Es magíster en Física Médica y trabaja en la Fundación Intecnus, de Bariloche. En esta nueva entrega de Egresadas IB, cuenta los motivos para elegir esa carrera, los obstáculos que tuvo por ser mujer y lo que más la apasiona de una disciplina que reúne profesionales de diversas áreas.

Fecha de publicación: 28/01/2021

Cuando tenía 12 años, Virgnia Venier vio la película Apolo 13 y quiso ser astronauta. Su mamá le dijo que eso no se estudiaba en Córdoba, su ciudad natal, pero que sí estaba la opción de hacer Astronomía. Virginia siguió firme con esa idea y cuando terminó el secundario comenzó la carrera en la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba (FAMAF – UNC).

En primer año, debido a los comentarios machistas que recibía por parte de algunos profesores y compañeros, estuvo a punto de dejar la carrera. “Afortunadamente mis amigos y amigas, y un par de profesores con otra cabeza, me acompañaron un montón y gracias a su contención pude seguir adelante”, cuenta.

En tercer año, decidió que quería ser física y se cambió de carrera. Le gustó tanto que, apenas terminó, aplicó para ingresar al Instituto Balseiro, dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO). La carrera elegida fue la Maestría en Física Médica. Hoy es responsable física del Servicio de Medicina Nuclear de la Fundación Intecnus, que brinda servicios asistenciales de salud en diagnóstico y tratamiento para una amplia gama de patologías oncológicas, cardíacas, neurológicas y endócrinas, entre otras.

-¿Cómo fue la experiencia de hacer la Maestría en el Instituto Balseiro?
-Fue una experiencia muy enriquecedora. La Maestría en Física Médica tiene la particularidad de que los estudiantes venimos con distintas formaciones de base. Hay profesionales de la física, bioingeniería, biotecnología, ingeniería nuclear, bioquímica, biólogía, etc., y eso crea un ambiente muy lindo donde se descubren y comparten las fortalezas de cada uno. El grupo de compañeros con los que transité ese período fue muy lindo, la pasamos muy bien y varios seguimos siendo amigos y colegas. Aquel tiempo lo recuerdo con mucha alegría, aunque cuando llegaban las épocas de examen nos la pasábamos estudiando muchísimo porque el ritmo es diferente al de otras universidades y el hecho de que haya que rendir en una determinada fecha hace que tengas que aprender a organizar mejor los tiempos.

-¿Dónde trabajás actualmente y cuál es tu rol?
-Luego de finalizada la maestría en Física Médica me formé en la especialidad de Medicina Nuclear en la Fundación Escuela Medicina Nuclear (Fuesmen), de Mendoza. Actualmente trabajo para la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y me desempeño como responsable física del Servicio de Medicina Nuclear de la Fundación Intecnus (Instituto de Tecnologías Nucleares para la salud).

-¿Qué te gusta hacer en tus tiempos libres?
-Hoy la situación está un poco complicada todavía pero me encanta juntarme con mis amigos e ir a tomar una cerveza o juntarnos y cocinar algo rico. Me apasiona el cine y, más en tiempos de pandemia, las series nórdicas. Hago canto y danza clásica, si bien es algo que me cuesta y no me sale muy bien, lo disfruto mucho. Otra de las cosas que también me gusta mucho hacer tiene que ver con lo social. En Mendoza visitaba el penal de menores haciendo acompañamiento a los jóvenes, experiencia que me enseñó muchísimas cosas y me cambió como persona. Hoy soy voluntaria del Hogar de Cristo, institución que depende de Cáritas y trabaja con jóvenes que tienen problemas de adicciones y, algunos, conflictos con la ley, en el alto de Bariloche.

-Teniendo en cuenta que la física sigue siendo un campo bastante masculinizado, ¿sentiste algún tipo de discriminación u obstáculo por ser mujer?
-Sí, creo que la mayoría de las mujeres hemos pasado por alguna situación de discriminación u obstáculo. A veces por algunos comentarios sexistas que se realizan en forma de “chistes” y otras porque tenemos que demostrar más para ser tenidas en cuenta. En mi experiencia personal, he sentido más fuertemente discriminación cuando hice la carrera (N. de la R.: de grado). En su momento pensaba que era por los prejuicios que existían, por ejemplo, por ser rubia o por la forma de vestirme. Creo que en este último tiempo, donde tenemos la posibilidad de formarnos más en temas de género, pudimos visibilizar más situaciones. Tuve profesores que me han dicho que no pertenecía a la facultad o que, literalmente, no me daba la cabeza para ser física. A mis compañeros varones no les decían esas cosas. Eso impactó negativamente en mi autoestima y casi dejo la carrera en primer año.

-¿Creés que la situación de desigualdad de género en las ciencias fue cambiando en los últimos años?
-Fue cambiando un poco pero aún queda mucho trabajo por hacer. Si bien hay más mujeres en ciencias, los cargos jerárquicos todavía son ocupados en su mayoría por hombres. Pero es un tema que se está poniendo sobre la mesa y se ha comenzado a hablar. Hoy en día las mujeres estamos más unidas y eso tiene muchísimo valor.

-¿Qué les dirías a las chicas que tienen ganas de estudiar física pero no se animan porque piensan que no es para ellas?
-Que se animen. A veces es un salto al vacío porque no sabemos muy bien de qué se trata (o por lo menos en mi caso fue así) pero que es un camino que vale la pena recorrer. Y que si después uno se da cuenta que no va por ahí su vocación, lo aprendido siempre es una ganancia.

-¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo?
-Me apasiona el trabajo en equipo y la interacción con profesionales de distinta formación. Me sorprende lo polifacéticos que podemos ser los físicos médicos, sobre todo en gestión y coordinación y los aportes que podemos realizar para mejorar los distintos servicios en los que nos desempeñamos. También los desafíos que se nos presentan día a día en la implementación de protocolos nuevos o en la mejora de los ya establecidos, para que el paciente pueda acceder a mejores estudios diagnósticos y tratamientos más eficaces.

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Por Nadia Luna

Crédito foto: Gentileza. 

Para el Área de Comunicación Institucional del 
Instituto Balseiro. 
San Carlos de Bariloche, 28/01/2021
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