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Cine en el Balseiro: “Alta Frecuencia”, una propuesta que desafía al espectador

Desde marzo de 2022, el Instituto Balseiro cuenta con un nuevo ciclo de cine-arte: “Alta Frecuencia”. En esta nota, sus coordinadores, Lucía Cabrera y Pedro Martínez, cuentan de qué se trata esta propuesta abierta al público y cuáles son sus objetivos. Además, el físico Gerardo Aldazabal aporta recuerdos de cómo era el cineclub del Balseiro hace 40 años.

Fecha de publicación: 09/09/2022

Por lo general, las carteleras de las principales salas de cine están repletas de películas elaboradas por grandes estudios. Sostenido por el mandato del éxito de taquilla, el mainstream acapara la oferta cinematográfica. Y así, se le impone un filtro a una gran cantidad de filmes que no llegan a ser una opción para el espectador.

Frente a este panorama, aparecen como alternativa las pequeñas salas y ciclos que proyectan cintas independientes o de autor,  provenientes de distintos rincones de la periferia. Este es el caso de "Alta Frecuencia", una iniciativa que se materializó este año en el campus del Instituto Balseiro (IB), en el Centro Atómico Bariloche (CAB). Su génesis se remonta a la etapa de pandemia, cuando no era más que una idea que rebotaba entre charlas de café, según cuentan los coordinadores de este cineclub.

En la actualidad, este ciclo de cine-arte se realiza los miércoles de 19 a 21 hs en el Aula Ex-Biblioteca del campus del Balseiro. Asimismo, es importante destacar que “Alta Frecuencia” está abierto al público externo al Balseiro o al CAB. La dirección es Av. Bustillo km 9,5 y para asistir es necesario completar un formulario de Google. La entrada es gratuita.

Es importante mencionar que además en 2022 volvió a funcionar otra propuesta paralela, que es el tradicional cineclub coordinado por el Centro de Estudiantes del Instituto Balseiro (CEIB), llamado “Rubén Ramos”. Actualmente, este ciclo proyecta películas los domingos por la tarde, y está destinado a estudiantes del Instituto.

Foco en “Alta Frecuencia”

“El ciclo está destinado a quienes tengan ganas de ver algo diferente y se animen a nuestras propuestas. Con mucha alegría podemos decir que, si bien en un comienzo era una actividad exclusiva para la comunidad CAB-IB, esto ya no es así. Las proyecciones son abiertas a todo público de la ciudad de Bariloche”, asegura la física Lucía Cabrera, una de las organizadoras del ciclo “Alta Frecuencia”, que tiene 31 años y es oriunda de Santa Fe capital, provincia de Santa Fe.

Pedro Martínez, co-coordinador del cineclub junto a Cabrera, remarca que las personas interesadas en asistir a las proyecciones deben ser de nacionalidad argentina y mayores de edad, por una cuestión de logística interna del CAB. Asimismo, deben anotarse un día antes de cada encuentro para contar con los permisos correspondientes. “Parece complicado, pero para venir lo único que se requiere es llenar el formulario de Google el día anterior y listo”, agrega el físico, también de 31 años, y que es nacido en 9 de Julio, provincia de Buenos Aires.

“Alta Frecuencia” está conformado por una serie de miniciclos, cada uno de los cuales se compone de tres películas y gira en torno a la figura de un director o directora de cine. “Para no desgastar al público, hacemos tres miércoles seguidos y damos uno de descanso. Cada uno de esos miércoles se proyecta una película de un mismo director y para los próximos tres cambiamos”, explica Martínez, que es Doctor en Física y está realizando un  posdoctorado en el Grupo de Partículas y Campos del CAB bajo la dirección de Horacio Casini.

¿Qué criterios rigen la selección de películas para el ciclo? “Alta Frecuencia” se caracteriza por escapar a los lugares comunes que propone el cine mainstream, y acerca a los espectadores a culturas, historias, experiencias y lenguajes con los que quizás no estén muy familiarizados. 

