforme sobre la superficie de los sensores. Como resultado pudimos tomar neutrografías con una resolución espacial menor a 15 micrómetros, la cual es igual o mejor que la de los mejores detectores disponibles en la actualidad.

-¿Hicieron además como ejemplo una neutrografía del logo de la CNEA?

-Sí, como ejemplo de la capacidad de la técnica de detección de neutrones que desarrollamos generamos una neutrografía de un logotipo institucional de CNEA* (ver al final de la nota) de 4 mm de diámetro. Esto significa que, con nuestro método, en el que se utilizan sensores que cuestan sólo entre 10 y 20 dólares, podemos distinguir detalles de mucho menor tamaño que con los detectores tradicionalmente utilizados para esta aplicación que, en general, son mucho más caros y más complejos que el sistema que desarrollamos nosotros.

-¿Es muy novedoso lo que desarrollaste?

-La novedad es que nadie había utilizado este tipo de sensores cubiertos con gadolinio para detectar neutrones y tomar neutrografías. Otra de las ventajas de la técnica de neutrografía que desarrollamos es que estos mismos sensores son sensibles a rayos X. Esto nos permite tomar imágenes con dos técnicas independientes distintas y complementarias utilizando estos dispositivos de bajo costo, de consumo masivo y que pueden conseguirse fácilmente en el mercado sin regulaciones. Combinando estas dos técnicas se puede obtener más información de la muestra que se quiera estudiar, lo cual tiene aplicaciones en una gran diversidad de campos, tanto en ciencia básica como en ciencia aplicada.

- ¿Durante tu doctorado realizaste alguna estadía en el exterior?

- Sí, fueron estancias cortas en Barcelona, España, en 2019 y en Trieste, Italia, en 2020. Fueron aportes muy interesantes para mi formación, en Barcelona realicé una estancia en el Centro Nacional de Microelectrónica en la que trabajé en una colaboración para aprender a utilizar unos detectores semiconductores ultradelgados que fabrican allí. Luego, en Trieste realicé mediciones de espectroscopía de rayos X que incluí en mi tesis y que dieron lugar a dos publicaciones.

 - ¿Qué es lo que más te gustó de tu Doctorado?

- Trabajar todos los días en algo distinto es muy lindo: un día te dedicas a hacer mediciones, otro día a programar, otro a escribir papers. Eso hace que el trabajo no sea monótono y me encanta. El contacto con gente que sabe mucho más que uno y que tiene mucha experiencia en el tema también es muy enriquecedor. Por otra parte, es muy apasionante trabajar en algo nuevo que nadie hizo antes. A veces surgen problemas y uno no puede llegar al resultado que busca, pero cuando se pueden resolver esos problemas y llegar al objetivo es una satisfacción única.

- ¿Y qué balance hacés de tu Doctorado en el Balseiro?

- El balance es muy bueno. El Centro Atómico Bariloche tiene muy buenas instalaciones para realizar mediciones y las materias que realicé durante mi doctorado fueron interesantes y estuvieron bien dictadas. Por otra parte, tuve la suerte de contar tanto con mi director de tesis como con mi co-director que estuvieron conmigo en todo momento para guiarme en la realización de mi doctorado. En este sentido me resultó realmente muy interesante y enriquecedor realizar un trabajo en el que convergieron intereses de investigadores de diferentes gerencias de la CNEA.

- ¿Querés contar qué es lo que te apasiona de la ingeniería?
- Lo que más me atrapa de la ingeniería y del trabajo como investigador es el desafío de resolver todos los días problemas distintos. Es muy gratificante cuando, después de un tiempo, podés llegar a obtener buenos resultados y finalmente algo funciona como lo esperabas. En ese sentido, lo que más me gusta es poder trabajar en cosas que sirven para mejorar la calidad de vida de la gente.

- ¿Te gustaría agregar algo más?
- Quiero agradecer a toda la gente que me acompañó durante los trabajos experimentales de mi tesis y me permitió aprender sobre muchísimas técnicas de lo más variadas y a la CNEA por la oportunidad que me dio.

 

 *Aviso para medios de comunicación o canales de comunicación institucionales: Por favor, citar la autoría y la fuente de esta nota. // "Por Renzo Cuello / Área de Comunicación del Instituto Balseiro". ¡Muchas gracias!

 

*Links a publicaciones que surgieron a partir del trabajo del Dr. Martín Pérez:

Thermal neutron detector based on COTS CMOS imagers and a conversion layer containing Gadolinium:https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0168900218303681?via%3Dihub

High spatial resolution neutron detection technique based on Commercial Off-The-ShelfCMOS image sensors covered with NaGdF_4 nanoparticles: https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1748-0221/16/08/P08008

*Links a artículos vinculados:

Un estudiante de la Maestría en Ingeniería del Balseiro fue premiado por la IEEE (12/05/2016)

El Balseiro anunció quiénes son los ganadores del concurso IB50K 2016 (25/11/2016)

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Por Renzo Cuello

Edición: Laura García Oviedo

Área de Comunicación Institucional del 
Instituto Balseiro. 


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En una nueva entrega de la serie de entrevistas “Nuevos/as Doctores del Balseiro”, el Dr. en Ciencias de la Ingeniería Martín Pérez comparte la experiencia de haber hecho su tesis en el Instituto Balseiro. Además, cuenta detalles sobre la investigación que realizó en el grupo de Dispositivos y Sensores del Centro Atómico Bariloche.

Fecha de publicación: 09/09/2021

Martín Pérez, de 39 años, es oriundo de Ituzaingó pero vivió la mayor parte de su vida en Mar del Plata. Se recibió de Ingeniero en Electrónica en la Universidad Nacional de Mar del Plata en 2012 y luego se mudó a Bariloche para estudiar en el Instituto Balseiro. Allí completó, en 2016, su Maestría en Ingeniería y en febrero de 2021 defendió su tesis de Doctorado en Ciencias de la Ingeniería en esta institución.

Cuando estaba terminando su tesis de Maestría, recibió un premio en un Simposio del Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (IEEE, por sus siglas en inglés) por los resultados de sus investigaciones. Ese mismo año, integró el equipo que obtuvo el primer premio en el concurso de planes de negocios de base tecnológica “IB50K”, en el cual, entre otros desarrollos, planteó aplicaciones dentro de la misma temática: la innovadora utilización de sensores de imagen CMOS para detectar distintos tipos de radiación ionizante. Ese tipo de sensores se usan comúnmente en las cámaras digitales y los teléfonos celulares.

El ingeniero es un apasionado por la música, el cine y los viajes. Actualmente, desarrolla sus actividades como becario de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Allí sigue trabajando en el desarrollo de detectores de radiación y con diferentes detectores de neutrones, entre ellos detectores para asegurar la protección radiológica y aseguramiento de la calidad en tratamientos de radioterapia, continuando de esta manera con la línea de investigación de su tesis doctoral.

En esta entrevista cuenta de qué se trató su tesis de Doctorado en Ciencias de la Ingeniería, que realizó en el Instituto Balseiro, institución dependiente de la CNEA y la Universidad Nacional de Cuyo, con lugar de investigación en el Centro Atómico Bariloche. Para desarrollar su tesis doctoral recibió una beca doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y posteriormente también de la CNEA. Su director fue el Dr. José Lipovetzky, investigador de la División Dispositivos y Sensores de la Gerencia de Física y su co-director fue el Dr. Jerónimo Blostein, investigador del Departamento de Física de Neutrones de la Gerencia de Ingeniería Nuclear, ambos del Centro Atómico Bariloche.

- ¿Podés contarnos de qué se trata tu tesis de Doctorado?

