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Sonriente e inspirador, el científico cordobés visitó el Instituto Balseiro, en la ciudad de Bariloche, para dar un coloquio titulado “La revolución de la inmunoterapia en cáncer”. Después de la charla, que convocó a estudiantes y docentes de física e ingeniería además de investigadores de otras disciplinas, médicos y público general de la ciudad, Gabriel Rabinovich brindó una entrevista al Área de Comunicación Institucional y Prensa de este dependiente de la CNEA y la UNCuyo.

En abril de 2017, ingresó como miembro extranjero asociado a la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS), una distinción que tienen en la historia sólo otros siete científicos argentinos. Entre otros múltiples reconocimientos por su trabajo en torno a la proteína llamada “galectina-1”, que juega roles cruciales en la regulación del sistema inmune y en enfermedades como el cáncer, Rabinovich recibió los premios Houssay, Bunge y Born, Konex de Platino y de Honor en Biomedicina y el de la Academia Mundial de las Ciencias (TWAS, por sus siglas en inglés). Su trabajo ya ha generado asimismo nueve patentes.

Licenciado en Bioquímica y Doctor en Inmunología por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Gabriel Rabinovich es actualmente profesor en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Es además director del Laboratorio de Inmunopatología y vicedirector del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme), el mismo que dirigió el Premio Nobel Bernardo Houssay.

Ante la consulta de si alguna vez lo confundieron con un Les Luthiers, se ríe y responde que siempre le preguntan si es familiar de Daniel Rabinovich, uno de los integrantes de esa mítica banda de humor. “La verdad que somos muchos los Rabinovich, pero no tengo parentesco, al menos que yo conozca. Hace poquito me hicieron una nota en un programa que se llama A Fuego Lento y, justo de casualidad también estaba la esposa de Daniel Rabinovich. Nos encontramos por primera vez y empezamos a hablar que a ella siempre le preguntan por mí y a mí me preguntan si soy algo de Daniel”, contó.

GALECTINA-1: HÉROE Y VILLANO

-Ya hablando de su trabajo como investigador, ¿cómo fue que pasó de estudiar en su época de estudiante la retina del pollo a tener hoy 30 personas en su laboratorio? ¿Hubo algo de suerte?

-La verdad es que siempre digo que no elegí la ciencia sino que la ciencia me eligió a mí. Siento, de alguna manera, que cuando empecé a hacer investigación pensé que sería sólo un trabajo transitorio. Tenía 23 años y quería saber qué se hacía en un laboratorio de investigación. Me gustaba la inmunología y la vida me fue llevando a investigar sobre esto, al punto que fue, claramente hubo suerte en el medio, un descubrimiento inesperado. Pero también hubo un motor muy fuerte de querer ver algo, porque, la verdad, todos los resultados de experimentos anteriores eran negativos. 

-Usted identificó la galectina-1 a partir de sus primeros estudios con retinas de pollos. ¿Por qué esta proteína es héroe y villano al mismo tiempo?

-La galectina-1 es una proteína que se produce en nuestro organismo. Cuando uno tiene una respuesta inflamatoria, por ejemplo para poder eliminar cualquier peligro que nos acecha, como un virus o una bacteria, inmediatamente se genera una cantidad de linfocitos T. Éstos empiezan a aumentar para eliminar esa amenaza, que puede ser un tumor o puede ser un microbio. Llega un momento en el que esos linfocitos T tienen volver a la normalidad. A eso se llama resolución de la respuesta. Una vez que la respuesta se ejecutó, se resuelve.

-¿Qué les pasa a los linfocitos T cuando ya cumplieron con su trabajo? ¿Se mueren?

-Sí, tienen que empezar a morirse para llegar a sus niveles normales. No podemos tener linfocitos T activados todo el tiempo. Es como tener un ejército dentro de nosotros y todo el tiempo luchando y luchando. Entonces la galectina-1 le dice: “Pará flaco, ya eliminamos el microbio”. Así, la galectina-1 aumenta la cantidad, forma ese dímero y empieza a matar esos linfocitos T que están de más. Eso lo vimos en nuestro laboratorio. En ese caso esta proteína es buena. Porque si a los linfocitos T los dejamos que sigan en su cantidad muy grande van a empezar a producir enfermedades inflamatorias, autoinmunes y a dañar tejidos propios. En ese sentido, galectina-1 es un héroe.