“Elegimos a los directores de cine según conozcamos algo de su material que nos haya gustado, y tratando de evitar ir por caminos demasiado transitados: queremos que las personas que participen de la actividad conozcan junto con nosotros cosas que los enriquezcan y motiven a seguir explorando”, afirma, por su parte, Lucía Cabrera, que es estudiante del Doctorado en Física en el Instituto Balseiro.

Además, Cabrera, que está realizando su tesis en el grupo de Partículas y Campos del CAB bajo la dirección de Gerardo Aldazábal, menciona que también se tiene en cuenta la duración de los filmes -mayormente largometrajes-, y que los mismos muestren distintas facetas del mismo director o directora. Desde los inicios del ciclo en marzo de 2022 se han proyectado películas de: Orson Welles, Agnès Varda, Pedro Almodóvar, Nanni Moretti, Wong Kar-wai; y en el mes de agosto, de Park Chan-wook. 

Para lo que queda del año, los coordinadores cuentan que ya tienen un esquema pensado para las próximas proyecciones. “Los directores están definidos y las películas, casi todas, también. Salimos de Corea pero nos quedaremos un tiempo más en Asia, para luego irnos al Norte de Europa”, dice Cabrera. Para futuras ediciones, quieren incursionar en la proyección de películas de Argentina y la región latinoamericana, además de cine de animación.

Además, los organizadores del ciclo detallan que la película de la semana se anuncia los días lunes y se realiza un recordatorio el mismo miércoles. Y que el público siempre es invitado a sumar sugerencias, ya que se trata de un proyecto dinámico, que está abierto a nuevas ideas. Por lo tanto, quienes quieran contactar a los organizadores del ciclo lo pueden hacer a través de sus direcciones de correo electrónico (Lucía Cabrera: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. / Pedro Martínez: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.).

Debido al formato de miniciclos, y la cantidad de películas que componen a cada uno de éstos, por año se consigue presentar a lo sumo 10 directores, y en consecuencia siempre quedan otras propuestas para compartir más adelante. “De momento no tenemos miedo de afirmar que el año que viene va a seguir habiendo torta, café y cine los miércoles a la tarde en el CAB-IB”, comenta Martínez proyectándose hacia 2023.

¿Por qué cine?

El cine, que se vale de la imagen en movimiento como principal recurso para construir significados, es una de tantas formas de expresión artística que el ser humano tiene a su disposición para representar y transformar el mundo. Teniendo en cuenta ese abanico de posibilidades, ¿qué llevó a los organizadores de “Alta Frecuencia” a relacionarse con el cine y crear su propio espacio dedicado al séptimo arte?

Lucía Cabrera y Pedro Martínez se conocieron en 2019, en la ciudad de La Plata. En 2021, cuando aún no se había retornado a la plena presencialidad en el CAB debido a la pandemia de COVID-19, comenzaron a soñar con crear esta propuesta cultural. Fue así que en marzo de 2022 pudieron dar inicio al nuevo ciclo, con el apoyo de la Secretaría de Bienestar del Balseiro, cuyo responsable es el físico Leandro Da Rold, y del equipo de TIC del Instituto, a cargo de la ingeniera Leonor Escudero.

“Nuestra idea es que toda la comunidad pueda disfrutar de este espacio, que tratamos de ubicar temporalmente en un horario que permita asistir tanto a quienes residen en el CAB como a quienes no”, afirma Cabrera. Martínez complementa: “Nos propusimos principalmente desafiar al espectador con películas que uno difícilmente encontraría en un círculo comercial”. Y el físico destaca que buscan explorar la obra de algunos directores que hablan sobre la historia y el presente del cine como arte.

¿Qué motivaciones personales los unen en esta iniciativa? Cabrera cuenta que disfruta de una buena historia, independientemente del formato que se use para transmitirla. En ese sentido, el cine constituye un medio particular para lograr ese fin. Sin embargo, la científica diferencia al cine respecto de otras maneras de hacer arte -como la literatura y la pintura- por su naturaleza colectiva. 

“En el cine se conjugan en general un número grande de procesos creativos paralelos de todas las personas involucradas en la producción. Así, nadie tiene el control absoluto del resultado final, y me parece interesante ver cuáles son los recursos con que se juega para transmitir un mensaje”, afirma Cabrera. A su vez, destaca el papel activo del espectador a la hora de reconstruir e interpretar los sentidos que transmite cada cinta.