- El título de mi tesis es: “Desarrollo y aplicaciones de detectores de radiación basados en sensores de imagen CMOS Comerciales”. Básicamente, lo que hice en mi tesis doctoral es utilizar los sensores que usan nuestros teléfonos celulares para tomar fotografías y video, o sea, sensores de imagen CMOS comerciales, en diferentes aplicaciones que requieren la detección de radiación ionizante, es decir, la detección de radiación que tiene suficiente energía para “arrancarle” electrones a los átomos.

- ¿Cuál fue el objetivo de tu investigación?

-Lo que hicimos fue reemplazar detectores de radiación muy costosos y complicados por dispositivos económicos que, en algunos casos, tienen igual o mejor desempeño que los utilizados tradicionalmente. En mi tesis desarrollé cuatro aplicaciones para la detección de radiación ionizante basadas en sensores de imagen CMOS comerciales. La primera de estas aplicaciones es el desarrollo de detectores de neutrones basados en estos sensores cubiertos con compuestos a base de gadolinio. Los detectores de neutrones son utilizados en muchas aplicaciones científicas y también en la industria nuclear. También desarrollé un método para tomar neutrografías con alta resolución espacial usando sensores de imagen CMOS cubiertos con nanopartículas de floruro de gadolinio sodio.

- ¿Querés contar qué es la neutrografía?

- La neutrografía es una técnica similar a la radiografía, pero en la cual se utilizan neutrones en vez de rayos X, y con la que se pueden “ver” cosas que no es posible observar con radiografías convencionales.

- ¿Qué otros aspectos trabajaste con tu grupo en la investigación?

-También desarrollamos otro método que permite tomar imágenes neutrográficas multiespectrales de elementos con muy altos niveles de radioactividad. Esto lo hicimos mediante la activación de placas de indio y utilizando sensores de imagen CMOS para detectar las partículas beta que son emitidas luego de la activación de las mismas . Esto permite obtener imágenes de muestras que son altamente radiactivas, como por ejemplo, combustibles nucleares o elementos estructurales de reactores, y que, por su nivel de actividad, se encuentran aisladas dentro de las piletas de reactores nucleares de investigación. Por último, en el marco de mi tesis también desarrollé un método para la realización de espectroscopía de rayos X con sensores CMOS, es decir, para medir la energía de rayos X con este tipo de sensores. Esto tiene muchas aplicaciones en diferentes campos de la ciencia y de la tecnología.

- Martín, en septiembre de 2019 tomaron una imagen utilizando la técnica de neutrografía desarrollada en tu tesis, y se publicó hace poco un paper sobre esta novedad. ¿Querés contar cómo surgió la idea, cómo se implementó y por qué es algo tan novedoso?

- Los sensores de imagen CMOS con los que trabajamos poseen una muy buena resolución espacial, es decir, se pueden llegar a obtener imágenes con mucho detalle. Para poder detectar neutrones con este tipo de dispositivos es necesario recubrirlos con materiales que reaccionan con los neutrones como, por ejemplo, el gadolinio o el boro, y que luego de la reacción emiten partículas cargadas que se pueden ser detectadas con sensores semiconductores. En trabajos previos de nuestro grupo se utilizaron sensores de imagen semiconductores con tecnología CCD, que son más complejos y más caros que los sensores de imagen CMOS que utilicé en mi tesis, cubiertos con boro para detectar neutrones. Durante mi tesis continué con esa línea de investigación.

patron CNEA recortado

Imagen neutrográfica. Mide aprox. 4 mm de diámetro y fue obtenida en el Reactor Nuclear RA6 (CAB) con un sensor de imagen CMOS comercial.

-¿Registraron una patente?

-En primer lugar, comencé a trabajar viendo si era posible detectar neutrones con sensores de imagen CMOS cubiertos con gadolinio. Una vez que comprobamos que esto es posible registramos una patente de invención y trabajamos en depositar capas de conversión de un espesor muy uniforme sobre la superficie de los sensores. Como resultado pudimos tomar neutrografías con una resolución espacial menor a 15 micrómetros, la cual es igual o mejor que la de los mejores detectores disponibles en la actualidad.

-¿Hicieron además como ejemplo una neutrografía del logo de la CNEA?

-Sí, como ejemplo de la capacidad de la técnica de detección de neutrones que desarrollamos generamos una neutrografía de un logotipo institucional de CNEA* (ver al final de la nota) de 4 mm de diámetro. Esto significa que, con nuestro método, en el que se utilizan sensores que cuestan sólo entre 10 y 20 dólares, podemos distinguir detalles de mucho menor tamaño que con los detectores tradicionalmente utilizados para esta aplicación que, en general, son mucho más caros y más complejos que el sistema que desarrollamos nosotros.

-¿Es muy novedoso lo que desarrollaste?

-La novedad es que nadie había utilizado este tipo de sensores cubiertos con gadolinio para detectar neutrones y tomar neutrografías. Otra de las ventajas de la técnica de neutrografía que desarrollamos es que estos mismos sensores son sensibles a rayos X. Esto nos permite tomar imágenes con dos técnicas independientes distintas y complementarias utilizando estos dispositivos de bajo costo, de consumo masivo y que pueden conseguirse fácilmente en el mercado sin regulaciones. Combinando estas dos técnicas se puede obtener más información de la muestra que se quiera estudiar, lo cual tiene aplicaciones en una gran diversidad de campos, tanto en ciencia básica como en ciencia aplicada.

- ¿Durante tu doctorado realizaste alguna estadía en el exterior?

- Sí, fueron estancias cortas en Barcelona, España, en 2019 y en Trieste, Italia, en 2020. Fueron aportes muy interesantes para mi formación, en Barcelona realicé una estancia en el Centro Nacional de Microelectrónica en la que trabajé en una colaboración para aprender a utilizar unos detectores semiconductores ultradelgados que fabrican allí. Luego, en Trieste realicé mediciones de espectroscopía de rayos X que incluí en mi tesis y que dieron lugar a dos publicaciones.

 - ¿Qué es lo que más te gustó de tu Doctorado?

- Trabajar todos los días en algo distinto es muy lindo: un día te dedicas a hacer mediciones, otro día a programar, otro a escribir papers. Eso hace que el trabajo no sea monótono y me encanta. El contacto con gente que sabe mucho más que uno y que tiene mucha experiencia en el tema también es muy enriquecedor. Por otra parte, es muy apasionante trabajar en algo nuevo que nadie hizo antes. A veces surgen problemas y uno no puede llegar al resultado que busca, pero cuando se pueden resolver esos problemas y llegar al objetivo es una satisfacción única.

- ¿Y qué balance hacés de tu Doctorado en el Balseiro?

- El balance es muy bueno. El Centro Atómico Bariloche tiene muy buenas instalaciones para realizar mediciones y las materias que realicé durante mi doctorado fueron interesantes y estuvieron bien dictadas. Por otra parte, tuve la suerte de contar tanto con mi director de tesis como con mi co-director que estuvieron conmigo en todo momento para guiarme en la realización de mi doctorado. En este sentido me resultó realmente muy interesante y enriquecedor realizar un trabajo en el que convergieron intereses de investigadores de diferentes gerencias de la CNEA.

- ¿Querés contar qué es lo que te apasiona de la ingeniería?
- Lo que más me atrapa de la ingeniería y del trabajo como investigador es el desafío de resolver todos los días problemas distintos. Es muy gratificante cuando, después de un tiempo, podés llegar a obtener buenos resultados y finalmente algo funciona como lo esperabas. En ese sentido, lo que más me gusta es poder trabajar en cosas que sirven para mejorar la calidad de vida de la gente.