-En el embarazo también es “buena”, contó en el coloquio.

-Sí, en el embarazo también porque protege al feto que está creciendo y también a la mujer de que no haya un aborto no deseado por linfocitos T que están dañando la placenta. Ese bebé que está creciendo es mitad antígenos del papá y mitad antígenos de la mamá. Entonces cómo hacen los linfocitos T de la mamá, que es un gran misterio, para no dañar a la parte del feto que pertenece al papá. Son organismos diferentes con antígenos diferentes. Lo que hemos visto es que los tumores, a medida que van creciendo, producen niveles de esta proteína muchísimo mayores que los que tiene una célula normal. Esto permite que esté en gran cantidad y de ese modo eliminar linfocitos T que están activados.

-Los linfocitos T también se paralizan…

-Sí, son paralizados. Galectina-1 tiene varios mecanismos de acción. Un mecanismo es primero paralizarlos. Cuando ya están paralizados por mucho tiempo, exponen azúcares y esos azúcares permiten la muerte.

-Entonces en el contexto de cáncer la galectina-1 es letal.

-Sí, en ese caso es un villano. Se le acerca al linfocito. El linfocito no tiene galectina-1 cuando está activado y es normal, porque en algunos casos patógenos lo tiene pero no vamos a entrar en este tema. El tumor produce grandes cantidades de galectina-1 y eso  le sirve para matar al linfocito T.

ESTRATEGIAS Y PATENTES

-Viendo todo este panorama que ocurre dentro de nuestros cuerpos, que en coloquio usted describió como compuesto por bandos de aliados y enemigos, y en el que hay traidores también, ¿qué estrategias idearon para poder meterse en el juego y ayudar a sanar?

- Pusimos en juego la función dual, a veces buena y a veces mala de la galectina-1. Cuando es buena, necesitamos más. Cuando es mala, necesitamos bloquearla. Entonces para poder bloquearla hicimos anticuerpos monoclonales, que son proteínas que fueron descubiertas por César Milstein, Premio Nobel, y lo que hacen es neutralizar una determinada proteína. Nosotros los generamos anti-galectina 1, por lo tanto bloquean galectina-1. La idea es que cuando nosotros administramos esto a  un tumor, por ahora sólo con ratones, lo que hacemos es bloquear galectina-1. Al neutralizarla, forman complejos inmunes que se eliminan y esto impide que esa galectina 1 juegue un rol y elimine linfocitos T. Esa es una estrategia en el caso de tumores.

-¿Y la otra estrategia?

-En el caso de enfermedades autoinmunes, necesitamos más galectina-1. Entonces lo que hicimos fue  construir variantes de galectina-1 que son muy resistentes y es como darles más galectina-1 en su forma óptima para poder… Eso no lo podemos contar mucho aun porque estamos con el proceso de la patente.

-¿Cuántas patentes tienen ya?

-Ahora estamos enviando la décima. Pero si uno ve la relación trabajo-patente, tenemos 240 trabajos y diez patentes. Cada patente es muy complicada. Son patentes que pertenecen al CONICET y a la Fundación Sales, que es una fundación que nos ha ayudado durante todos estos años. En el mundo, la ciencia no depende sólo del Estado sino también de fundaciones sin fines de lucro con miles de donantes… Nosotros tuvimos la suerte de contactar, cuando no teníamos la posibilidad de contar con subsidios del Estado, con esta Fundación para el cáncer, que nos fue ayudando mucho. De hecho, estas patentes son caras y hay que pagarlas en cada país.

-Imagino que su trabajo en el campo de la inmunoterapia ha sido un camino con idas y vueltas…

-Cuando apareció el primer resultado positivo, después de tener resultados negativos, ya había empezado a pensar que no servía para hacer ciencia. Ahora, en forma retrospectiva, puedo contarles lo que me pasó a los chicos jóvenes para ayudarlos a superar las crisis. Porque durante las crisis uno cree que las cosas no le salen y baja la autoestima. Y encima eso era acompañado con concursos docentes que perdía y becas que no salían. No entendía cómo era el tema de la investigación. Veía mucho exitismo por un lado, pero a mí no me salía nada. Entonces me frustré durante un tiempo.

-¿Y qué pasó cuando tuvo ese primer resultado positivo?

-Fue el comienzo de mucho… Tuvimos esa curiosidad de decir qué es esto, porque podríamos haberlo dejado en que un anticuerpo reacciona y dejarlo ahí y no saber de qué se trataba. En cada momento podríamos haberlo dejado. Podríamos haberlo dejado en que mata linfocitos T, pero quisimos preguntar cuál era el rol fisiológico. Siempre me gustó profundizar. El lema en nuestro laboratorio, que me gusta mucho y que lo aplicamos todo el tiempo aún en épocas de vacas flacas, es: “Si podemos soñar lo podemos hacer”. A mí me parece que lo más importante es tener ganas. Tenemos una sola vida para hacer todo lo que queremos hacer. Tenemos que salir de la zona de confort y hacer lo máximo que podamos.

-Es un desafío…

- Obviamente, mi zona de confort es hacer investigación básica, escribir trabajos, proponer hipótesis. Pero ahora nos enfrentamos a algo que es casi una responsabilidad social. Muchas veces tuve esa disquisición de decir: si ya tengo un lugar en la comunidad científica… Me pregunto cuál es la necesidad de estar expuesto a tantas presiones de negociar con compañías farmacéuticas y buscar programas de transferencia, si lo puede hacer otra persona en otro lugar del mundo. Y, en realidad, pienso que es algo muy caliente que me está llamando y que si lo dejo pasar… Quizás en pacientes no funcione, no lo sé… Pero, si funciona puede llegar a ser fantástico. Voy a sentir que le encontré un sentido a mi vida. Más allá de la publicación de trabajos y de la formación de recursos humanos, que, ya de por sí, puede ser un excelente sentido de vida.

-Ya es mucho lo que ha logrado.

-Siento que si se corta mi carrera, podría decir que identifiqué la galectina y su funcionalidad, algo que sentó las bases para nuevos trabajos en otros lugares. Y que formé recursos humanos y que generé un grupo. La verdad que la gente que me eligió es fantástica. Valoro muchísimo el grupo de trabajo que tengo porque hay un respeto entre todos. Hay unas ganas de superación. A mí me da mucha satisfacción que gente tan buena me haya elegido.

-Seguramente usted también eligió a cada integrante de su laboratorio…

-Bueno, todos nos elegimos entre todos.

Ir a la segunda parte de la entrevista: en este link.

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Por Laura García Oviedo

Área de Comunicación Institucional

Instituto Balseiro

San Carlos de Bariloche, 09/08/2017

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Ir a la primera parte de la entrevista: en este link.

Hijo de una madre farmacéutica y un padre contador, este bioquímico argentino es en la actualidad es un referente internacional en el campo de la inmunoterapia. En los Estados Unidos y en Europa, esa alternativa terapéutica, que se basa en regular el sistema inmune de cada paciente, está pisando cada vez más fuerte. En países como Argentina, ya hay tres anticuerpos aprobados para determinados tratamientos oncológicos. Y el equipo de Rabinovich busca aportar más alternativas.

Fecha de publicación: 09/08/2017

Ante la consulta de cuál es su campo específico de investigación, responde que es una cuestión un tanto compleja de responder porque trabaja un poco en glicobiología, ya que estudia azúcares que interactúan con la galectina-1. “Pero mi disciplina es la inmunología, porque estudio el sistema inmune. Hay gente que dice que trabajo en oncología porque trabajo con tumores y hay gente que dice que trabajo con reumatología porque trabajo con artritis reumautoidea. Pero estoy formado como bioquímico y en mi laboratorio tengo bioquímicos y físico-químicos”, describe, con una sonrisa.

Sentado en la oficina de dirección del Instituto Balseiro, con silencio de fondo luego de un atardecer agitado, el doctor Rabinovich dice que en un momento de su vida se dio cuenta que era importante salir de una zona de confort. Y se dio cuenta que además de hacer ciencia quería crear fármacos. “Podríamos haber demostrado nuestra hipótesis en torno a la galectina-1 y dejar que los tecnólogos hicieran los fármacos. Pero nos dieron muchas ganas de hacer una gran inversión de tiempo y valió la pena”, reflexiona el científico cordobés.