- ¿Te gustaría agregar algo más?
- Quiero agradecer a toda la gente que me acompañó durante los trabajos experimentales de mi tesis y me permitió aprender sobre muchísimas técnicas de lo más variadas y a la CNEA por la oportunidad que me dio.

 

 *Aviso para medios de comunicación o canales de comunicación institucionales: Por favor, citar la autoría y la fuente de esta nota. // "Por Renzo Cuello / Área de Comunicación del Instituto Balseiro". ¡Muchas gracias!

 

*Links a publicaciones que surgieron a partir del trabajo del Dr. Martín Pérez:

Thermal neutron detector based on COTS CMOS imagers and a conversion layer containing Gadolinium: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0168900218303681?via%3Dihub

High spatial resolution neutron detection technique based on Commercial Off-The-ShelfCMOS image sensors covered with NaGdF_4 nanoparticles: https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1748-0221/16/08/P08008

*Links a artículos vinculados:

Un estudiante de la Maestría en Ingeniería del Balseiro fue premiado por la IEEE (12/05/2016)

El Balseiro anunció quiénes son los ganadores del concurso IB50K 2016 (25/11/2016)

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Yanina Fasano recibió el Premio de Investigación Georg Forster de la Fundación Alexander von Humboldt. Antes de su viaje a Alemania, la docente del Instituto Balseiro investigadora del CONICET en el Centro Atómico Bariloche, cuenta en esta entrevista cómo decidió estudiar en Bariloche, qué investiga, por qué le apasiona la física y qué investigará durante su estadía en Alemania.

Fecha de publicación: 01/09/2021

Alguna vez, fue una estudiante recién salida del colegio San Carlos, una escuela de la ciudad santafesina de San Lorenzo fundada por los Franciscanos que alojaron a San Martín en la batalla homónima, que se tomaba el colectivo para irse a estudiar a la Universidad Nacional de Rosario. Su elección había sido la carrera de física y desde entonces no cambió su rumbo. “Tuve que mudarme a Rosario porque hacer el trayecto en bus desde San Lorenzo a Rosario en ese momento llevaba tres horas por día y eso me restaba mucho tiempo para estudiar”, cuenta la doctora en Física Yanina Fasano.

Más adelante escucharía sobre la posibilidad de estudiar, con una beca, en el Instituto Balseiro, una institución de educación universitaria pública, dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO). Esto implicaba mudarse a Bariloche. Se presentó al examen e ingresó. En la actualidad, egresada de la Licenciatura en Física y el Doctorado en Física del Instituto Balseiro, trabaja como investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Laboratorio de Bajas Temperaturas del Centro Atómico Bariloche. Es además Magíster en Filosofía e Historia de las Ciencias por la Universidad Nacional del Comahue. Da clases y ayuda a formar a estudiantes de posgrados en el Balseiro. Junto con su esposo, también físico, tiene tres hijos, de entre 5 y 15 años.

Hace poco tiempo, Fasano recibió el “Premio de Investigación Georg Forster” de la Fundación Alexander von Humboldt. El mismo consiste en un reconocimiento a su trayectoria científica, dedicada al estudio experimental de propiedades físicas de materiales superconductores, y además le permitirá realizar una estadía de investigación en Dresden, Alemania. “En mi perfil de redes sociales tengo una foto con los pelos parados por estática y la frase ‘la ciencia despeina’. Creo que eso produce la ciencia: no te deja inmutable, no pasa por tu vida sin que lo notes, pasa y te despeina, te fascina, te divierte, te apasiona, y te da enormes satisfacciones”, dijo Fasano en una nota previa. En esta oportunidad, el Área de Comunicación y Prensa del Instituto Balseiro (IB) le pregunta sobre su formación, su vocación y su presente.

-¿Cómo te enteraste de la posibilidad de estudiar en el Balseiro? ¿Fue muy difícil la decisión? ¿Viniste sola o con alguien que ya conocías?

-Recuerdo que en segundo año de la carrera en la Universidad Nacional de Rosario, el Prof. Barrachina fue a dar una charla sobre el IB a la Universidad y me pareció fantástico poder ir a estudiar a un lugar con el aura académica del Balseiro y además hacerlo becada. En esos tiempos mis profesores me comentaban que los laboratorios del Balseiro eran muy completos y que las materias experimentales tenían un peso importante en la currícula. Esto último y la beca fue lo que me motivó a tomar la decisión de rendir el examen de ingreso. No me resultó una decisión difícil porque sabía que estaba haciendo un cambio para dedicarme con mayor tranquilidad a lo que más me gustaba. Ninguno de mis compañeros cercanos de Rosario rindió el examen así que aquí vine sola.

-Investigás en el campo experimental de la materia de vórtices superconductores. ¿Qué son los vórtices superconductores y por qué es tan interesante estudiarlos?

-Los vórtices en superconductores son interesantes porque son un sistema modelo para estudiar experimentalmente cómo cambian las propiedades físicas de sistemas de partículas interactuantes con la energía térmica, la densidad y el desorden presente en el medio que las aloja. En particular yo estudio las propiedades estructurales y magnéticas a escala local de la materia de vórtices que se nuclea en una variedad de muestras superconductoras. En algunas de ellas, dependiendo del tipo de desorden cristalino que presentan, se nuclean fases con propiedades estructurales exóticas.

-¿Y últimamente que han estado estudiando?

-En el último tiempo hemos estado estudiando las fases hiperuniformes. Estas fases presentan una supresión de las fluctuaciones de densidad de las partículas a grandes distancias, como ocurre en el caso de los cristales, pero estructuralmente el sistema puede ser desordenado. Es decir, a simple vista la fase es desordenada, pero tiene un “orden escondido” que consiste en que la densidad del sistema es homogénea a grandes distancias. Estas fases exóticas se encuentran en muchos sistemas materiales y biológicos, y lo que nosotros estudiamos es cómo distintos tipos de desorden pueden suprimir ese orden escondido.

-¿Qué más investigás?

-También estudio las propiedades espectroscópicas de los superconductores, es decir, la densidad de estados, a escala atómica. Con tal fin utilizamos la microscopía túnel de barrido que nos permite tener acceso a la densidad de estados electrónica a escala local. Cuando los vórtices se nuclean en un superconductor al aplicar un campo magnético, la densidad de estados local se modifica dramáticamente y en el interior del núcleo de los vórtices se observan estados localizados a determinados valores de energía.

team2021b

HAY EQUIPO. Uno de los hobbies de Yanina Fasano (izq.) es caminar por la montaña; aquí con Gonzalo Rumi, Joaquín Puig y Jazmín Aragón Sánchez. Crédito: Gentileza Y. Fasano.

-¿Y para qué estudian estas propiedades?

-El estudio de las características espectrales de estos estados permitiría discernir si algunos materiales superconductores muy particulares presentan los que se conocen como estados ligados de Majorana. Si los presentaran, estos materiales serían candidatos con gran potencialidad para ser aplicados en dispositivos de computación cuántica. Este tema es el que estaré estudiando en mi estadía en Dresden, Alemania.

- ¿En qué medida la formación que brinda el Instituto Balseiro contribuyó a lograr este reconocimiento de la Fundación Alexander von Humboldt?