LA PUNTA DEL ICEBERG

-¿La inmunoterapia puede complementarse con otros tratamientos?
-Esa es una muy buena pregunta porque mucha gente cree, siendo fundamentalista de cada terapia, de que el hecho que aparezca una terapia hace que uno no tenga en cuenta otras. Lo que se ha visto es que la mejor forma es complementar las terapias. Uno podría utilizar la radioterapia o la quimiotergapia en bajas dosis, no en dosis tan tóxicas como muchas veces se dan, a los fines de liberar más antígenos. El tumor produce más antígenos, esos antígenos o proteínas son captados por células dendríticas, se las presentan a los linfocitos T. O sea cuanto más antígenos libere, más posibilidades hay de que sean captados por las células dendríticas, que vayan al ganglio linfático y que allí las presenten a los linfocitos T.

-En el coloquio usted comparó el ganglio linfático con una discoteca, en la que la célula dendrítica presenta al antígeno a un linfocito T. Siguiendo esa analogía, ¿podría explicar qué ocurre con esos antígenos o “pedacitos” de las células tumorales?
-Supongamos que una chica tiene la posibilidad de conocer a un chico. No le gusta, pero si viene con un pelo diferente, ahí bueno, le empieza a gustar un poquito más. Lo ve más extraño, reacciona mejor a él. Y esto es lo que buscamos. Cuantos más antígenos liberados hay, las células dendríticas los presentan al linfocito T. Cuantos más linfocitos T se excitan con ese antígeno que le trae la célula dendrítica, va a haber más diversidad, hablando de la diversidad que es tan importante, alrededor del tumor. Así, habrá más posibilidades de que maten al tumor cuando se les inhiben esas vías de señalización. Entonces es muy importante que se complementen en algunos casos las estrategias. La radioterapia y la quimioterapia liberan antígenos porque rompen el tumor, y éstos son captados con mayor frecuencia por las células dendríticas.

-¿Qué opina sobre el caso de Jimmy Carter, el expresidente de los Estados Unidos que se hizo inmunoterapia con éxito?
-Tuvo muy buenos resultados. Creo que eso hizo que haya un apoyo sostenido. Todos estos casos de famosos ayudan a que haga más conocida.

-¿Es poco conocida la inmunoterapia en la actualidad?
-Como toda terapia nueva, siempre genera alguna resistencia. Todos estos últimos años he ido, contratado por varias compañías para dar charlas, he visitado distintos países de Latinoamérica porque acá recién está entrando la inmunoterapia. En Estados Unidos y en Europa es mucho más fluida.

-¿La inmunoterapia está aún en pañales?
-Creo que lo que se ha visto hasta ahora es el tip del iceberg. Todavía falta muchísimo por descubrir. Hasta ahora funcionan dos tratamientos muy bien, que son contra dos de estos mecanismos de escape, el PD1 y el CTLA-4, pero hay muchísimos más. Son los anticuerpos del Pembrolizumab, de Merck, el Nivolumab, de Bristol-Myers y el Atezolizumab, de Roche. Hay un conjunto nuevo de moléculas, entre ellas la nuestra, que creemos que van a poder complementar o que van a poder ir en otros pacientes para los que no les funcionan los que ya existen.

EL FUTURO PERSONALIZADO

-¿Qué se espera para el futuro?
-Lo que uno espera para el futuro es que el médico oncólogo tenga un arsenal de distintos fármacos de acuerdo a la estrategia de escape que tenga cada tumor. Porque cada tumor aparece con un conjunto de armas diferente. Es como tener tu casa preparada para defenderte de un ladrón que viene con un arma determinada, pero él se dio cuenta y entra con otro tipo de arma…

-Claro, una misma estrategia no funciona para todos los pacientes.
-Por eso es costosa. No es una terapia estandarizada. Si uno tiene dolor de cabeza y se toma una aspirina o ibuprofeno, hay muchas posibilidades que se suprima. En este caso lo que uno hace es bloquear a nivel biológico un mediador que puede o no producirse, que el tumor puede o no tenerlo aumentado. Si el tumor no tiene aumentada la galectina-1, le das anti-galectina-1 y es como si le estuvieses dando agua. Pero si tiene galectina-1 activa y la bloqueás, es fantástico. Por eso lo importante en el futuro es la medicina de precisión.

-¿Podría contar de qué se trata la medicina de precisión?
-Consiste en detectar cuáles son los pacientes que son elegibles para un tratamiento y también, una vez que se inició el tratamiento, detectar si el tumor de ese paciente empezó a generar un mecanismo de escape adicional. Uno puede estar bloqueando por un lado, y que el tumor busque escaparse por otro lado. Entonces si uno pudiese hacerle un seguimiento y descubrir en qué momento ese tumor se hace resistente, podría tener las armas para salvar al paciente de esa resistencia.