-Mi formación de grado y doctoral en el IB ha sido fundamental para todo el desarrollo de mi carrera y por lo tanto para el logro de este reconocimiento. Estudiar en el Balseiro, con la ventaja de tener una beca y dedicarme exclusivamente al estudio y la investigación, me dio las herramientas iniciales y el espíritu de trabajo crítico que luego me ha acompañado en el resto de mi carrera. Tuve la chance de compartir las aulas del IB con compañeras y compañeros que además de ser mentes inquietas con una motivación genuina por comprender los problemas de la física, son personas de gran calidad y sensibilidad humanas, algunos de los cuales actualmente son mis colaboradores, mis amigos y mis familiares. Una de estas amigas es Silvia Seiro, camada IB97, con quien colaboré en mi postdoctorado en Ginebra y quien ha sido fundamental para que me nominaran a este premio. Tuve además la increíble suerte de tener un director de tesis, Paco de la Cruz, que me enseñó la importancia de ser generoso con el conocimiento y el tiempo dedicado a los estudiantes que nos eligen para acompañarlos en su proceso de formación profesional.

-¿En el laboratorio de Bajas Temperaturas, no? 

-Sí, allí también tuve la fortuna de aprender que una construcción colectiva y que perdura en el tiempo como el Laboratorio de Bajas Temperaturas se hace con el aporte de cada uno de los miembros que con distinto grado de compromiso y diferentes tareas se dedican a actividades de funcionamiento común. Aprendí esto de mis profesores y ahora colegas de laboratorio, pero sobretodo de María Elena de la Cruz, una pionera de la Física de Bajas Temperaturas en Argentina. Quiero mencionar además que hay otra institución que ha contribuido fuertemente para que este premio me fuera otorgado que es la Universidad de Ginebra. Durante los cinco años de estadía postdoctoral allí, del Prof. Oystein Fischer aprendí muchísimo de física, de los beneficios de armar grupos de trabajo con diversidad cultural, y de lo importante de mantenerse conectado con la comunidad internacional de investigadores para difundir resultados propios y estar al tanto de los avances de otros grupos.

-¿Qué más destacás de lo aprendido con tu director de tesis, Francisco “Paco” De la Cruz? 

-De mi mentor, Paco de la Cruz, aprendí además muchos de los principios que siguen guiando mi forma de investigar, como el trabajo constante, a conciencia y con honestidad intelectual, y el elegir temáticas de investigación originales que nos permitan, desde la Patagonia, hacer aportes con impacto en la comunidad global. Mis días de estudiante doctoral en el Laboratorio de Bajas Temperaturas en compañía de Paco y el resto de los investigadores y estudiantes del grupo son para mí recuerdos muy gratos ya que disfruté mucho de pasar largas horas midiendo y discutiendo de física. Son también mi fuente de inspiración para tratar de generar un clima de trabajo motivante con los estudiantes que trabajan bajo mi dirección en este momento.

-Luego continuaste como docente en el Balseiro…

-Sí, la formación del IB no se terminó en mis días de estudiante sino que continúa en mis días de docente, donde he tenido la posibilidad de seguir aprendiendo de física y de cómo enseñarla a la par de profesores muy carismáticos y que saben transmitir la pasión por la Física a los más jóvenes. De esta posibilidad de formación también le estoy muy agradecida al instituto, porque en la interacción con los estudiantes y otros colegas nos da la oportunidad de estar en formación permanente.

Team2021

BARILOCHE. La Dra. Yanina Fasano (con anteojos) con estudiantes que se forman en el Instituto Balseiro, disfrutando de caminar en la  montaña. Crédito Gentileza Y. Fasano.

-¿Qué fue lo que más te gustó de estudiar en el Balseiro?

-Lo que más me gustó fue dedicarme primero a estudiar y luego a desarrollar una tesis doctoral de forma exclusiva gracias a la beca. Reconozco que he sido una privilegiada por poder dedicarme a estas actividades sin preocupaciones económicas y por esto al IB, a la CNEA y al CONICET les estoy muy agradecida. También me gustó mucho poder interactuar con compañeros y docentes muy motivados por entender diversos problemas de la física.

-¿Y más allá de esto que mencionaste? 

-Lo que definitivamente más me cautivó fue poder tener la capacidad de hacerme una pregunta concreta y concisa sobre un problema físico discutiendo con mi profesor, poder ir al laboratorio a pelearme con los instrumentos y las muestras para hacer experimentos que me permitieran tener un atisbo de respuesta a esa pregunta, y continuar el proceso discutiendo con colegas teóricos sobre las implicancias a nivel microscópico de las manifestaciones fenomenológicas que observaba en el laboratorio. Esa forma de trabajo que aprendí en el Instituto, que tiene los recursos humanos y materiales para hacer todo ese circuito una y mil veces hasta avanzar en la comprensión de un problema, es algo que aún hoy en día puedo seguir practicando como docente del IB e investigadora del CAB.

-¿Qué es lo que más te gusta de la física y de ser física? 

-Me gustan muchos aspectos de la Física y de ser física, y por lo tanto me da mucha alegría poder dedicarme de forma profesional a esta actividad cognitiva y sociocultural también. Lo que más me gusta de la Física sigue siendo lo que me acercó a la Física: hacer experimentos, es decir, hacer alguna acción controlada sobre la naturaleza y observar sus efectos. Con el tiempo, mi perspectiva sobre el significado de “hacer experimentos” ha cambiado, pero el placer de hacerlos sigue intacto.

-¿Qué es para vos hacer experimentos hoy? 

-Actualmente, para mí “hacer experimentos” es definir primero una pregunta concreta que quiero responder, que en el caso de mi línea de investigación tiene que ser además una pregunta relevante para entender los procesos microscópicos que ocurren en los materiales que manifiestan propiedades interesantes y exóticas a escala macroscópica. Además de ser relevante, es fundamental que la pregunta pueda tener una respuesta clara y verosímil a partir de la evidencia experimental con la que me puedo hacer en el laboratorio con las técnicas, equipamiento disponible, y mi creatividad y pericia.

-¿Cómo es ese proceso? 

-Cuando comenzamos a estudiar un tema que nos interesa, nos surgen muchas preguntas. El metier del físico experimental creo que es quedarse con la pregunta que puede tener una respuesta concreta. Además, siempre hago el ejercicio intelectual de tratar de que la pregunta sea relevante y tenga el impacto de aportar información desconocida hasta el momento. En muchos casos, a los investigadores que trabajamos en países en vías de desarrollo con recursos limitados, combinar esas dos características de la pregunta nos lleva a identificar nichos temáticos y técnicos en los que podamos hacer un aporte significativo. Esa parte es la que más me gusta ahora de “hacer experimentos”.

-¿Y qué es lo que más te gusta de la profesión, de ser física? 

-Lo que más me gusta de ser física, el aspecto más sociocultural de la actividad, es poder intercambiar ideas con colegas con experiencia en un tema, y con estudiantes con ideas frescas y disruptivas sobre el mismo tema. Los dos ejercicios son muy motivantes y mejoran la profundidad de entedimiento de un problema en particular. En esos intercambios, me gusta en particular el ejercicio de tratar de comunicar de forma precisa, interesante y con una perspectiva general, las ideas de todas las partes en un trabajo científico. Me gusta consolidar grupos de trabajo en los que los integrantes puedan realizar aportes científicos con respeto y en los que además se logre una dinámica respetuosa y afable a nivel humano.

-Estudiaste una carrera de ciencia, sos mamá de tres hijos y a la vez te dedicás a investigar, dar clases y formar a nuevos profesionales de la ciencia. ¿Cómo vivís el hecho de ser científica?