AL SERVICIO DE LA SALUD

-En el coloquio habló sobre la vacunación, ¿por qué es tan importante?
-Soy claramente una persona que defiende la vacunación como inmunológo pero también como participante de esta vida social y como ciudadano. Uno de los grandes logros que ha tenido la medicina en todos estos siglos es la vacunación. Se han erradicado patologías que en otras épocas fueron epidemias y pandemias terribles que han devastado poblaciones, como la viruela. La poliomielitis se está erradicando: hay mucha menor incidencia. Con las vacunas la hepatitis se ha reducido. El cáncer de útero también.

-¿Cómo actúa la vacunación?
-Con el mismo mecanismo que vimos recién. Uno genera un fragmento de un determinado virus o un patógeno que no es virulento. Hay vacunas vivas y no vivas. Las células dendríticas van captando esos antígenos, llegan al ganglio linfático, activan esos linfocitos T y de esos linfocitos T algunos se transforman en efectores y la mayoría se transforman en memoria, que va recirculando durante años y años protegiéndonos de cuando ingresa el patógeno vivo, que puede matar o dañar tus tejidos. Cuando ingresa ese patógeno vivo, se encuentran con esos linfocitos T de memoria. Es cierto que todos tenemos linfocitos T vírgenes, que van a recircular, de toda la vida, que son los propios. Pero lo que uno hace es impulsar para que haya una gran cantidad y una gran frecuencia de linfocitos T contra aquellos patógenos prevalentes en la región.

-¿Qué pasa al no vacunar?
-Si yo no estoy vacunando a mi hijo, porque supongamos que soy padre que dice “no creo en la vacunación y hago lo que quiero con mi hijo”, puedo responder por mi hijo pero no puedo responder por los demás. El chiquito puede ir y contagiarse esa enfermedad que no sea grave para él pero sí para un chico con inmunodeficiencia y que no pueda ser vacunado. Estoy cometiendo, de alguna manera, un homicidio indirecto. Para mí el proyecto de ley que se presentó recientemente era un proyecto homicida.

-También quizás es una cuestión de ignorancia…
-Salí muy al frente, inclusive hablé sobre este tema en presidencia porque es importante no dejar que esas cosas surjan y que haya grupos conservadores que se aprovechen con asesoramientos de medicina alternativa para ir en contra del apoyo a la ciencia básica. Y es importante que se considere todo esto que les conté hoy, las terapias antitumorales, la vacunación, todo lo que mejora la vida de los pacientes, se hicieron gracias a la investigación básica. Cuando uno dice investigación básica se refiere a etapa de investigación fundamental y creativa, que debe mantenerse.

-¿Cuál es su mayor desafío u objetivo?
-¿Mi sueño? Me gusta plantearlo en términos de sueño, porque tiene mucho idealismo. Es ver gotear en la cama de los pacientes tanto el anticuerpo como sus variantes. Es ver que algún fármaco que surja del trabajo de tantos años pueda beneficiar la vida de un paciente. Muchas veces hacemos investigación que queremos que tenga impacto… La misma puede tener impacto en la formación de recursos humanos, en la generación de un conocimiento disruptivo que pueda cambiar los rumbos de un campo de investigación o puede tener un impacto en mejorar la vida de los pacientes. Un investigador lo que quiere es tener algún impacto.

-Ya generar un conocimiento disruptivo, generar ciencia, es muy importante…
-Me parece que muchas veces por esta cosa tan utilitaria, a veces menospreciamos el impacto del conocimiento por la irrupción del conocimiento. Me parece que un objetivo o un sueño grande es que todos estos descubrimientos o la identificación de las funciones de la galectina-1 sean disruptivos. Esto es, que puedan generar un paradigma nuevo y que éste pueda ser aplicado a distintos campos. Y mi sueño mayor es que en la cama del paciente le caiga en el suero el anticuerpo u otro fármaco y ver que le mejora la vida. Si eso sucede, ya tengo cerrado el ciclo de mi carrera.

Ir a la primera parte de la entrevista: en este link.