-Lo vivo con mucha naturalidad porque me estoy formando para ser científica desde los 18 años, y lo vivo con gran alegría porque es la profesión que quería ejercer desde pequeña y a lo largo de los años de estudio y formación profesional he tenido muchas satisfacciones. Las satisfacciones son poder dedicarme todos los días a hacer experimentos, tratar de entender ciertos fenómenos físicos de la naturaleza, intercambiar ideas con estudiantes y colegas, y enseñar en el Balseiro. Respecto a tener una familia numerosa y además hacer investigación, creo que en general me siento como cualquier colega varón que tiene una familia numerosa: siempre teniendo que hacer malabares para aprovechar el tiempo, pero además hacer investigación y docencia en ese tiempo disponible de la forma más relajada posible, sin estresarse por pensar que en breve hay que ocuparse de alguna cuestión de logística familiar. Debo aclarar además que en mi caso particular tengo un gran compañero a mi lado con quien compartimos las tareas familiares, y sin su apoyo incondicional e igualitario no me sería posible dedicarme a todas las actividades que llevo adelante. En ese sentido debo decir que soy una afortunada, porque seguro no es el caso de todas las mujeres científicas.

-Una clave es formar equipo y repartir tareas…

-Sí, igualmente quisiera destacar que, por más que las mujeres científicas tengamos un proyecto de familia en el que la distribución de responsabilidades y tareas sea igualitaria entre mamá y papá, en ciertos momentos específicos la mujer “le pone el cuerpo” al proyecto. En particular, no sólo durante el proceso de los embarazos sino los meses posteriores, en los que es común que en algún caso la mujer sufra alguna alteración de su estado de salud que le impida realizar con normalidad ciertas tareas. Adicionalmente, durante el período de postparto es natural que las mamás estemos más alertas que los papás a las necesidades de nuestro hijo recién nacido, y esto nos impide a veces ser tan eficientes como en otros períodos en la utilización del tiempo y en la duración de los períodos de concentración. Esto produce que luego de cada embarazo las mujeres tengamos naturalmente un desempeño de la profesión a un ritmo más tranquilo. Es bueno que el sistema reconozca esta realidad y lo tenga en cuenta a la hora de evaluar nuestras actividades. Es un tema que muchas instituciones científicas han reconocido y han tomado políticas al respecto.

-¿Qué les dirías a las chicas que están pensando si vale la pena estudiar física?

-¡Les diría que vale la pena una y mil veces! Estudiar física nos permite comprender muchos de los fenómenos que observamos a diario; nos interpela para tratar de entender el principio de funcionamiento de dispositivos tecnológicos; nos da ciertas herramientas cognitivas y metacognitivas para desplegar nuestra creatividad y desarrollar técnicas, dispositivos e invenciones que tienen la potencialidad de mejorar la calidad de vida de las personas. Pero independientemente de la tarea específica que hagamos luego de habernos recibido, estudiar física nos enseña a mantener de forma permanente una gimnasia intelectual que nos hace dudar cada día de las explicaciones con las que nos sentíamos satisfechos el día anterior. Esa dinámica es muy virtuosa ya que de las dudas y de saber plantear bien la duda, surge la necesidad de dar una respuesta concreta que nos acerque cada vez más a entender un fenómeno o problema de cualquier índole.

-La ciencia es un proyecto colectivo. Por último, ¿cómo ha sido hasta ahora trabajar en equipo con tus colegas? 

-He tenido la suerte de colaborar con colegas y estudiantes muy motivados y con personalidades muy ricas y diversas que han hecho muchísimos aportes a mi forma de “hacer ciencia”. Me gusta mucho cuando alguno de los estudiantes termina su trabajo porque siento que ha sido un gran placer poder acompañarlos en el camino, pero los días siguientes al fin de la tesis me siento un poco triste y extraño no poder seguir trabajando día a día con ellos. Me gusta de mi profesión poder decir que mi forma de ejercerla se ha visto beneficiada por la interacción con muchas personas que aprecio por su motivación, honestidad intelectual, capacidad ejecutiva y afabilidad y respeto en las relaciones humanas.

 *Aviso para medios de comunicación o canales de comunicación institucionales: Por favor, citar la autoría y la fuente de esta nota. // "Por Laura García Oviedo / Área de Comunicación del Instituto Balseiro". ¡Muchas gracias!

 

*Epígrafe de la foto de Apertura, en el encabezado de esta nota: En la foto se ve, de izq. a der., a: Gonzalo Rumi, Gladys Nieva, René Cejas Bolecek, Yanina Fasano, Jazmín Aragón Sánchez, Alejandro Kolton y Pablo Pedrazzini, en el Laboratorio de Bajas Temperaturas.

*Links a artículos vinculados:

*Una docente y egresada del Balseiro recibió un premio de la Fundación Alexander Von Humboldt (30/08/2021)

*Diseñan un método estadístico para dilucidar la naturaleza del desorden en sistemas interactuantes (05-03/2021)

*Ser mujeres y científicas: reflexiones de tres docentes del Balseiro (12/03/2020) 

*Video "Día Internacional de la Mujer" en el canal de IGTV del Instituto Balseiro (06/03/2020)

*Avanzan en develar los misterios de los “vórtices” en un tipo de superconductores (16/12/2019)

*Papers en primera persona: estudio de “vórtices” en superconductores (11/12/2019 )

*VIDEO: Estudiar en el Instituto Balseiro Lic. en Física (30/03/2017) 

 

 

 

 

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Por Laura García Oviedo

Área de Comunicación Institucional del 
Instituto Balseiro. 

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San Carlos de Bariloche, 01/09/2021
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Cuáles son las características del nuevo telescopio espacial James Webb que se está terminando de poner a punto para ser puesto en órbita por la NASA, en qué consiste su trabajo como jefe de los instrumentos científicos de este telescopio y cómo fue su trayectoria profesional son algunos de los temas de los que tratta el astrofísico Matthew Greenhouse en esta nota.

Fecha de publicación: 23/08/2018

Mathew Greenhouse comenzó a trabajar en el Centro Goddard de la NASA hace más de 20 años. Ha participado en distintos proyectos de instrumentos espaciales de observación en infrarrojo. Y es el responsable de la carga de instrumentos científicos del telescopio espacial James Webb (JWST, por sus siglas en inglés), uno de los proyectos más ambiciosos en la historia de la astronomía. El mundo está a la expectativa de novedades con respecto a su puesta en órbita.

Durante su paso por la ciudad de Bariloche, en el sur de Argentina, el científico de la agencia espacial estadounidense NASA brindó una charla pública y además dio una entrevista al Área de Comunicación del Instituto Balseiro. Fue durante la realización del congreso “Galaxias distantes desde el lejano Sur”, en cuya organización colaboraron profesores del Instituto Balseiro. Durante la nota contó que le gusta mucho navegar, que tiene un hijo y una hija y que está próximo a jubilarse. Aunque antes quiere ver en el espacio al telescopio al que le ha dedicado gran parte de su vida.

-¿Por qué es tan importante este nuevo telescopio espacial? 
-El telescopio espacial James Webb es el sucesor del telescopio espacial Hubble y continuará la época de descubrimientos iniciada por el Hubble, que se está acercando al final de su vida. Este nuevo telescopio nos permitirá mirar el nacimiento de las primeras estrellas y galaxias después del Big Bang. Hará un amplio rango de ciencia al igual que el Hubble. Por ejemplo, podremos estudiar las atmósferas de los exoplanetas, que son planetas que orbitan otras estrellas distintas a la nuestra, y buscar evidencia de vida a través de la química que se refleja en las mismas. Además nos permitirá comprender mejor cómo se forman las estrellas y galaxias, y cómo evolucionan a través del tiempo. Es un instrumento muy poderoso. Se trata del proyecto de ciencia más grande de la historia de los Estados Unidos. El mundo está muy ansioso de que lo pongamos en órbita.

El telescopio James Webb, entre cables y más cables. Crédito: NASA-¿Qué podés contarnos sobre las características de este telescopio? Leí que será muy grande…
-Sí, será muy grande. Tendrá siete veces la capacidad de captura de luz del telescopio espacial Hubble. Eso le dará la sensibilidad para mirar las primeras estrellas y galaxias y para mirar planetas orbitando otras estrellas. Es un telescopio infrarrojo (N. de la R.: que observa radiación infrarroja, en lugar de luz visible) y eso le permitirá estudiar un amplio rango de fenómenos que el Hubble no puede estudiar. El JWST le dará a la humanidad la primera visión en alta definición del universo infrarrojo. Hemos diseñado este telescopio para que tenga la misma capacidad de mirar en el detalle fino al igual que el Hubble. Sólo que podrá hacerlo en la porción en infrarrojo del espectro.

-¿Por qué se necesita “ver” en infrarrojo?
-La luz de las primeras estrellas y galaxias es emitida en la parte ultravioleta del espectro. Pero hasta que la luz viaja hasta nosotros a través del espacio que se expande del universo, la longitud de onda de la luz se estrecha hacia la parte infrarroja del espectro. Así que para mirar esa luz hoy tenemos que mirar en infrarrojo.

-¿Este nuevo telescopio también mirará en la luz visible como el Hubble?
-El observatorio operará desde punto seis micrones, que es en rojo y visible, que es lo que los ojos pueden ver, hasta 28 micrones, que es en la mitad de infrarrojo.

-En tu charla contaste que el James Webb tendrá una especie de paraguas del tamaño de una cancha de tenis para mantenerlo frío, ¿es así?
-Sí, para hacer un observatorio de infrarrojo uno tiene que hacer que todo el telescopio se mantenga muy frío para que no quede cegado por su propia emisión infrarroja. Este telescopio funcionará a una temperatura aproximada de menos 230 grados Celsius, cerca del cero absoluto, unos 40 o 50 grados Kelvin, para darle la sensibilidad que necesita. Y el telescopio es muy grande y pesado. Tiene alrededor de 6,5 toneladas métricas. Entonces para enfriar algo tan grande, a tan baja temperatura, no podríamos usar refrigeradores mecánicos. Tuvimos que encontrar otra manera. Y determinamos que si desplegamos el protector solar gigante del tamaño de una cancha de tenis, en este caso de aproximadamente 24 por 12 metros, el telescopio podría vivir a la sombra de ese escudo solar y refrescarse pasivamente a la temperatura deseada.

-Es como un origami espacial. Tiene que estar doblado y luego desplegarse cuando salga del cohete, ¿es así?
-Sí, el telescopio es mucho más grande que el cohete. El espejo primario del telescopio tiene seis metros y medio de diámetro, que es más grande que el diámetro del cohete más grande. Así que hemos tenido que diseñar este observatorio para que se pliegue dentro del cohete y para luego desplegarlo en órbita a su tamaño completo. Y es una cosa difícil y complicada porque la óptica tiene que desplegarse y al mismo tiempo tener la misma precisión óptica que el Hubble. Pero hemos resuelto todos esos problemas. El telescopio está construido ahora y ha completado casi todas sus pruebas. Estamos bastante seguros de que esto va a funcionar en este punto.

-¿Cuánta gente participa en este proyecto y en qué consiste tu trabajo?
-Unas mil personas de distintos lugares del mundo colaboran en este proyecto. Soy el responsable científico del proyecto para la carga de instrumentos científicos en el observatorio, así que soy responsable de todos los instrumentos de ciencia que están conectados al telescopio. Tenemos cuatro instrumentos de ciencia en One Fine Guidance Sensor, que es el que comprende la carga útil de los instrumentos de ciencia. Y luego hay otros nueve sistemas en esa carga útil que soportan los instrumentos científicos. Todos los instrumentos trabajan juntos para darnos la imagen completa.

- Pensando en alguien que lea esta nota y que suele estar ocupado/a en su trabajo diario, ¿por qué es importante estudiar la historia del universo?
-Has visto el impacto que el Telescopio Espacial Hubble ha tenido en la humanidad. Está en nosotros, como humanos, querer explorar. Durante todo el tiempo que los humanos hemos caminado sobre la tierra, nos hemos estado preguntando sobre cómo llegamos aquí, hacia dónde vamos, cómo se formó el universo, en qué evolucionará. Somos innatamente curiosos y exploramos. Y así es como exploramos hoy.

-¿Cuáles son las chances de encontrar otras “Tierras”? 
-Las posibilidades de encontrar otras Tierras son bastante buenas. Creo que el descubrimiento de vida extraterrestre según lo revelado por la espectroscopia es inminente y seguramente lo verás en tu vida. Sabemos que hay miles de millones de mundos habitables en la galaxia y vamos a comenzar a buscarlos sistemáticamente. Estamos particularmente interesados en planetas como la Tierra, por lo que diseñaremos nuestras estrategias de búsqueda para encontrar esos planetas y nos centraremos en los planetas que tienen agua líquida. Sabemos que para que la química orgánica de la vida se produzca a escala planetaria es necesario que haya un solvente, y el agua es el que nos resulta más familiar.

-Cuando se habla sobre la posible existencia de vida extraterrestre, la mayoría se refiere a vida alienígena inteligente. ¿Es esto posible? ¿O estamos solos en el universo?
-Ciertamente no estamos solos. Y cuando decimos que vamos a encontrar la vida en un futuro muy cercano, es que encontraremos evidencia espectroscópica de la vida, substancias químicas en la atmósfera de los exoplanetas que sea indicativa de la vida y que no se pueda producir de otra manera. Si alguna vez podremos establecer comunicación con vida extraterrestre, será algo a definir.

-Al final de la charla pública que diste sobre el telescopio James Webb aquí en Bariloche citaste a Galileo Galilei. ¿Qué creés que pensaría Galileo sobre la evolución de los telescopios? 
-Oh, Galileo estaría encantado y le gustaría especialmente saber el clima que hay en la actualidad para hacer ciencia. Los científicos pueden tener todo tipo de ideas contrarias sin consecuencias negativas como las que Galileo enfrentó. Él estaría encantado con la forma en que la ciencia ha progresado.

-Trabajo en un instituto en el que se forman ingenieros y físicos. ¿Qué les recomendarías a estudiantes que quieren trabajar en proyectos espaciales?
-Les diría que sean valientes y que crean en sí mismos que pueden hacer eso. El camino es estudiar ingeniería, ciencia y matemática. Proyectos como éste incluyen todas las disciplinas de ingeniería que existen. Por lo tanto, los estudiantes deben seguir sus propios corazones para determinar qué quieren estudiar y, en el caso de que elijan ingeniería, qué tipo de ingeniería quieren hacer. Pero una vez que tomen esa decisión y comiencen, descubrirán que hay aplicaciones en el sector aeroespacial y que deberían perseguir eso. Saber que lo pueden hacer.

Crédito: NASA/Chris Gunn-En tu caso estudiaste geología y luego hiciste un doctorado en física y astrofísica. ¿Cómo encontraste tu vocación y que querías trabajar con telescopios?
-Nunca me interesó la astronomía de chico. Realmente sabía muy poco sobre eso. Cuando fui a la universidad, quería ser geólogo. Para estudiar geología casualmente elegí la Universidad de Arizona en Tucson, que es un importante centro de astronomía. Pero no lo sabía al elegir esa universidad. Después de recibirme de geólogo, decidí que quería hacer otra cosa, pero no sabía qué. Fui a trabajar al departamento de astronomía de la universidad como técnico de instrumentos y ayudé a construir un telescopio cargado por un globo. En los inicios de la astronomía infrarroja solíamos hacer volar telescopios desde globos para ir encima del vapor de agua que hay en la atmósfera. Así que descubrí la astronomía trabajando en este proyecto. Esto me permitió por primera vez encontrarme e interactuar con científicos en la vida real. Fue así que me di cuenta de que yo también podía ser un científico.