 

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Por Laura García Oviedo

Área de Comunicación Institucional

Instituto Balseiro

San Carlos de Bariloche, 04/08/2017

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El científico cordobés Gabriel Rabinovich visitó el Instituto Balseiro hace pocos días, en la ciudad de Bariloche, para dar un coloquio titulado “La revolución de la inmunoterapia en cáncer”. La charla convocó a estudiantes y docentes de física e ingeniería además de investigadores de otras disciplinas, médicos y público general de la ciudad. Ante un salón repleto, brindó una clase magistral sobre el sistema inmune y sus descubrimientos en torno a la proteína “galectina-1”.

Fecha de publicación: 09/08/2017

Rabinovich es un referente internacional en el campo de la inmunoterapia en cáncer y en enfermedades autoinmunes. En los Estados Unidos y en Europa, la inmunoterapia, que consiste en regular y reforzar el propio sistema inmune de un paciente, está pisando cada vez más fuerte y ya resuenan casos de famosos que tuvieron éxito con esta terapia, como el ex presidente de los EE.UU., Jimmy Carter. En países como Argentina, ya hay tres anticuerpos aprobados para determinados tratamientos oncológicos. Y el equipo de Rabinovich busca aportar más alternativas.

En abril de 2017, Gabriel Rabinovich ingresó como miembro extranjero asociado a la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS), una distinción que tienen en la historia sólo otros siete científicos argentinos. Ha recibido múltiples reconocimientos por su trabajo en torno a la proteína llamada “galectina-1”, que juega roles cruciales en la regulación del sistema inmune y en enfermedades como el cáncer. Entre otros galardones, Rabinovich recibió los premios Houssay, Bunge y Born, Konex de Platino y de Honor en Biomedicina y el de la Academia Mundial de las Ciencias (TWAS, por sus siglas en inglés). Su trabajo ya ha generado asimismo nueve patentes.

Su trabajo clave inicial fue identificar, hace más de 20 años, una proteína llamada “galectina-1”. Durante el coloquio brindado en el Balseiro, la describió como “héroe y villano” al mismo tiempo debido a su doble funcionalidad dependiendo del contexto. “La galectina-1 es una proteína que se produce en nuestro organismo. Cuando uno tiene una respuesta inflamatoria, por ejemplo para poder eliminar cualquier peligro que nos acecha, como un virus o una bacteria, inmediatamente se genera una cantidad de linfocitos T”, contó el investigador superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Así, los linfocitos T empiezan a aumentar para eliminar esa amenaza, que puede ser un tumor o puede ser un microbio. “Llega un momento en el que esos linfocitos T tienen volver a la normalidad. A eso se llama resolución de la respuesta. Una vez que la respuesta se ejecutó, se resuelve”, agregó Rabinovich, que es además director del Laboratorio de Inmunopatología y vicedirector del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme), el mismo que dirigió el Premio Nobel Bernardo Houssay.

Así, una vez que cumplen su trabajo, los linfocitos T deben regresar a sus niveles normales. En este escenario, entra en juego la galectina-1, que aumenta su cantidad y empieza a matar esos linfocitos T que sobran. “Eso lo vimos en nuestro laboratorio. En ese caso esta proteína es buena. Porque si a los linfocitos T los dejamos que sigan en una cantidad muy grande, van a empezar a producir enfermedades inflamatorias, autoinmunes y a dañar tejidos propios. En ese sentido, galectina-1 es un héroe”, describió el Licenciado en Bioquímica y Doctor en Inmunología por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

Sin embargo, la galectina-1 también tiene otra función. Rabinovich contó que en su laboratorio observaron que en el caso de tumores, a medida éstos que van creciendo producen niveles de galectina-1 muchísimo mayores que los que tiene una célula normal. “Esto permite que esté en gran cantidad y de ese modo elimina linfocitos T que están activados. Es decir, galectina-1 tiene varios mecanismos de acción. Un mecanismo es primero paralizarlos. Cuando ya están paralizados por mucho tiempo, exponen azúcares y esos azúcares permiten la muerte”. En ese contexto de cáncer esa proteína actúa como un villano, destacó el profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Para mostrar esta dualidad en la función de la galectina-1, que a veces es buena y a veces es mala, y ante la atónita mirada del público presente en el coloquio, mostró una imagen de la liga de la justicia, con Súperman, Batman, Spiderman y otros superhéroes de los cómics clásicos. En esa misma imagen, por debajo, se podía ver al grupo de sus súperenemigos, los villanos como el Guasón, el Pingüino, Gatúbela y el Acertijo.