-¿Qué pensás sobre cómo alimentar esa curiosidad que todos los niños tienen para tal vez despertar vocaciones en ciencia y tecnología?
-Cuando uno tiene hijos, intenta exponerlos a tantas cosas distintas como sea posible. Queremos que vivan sus sueños. Es muy importante realmente disfrutar lo que uno hace para ganarse la vida porque uno pasa la mayor parte de la vida trabajando. Así que no me importa que mi hijo o mi hija se conviertan en científicos. Queremos que ellos amen lo que hacen y que sean lo suficientemente exitosos, que puedan tener una vida feliz y cómoda.

-Cuando eras niño, ¿cuál era tu sueño?
-Primero quería convertirme en un arquitecto naval. Y luego quería convertirme en un guardabosque. Después, quise ser en geólogo y, de hecho, me convertí en uno. Así que sí, se tienen muchas ideas diferentes cuando uno va creciendo.

-¿Cuál es tu sueño ahora?
- Ahora estoy cerca de jubilarme. Así que mi sueño es ayudar a otras personas a tener éxito en las misiones espaciales.

-¿Te estás poniendo nervioso ante el inminente lanzamiento del cohete que pondrá en órbita al telescopio James Webb?
-Estoy emocionado por el lanzamiento. No estoy nervioso. Estamos muy, muy seguros de que el JWST funcionará según lo planeado.

-La última pregunta: leí que navegás y que tienes un bote. ¿Observás las estrellas para guiarte o usás un GPS? 
-(risas) Sí, tengo un bote pero no observo las estrellas para guiarme al navegar. Uso un GPS. Pero a menudo uno tiene cielos muy oscuros cuando está en el océano. Entonces puede ser muy hermoso mirar las estrellas desde el océano.

-Muchas gracias por esta entrevista.
-Fue un placer.

 Por Laura García Oviedo - Área de Comunicación Institucional y Prensa del Instituto Balseiro.

***

Link a la página oficial del Telescopio Espacial James Webbhttps://www.jwst.nasa.gov/

 *Importante para medios de comunicación y/o sitios web informativos de instituciones: Pueden reproducir esta nota en forma total o parcial mencionando la fuente yl a firma. 

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Link a la página oficial del Telescopio Espacial James Webbhttps://www.jwst.nasa.gov/

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Por Laura García Oviedo

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Instituto Balseiro
San Carlos de Bariloche, 23/08/2018
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Cuáles son las características del nuevo telescopio espacial James Webb que se está terminando de poner a punto para ser puesto en órbita por la NASA, en qué consiste su trabajo como jefe de los instrumentos científicos de este telescopio y cómo fue su trayectoria profesional son algunos de los temas de los que tratta el astrofísico Matthew Greenhouse en esta nota.

Fecha de publicación: 23/08/2018

Mathew Greenhouse comenzó a trabajar en el Centro Goddard de la NASA hace más de 20 años. Ha participado en distintos proyectos de instrumentos espaciales de observación en infrarrojo. Y es el responsable de la carga de instrumentos científicos del telescopio espacial James Webb (JWST, por sus siglas en inglés), uno de los proyectos más ambiciosos en la historia de la astronomía. El mundo está a la expectativa de novedades con respecto a su puesta en órbita.

Durante su paso por la ciudad de Bariloche, en el sur de Argentina, el científico de la agencia espacial estadounidense NASA brindó una charla pública y además dio una entrevista al Área de Comunicación del Instituto Balseiro. Fue durante la realización del congreso “Galaxias distantes desde el lejano Sur”, en cuya organización colaboraron profesores del Instituto Balseiro. Durante la nota contó que le gusta mucho navegar, que tiene un hijo y una hija y que está próximo a jubilarse. Aunque antes quiere ver en el espacio al telescopio al que le ha dedicado gran parte de su vida.

-¿Por qué es tan importante este nuevo telescopio espacial?
-El telescopio espacial James Webb es el sucesor del telescopio espacial Hubble y continuará la época de descubrimientos iniciada por el Hubble, que se está acercando al final de su vida. Este nuevo telescopio nos permitirá mirar el nacimiento de las primeras estrellas y galaxias después del Big Bang. Hará un amplio rango de ciencia al igual que el Hubble. Por ejemplo, podremos estudiar las atmósferas de los exoplanetas, que son planetas que orbitan otras estrellas distintas a la nuestra, y buscar evidencia de vida a través de la química que se refleja en las mismas. Además nos permitirá comprender mejor cómo se forman las estrellas y galaxias, y cómo evolucionan a través del tiempo. Es un instrumento muy poderoso. Se trata del proyecto de ciencia más grande de la historia de los Estados Unidos. El mundo está muy ansioso de que lo pongamos en órbita.

El telescopio James Webb, entre cables y más cables. Crédito: NASA-¿Qué podés contarnos sobre las características de este telescopio? Leí que será muy grande…
-Sí, será muy grande. Tendrá siete veces la capacidad de captura de luz del telescopio espacial Hubble. Eso le dará la sensibilidad para mirar las primeras estrellas y galaxias y para mirar planetas orbitando otras estrellas. Es un telescopio infrarrojo (N. de la R.: que observa radiación infrarroja, en lugar de luz visible) y eso le permitirá estudiar un amplio rango de fenómenos que el Hubble no puede estudiar. El JWST le dará a la humanidad la primera visión en alta definición del universo infrarrojo. Hemos diseñado este telescopio para que tenga la misma capacidad de mirar en el detalle fino al igual que el Hubble. Sólo que podrá hacerlo en la porción en infrarrojo del espectro.

-¿Por qué se necesita “ver” en infrarrojo?
-La luz de las primeras estrellas y galaxias es emitida en la parte ultravioleta del espectro. Pero hasta que la luz viaja hasta nosotros a través del espacio que se expande del universo, la longitud de onda de la luz se estrecha hacia la parte infrarroja del espectro. Así que para mirar esa luz hoy tenemos que mirar en infrarrojo.

-¿Este nuevo telescopio también mirará en la luz visible como el Hubble?
-El observatorio operará desde punto seis micrones, que es en rojo y visible, que es lo que los ojos pueden ver, hasta 28 micrones, que es en la mitad de infrarrojo.

-En tu charla contaste que el James Webb tendrá una especie de paraguas del tamaño de una cancha de tenis para mantenerlo frío, ¿es así?
-Sí, para hacer un observatorio de infrarrojo uno tiene que hacer que todo el telescopio se mantenga muy frío para que no quede cegado por su propia emisión infrarroja. Este telescopio funcionará a una temperatura aproximada de menos 230 grados Celsius, cerca del cero absoluto, unos 40 o 50 grados Kelvin, para darle la sensibilidad que necesita. Y el telescopio es muy grande y pesado. Tiene alrededor de 6,5 toneladas métricas. Entonces para enfriar algo tan grande, a tan baja temperatura, no podríamos usar refrigeradores mecánicos. Tuvimos que encontrar otra manera. Y determinamos que si desplegamos el protector solar gigante del tamaño de una cancha de tenis, en este caso de aproximadamente 24 por 12 metros, el telescopio podría vivir a la sombra de ese escudo solar y refrescarse pasivamente a la temperatura deseada.

-Es como un origami espacial. Tiene que estar doblado y luego desplegarse cuando salga del cohete, ¿es así?
-Sí, el telescopio es mucho más grande que el cohete. El espejo primario del telescopio tiene seis metros y medio de diámetro, que es más grande que el diámetro del cohete más grande. Así que hemos tenido que diseñar este observatorio para que se pliegue dentro del cohete y para luego desplegarlo en órbita a su tamaño completo. Y es una cosa difícil y complicada porque la óptica tiene que desplegarse y al mismo tiempo tener la misma precisión óptica que el Hubble. Pero hemos resuelto todos esos problemas. El telescopio está construido ahora y ha completado casi todas sus pruebas. Estamos bastante seguros de que esto va a funcionar en este punto.

-¿Cuánta gente participa en este proyecto y en qué consiste tu trabajo?
-Unas mil personas de distintos lugares del mundo colaboran en este proyecto. Soy el responsable científico del proyecto para la carga de instrumentos científicos en el observatorio, así que soy responsable de todos los instrumentos de ciencia que están conectados al telescopio. Tenemos cuatro instrumentos de ciencia en One Fine Guidance Sensor, que es el que comprende la carga útil de los instrumentos de ciencia. Y luego hay otros nueve sistemas en esa carga útil que soportan los instrumentos científicos. Todos los instrumentos trabajan juntos para darnos la imagen completa.

- Pensando en alguien que lea esta nota y que suele estar ocupado/a en su trabajo diario, ¿por qué es importante estudiar la historia del universo?
-Has visto el impacto que el Telescopio Espacial Hubble ha tenido en la humanidad. Está en nosotros, como humanos, querer explorar. Durante todo el tiempo que los humanos hemos caminado sobre la tierra, nos hemos estado preguntando sobre cómo llegamos aquí, hacia dónde vamos, cómo se formó el universo, en qué evolucionará. Somos innatamente curiosos y exploramos. Y así es como exploramos hoy.

-¿Cuáles son las chances de encontrar otras “Tierras”?
-Las posibilidades de encontrar otras Tierras son bastante buenas. Creo que el descubrimiento de vida extraterrestre según lo revelado por la espectroscopia es inminente y seguramente lo verás en tu vida. Sabemos que hay miles de millones de mundos habitables en la galaxia y vamos a comenzar a buscarlos sistemáticamente. Estamos particularmente interesados en planetas como la Tierra, por lo que diseñaremos nuestras estrategias de búsqueda para encontrar esos planetas y nos centraremos en los planetas que tienen agua líquida. Sabemos que para que la química orgánica de la vida se produzca a escala planetaria es necesario que haya un solvente, y el agua es el que nos resulta más familiar.

-Cuando se habla sobre la posible existencia de vida extraterrestre, la mayoría se refiere a vida alienígena inteligente. ¿Es esto posible? ¿O estamos solos en el universo?
-Ciertamente no estamos solos. Y cuando decimos que vamos a encontrar la vida en un futuro muy cercano, es que encontraremos evidencia espectroscópica de la vida, substancias químicas en la atmósfera de los exoplanetas que sea indicativa de la vida y que no se pueda producir de otra manera. Si alguna vez podremos establecer comunicación con vida extraterrestre, será algo a definir.

-Al final de la charla pública que diste sobre el telescopio James Webb aquí en Bariloche citaste a Galileo Galilei. ¿Qué creés que pensaría Galileo sobre la evolución de los telescopios?
-Oh, Galileo estaría encantado y le gustaría especialmente saber el clima que hay en la actualidad para hacer ciencia. Los científicos pueden tener todo tipo de ideas contrarias sin consecuencias negativas como las que Galileo enfrentó. Él estaría encantado con la forma en que la ciencia ha progresado.

-Trabajo en un instituto en el que se forman ingenieros y físicos. ¿Qué les recomendarías a estudiantes que quieren trabajar en proyectos espaciales?
-Les diría que sean valientes y que crean en sí mismos que pueden hacer eso. El camino es estudiar ingeniería, ciencia y matemática. Proyectos como éste incluyen todas las disciplinas de ingeniería que existen. Por lo tanto, los estudiantes deben seguir sus propios corazones para determinar qué quieren estudiar y, en el caso de que elijan ingeniería, qué tipo de ingeniería quieren hacer. Pero una vez que tomen esa decisión y comiencen, descubrirán que hay aplicaciones en el sector aeroespacial y que deberían perseguir eso. Saber que lo pueden hacer.

Crédito: NASA/Chris Gunn-En tu caso estudiaste geología y luego hiciste un doctorado en física y astrofísica. ¿Cómo encontraste tu vocación y que querías trabajar con telescopios?
-Nunca me interesó la astronomía de chico. Realmente sabía muy poco sobre eso. Cuando fui a la universidad, quería ser geólogo. Para estudiar geología casualmente elegí la Universidad de Arizona en Tucson, que es un importante centro de astronomía. Pero no lo sabía al elegir esa universidad. Después de recibirme de geólogo, decidí que quería hacer otra cosa, pero no sabía qué. Fui a trabajar al departamento de astronomía de la universidad como técnico de instrumentos y ayudé a construir un telescopio cargado por un globo. En los inicios de la astronomía infrarroja solíamos hacer volar telescopios desde globos para ir encima del vapor de agua que hay en la atmósfera. Así que descubrí la astronomía trabajando en este proyecto. Esto me permitió por primera vez encontrarme e interactuar con científicos en la vida real. Fue así que me di cuenta de que yo también podía ser un científico.

-¿Qué pensás sobre cómo alimentar esa curiosidad que todos los niños tienen para tal vez despertar vocaciones en ciencia y tecnología?
-Cuando uno tiene hijos, intenta exponerlos a tantas cosas distintas como sea posible. Queremos que vivan sus sueños. Es muy importante realmente disfrutar lo que uno hace para ganarse la vida porque uno pasa la mayor parte de la vida trabajando. Así que no me importa que mi hijo o mi hija se conviertan en científicos. Queremos que ellos amen lo que hacen y que sean lo suficientemente exitosos, que puedan tener una vida feliz y cómoda.

-Cuando eras niño, ¿cuál era tu sueño?
-Primero quería convertirme en un arquitecto naval. Y luego quería convertirme en un guardabosque. Después, quise ser en geólogo y, de hecho, me convertí en uno. Así que sí, se tienen muchas ideas diferentes cuando uno va creciendo.

-¿Cuál es tu sueño ahora?
- Ahora estoy cerca de jubilarme. Así que mi sueño es ayudar a otras personas a tener éxito en las misiones espaciales.

-¿Te estás poniendo nervioso ante el inminente lanzamiento del cohete que pondrá en órbita al telescopio James Webb?
-Estoy emocionado por el lanzamiento. No estoy nervioso. Estamos muy, muy seguros de que el JWST funcionará según lo planeado.

-La última pregunta: leí que navegás y que tienes un bote. ¿Observás las estrellas para guiarte o usás un GPS?
-(risas) Sí, tengo un bote pero no observo las estrellas para guiarme al navegar. Uso un GPS. Pero a menudo uno tiene cielos muy oscuros cuando está en el océano. Entonces puede ser muy hermoso mirar las estrellas desde el océano.

-Muchas gracias por esta entrevista.
-Fue un placer.

 Por Laura García Oviedo - Área de Comunicación Institucional y Prensa del Instituto Balseiro.

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Link a la página oficial del Telescopio Espacial James Webbhttps://www.jwst.nasa.gov/

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Por Laura García Oviedo

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San Carlos de Bariloche, 23/08/2018
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