Ahora bien, teniendo en cuenta esa doble función de “héroe o villano” de la galectina-1, el equipo de Rabinovich puso en juego dos estrategias principales. “Cuando es buena, necesitamos más. Cuando es mala, necesitamos bloquearla. Entonces para poder bloquearla hicimos anticuerpos monoclonales, que son proteínas que fueron descubiertas por César Milstein, Premio Nobel, y lo que hacen es neutralizar una determinada proteína. Nosotros los generamos anti-galectina-1, por lo tanto bloquean galectina-1”, detalló durante una entrevista con el Área de Comunicación del Instituto Balseiro.

“La idea es que cuando nosotros administramos este anticuerpo a un tumor, por ahora sólo con ratones, lo que hacemos es bloquear galectina-1. Al neutralizarla, forman complejos inmunes que se eliminan y esto impide que esa galectina-1 juegue un rol y elimine linfocitos T. Esa es una estrategia en el caso de tumores”, explicó el científico. Y agregó en el caso de las enfermedades autoinmunes, su equipo está explorando la estrategia de aumentar la cantidad de galectina-1. Ya tienen nueve patentes por sus trabajos y están tramitando la décima, junto con el CONICET y la Fundación Sales.

Asimismo, Rabinovich contó que la inmunoterapia puede complementarse con otros tratamientos, como la quimioterapia y la radioterapia. Sin embargo, señaló que es muy importante que la actualización y la capacitación de los médicos oncólogos en este campo, ya que en América latina la inmunoterapia es muy reciente. “Creo que lo que se ha visto hasta ahora es la punta del iceberg. Todavía falta muchísimo por descubrir”, dijo.

Además, enfatizó la importancia de la vacunación, tanto desde su punto de vista de inmunólogo y también como ciudadano responsable. “Uno de los grandes logros que ha tenido la medicina en todos estos siglos es la vacunación. Se han erradicado patologías que en otras épocas fueron epidemias y pandemias terribles que han devastado poblaciones, como la viruela. La poliomielitis se está erradicando: hay mucha menor incidencia. Con las vacunas la hepatitis se ha reducido. El cáncer de útero también, con la vacuna del papiloma”, dijo.

Ante la consulta de si alguna vez lo confundieron con un Les Luthiers, se ríe y responde que siempre le preguntan si es familiar de Daniel Rabinovich, uno de los integrantes de esa mítica banda de humor. “La verdad que somos muchos los Rabinovich, pero no tengo parentesco, al menos que yo conozca”, contó. Sin embargo, con su tonada cordobesa, logró generar más que una sonrisa en su coloquio que, a pesar de la complejidad del tema expuesto, fue muy didáctico a la vez de entretenido y riguroso.

Con respecto al futuro, aseguró que la medicina personalizada es lo que se viene. Cada tumor es diferente y trae un arsenal que desafía a los médicos, enfatizó. Y agrega por esa razón será crucial en los próximos años los médicos calibren las terapias para cada paciente. “Lo que uno espera para el futuro es que el médico oncólogo tenga un arsenal de distintos fármacos de acuerdo a la estrategia de escape que tenga cada tumor”, dijo Rabinovich.

Además, el científico contó que uno de sus sueños es que todos estos descubrimientos que ha logrado con su equipo en torno a la identificación de las funciones de la galectina-1 sean disruptivos. Esto es, que generen un paradigma nuevo y que éste pueda ser aplicado a distintos campos. “Y mi sueño mayor es que en la cama del paciente le caiga en el suero nuestro anticuerpo u otro fármaco relacionado con nuestra investigación. Y ver que así mejora la vida. Si eso sucede, ya tengo cerrado el ciclo de mi carrera”, concluyó.

Links vinculados:

-Entrevista al Dr. Rabinovich, parte I: "Hay que salir de la zona de confort y hacer lo máximo que podamos""Hay que salir de la zona de confort y hacer lo máximo que podamos" (09/08/2017).

-Entrevista al Dr. Rabinovich, parte II: "Aún falta muchísimo por descubrir en el campo de la inmunoterapia"Entrevista al Dr. Rabinovich, parte II: "Aún falta mucho por descubrir en el campo de la inmunoterapia" (09/08/2017).

 

 

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Por Laura García Oviedo

Área de Comunicación Institucional

Instituto Balseiro

San Carlos de Bariloche, 04/08/2017

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