Por su parte, Martínez comenta que en su niñez empezó a relacionarse con el arte a través de la literatura. Hace algunos años, mientras hacía su doctorado en La Plata, decidió incursionar en el cine. Al igual que Cabrera, remarca el componente colectivo de esta técnica artística en contraste con la literatura, cualidad que lo hace “más fácil de compartir”. Asimismo, considera al cine como algo más que la suma de sus partes. 

“El reduccionista puede ver al cine como una simple mezcla de cosas, digamos teatro más música más literatura o algo así. Me gusta pensar que el cine, como séptimo arte independiente, tiene lugar precisamente cuando surge algo nuevo que excede a esa suma, de la misma forma que una novela no es una suma de letras”, afirma Martínez.

Una tradición con historia

Quienes viven en Bariloche seguramente habrán escuchado del cineclub del Centro Atómico Bariloche y del Instituto Balseiro, institución dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO). De hecho, Gerardo Aldazabal, del mismo grupo de investigación donde ahora están trabajando Cabrera y Martínez, fue en otros tiempos el coordinador del mismo (ver Subnota: “Recuerdos de cineclub”). En la oficina que está encima del salón de actos se puede ver el espacio reservado para el proyector de películas; incluso hay un hueco en la pared, tapado pero que evidencia las huellas de un cine.

En 2022, “Alta Frecuencia” muestra otra cara del cine y propone una experiencia diferente al espectador, a quien desafía con películas que no están presentes en el imaginario colectivo o que, en palabras de Martínez, “a veces da algo de pereza para ver en soledad”. Se trata de filmes que ponen sobre la mesa otras maneras de comunicar y de significar, de contar historias  y representar el mundo a través de distintos lenguajes. 

¿Quiénes pueden participar? Todo el público curioso está invitado. “Si a veces sienten que les cuentan siempre las mismas historias de la misma forma y se aburren, creo que van a encontrar un espacio muy lindo en el ciclo”, afirma Martínez. También destaca que no se trata de un cine-debate, ni que hay asistir cada semana o tener conocimientos previos. Sólo hay que tener ganas de mirar cine, y allí se les espera con “torta, café y la misma curiosidad”.

Por eso, cuando el peso de la rutina se empieza a sentir y se busca una manera de desconectar por un momento del trabajo o el estudio,  “Alta Frecuencia” se presenta como una opción más que interesante para cortar la semana. Allí se puede disfrutar de una buena película, en compañía de un grupo de entusiastas del cine.

Por Renzo Cuello Naranjo / Área de Comunicación Institucional y Prensa del Instituto Balseiro



COLUMNA

RECUERDOS DE UN CINEBLUB…

Por Gerardo Aldazabal*

“Recupero algunos recuerdos de la época de estudiantes cuando gestionamos el cine club junto a Roberto Cassiba, “Pupa”. También participábamos de las proyecciones, junto a otros estudiantes. Fin de los 70, principios de los 80, plena dictadura.

El cine funcionaba desde los inicios del IB y una buena parte de la gente que asistía no era de la comunidad IB-CAB, unas 100 personas  cada viernes. No había que cruzar una barrera, registrar la huella digital, ni anotarse en una lista.

Venir al cine era una actividad social. Comenzaba alrededor de las 10 de la noche, generalmente había un intervalo con cafetería y después de medianoche un numeroso grupo iba a L’electron fou, la “discoteque” del CAB.

La proyección se hacía con dos proyectores de 35mm, con luz producida por un arco voltaico con electrodos de carbono y película de celuloide. Cada película tenía unos diez rollos, se proyectaba un rollo con un proyector y cuando estaba por finalizar se encendía el segundo proyector. UnaS manchas aparecían en la pantalla indicando que era el momento de cambiar. Se hacía el cambio de rollo tratando que no se notase.   

Las temperaturas del arco son de varios miles de grados y una distracción llevaba a que se incendiara la película. Un ejemplo extremo es la elocuente  escena de Cinema Paradiso cuando Totò no puede impedir que Alfredo (quien proyectaba) se quede ciego al incendiarse la película y así termine destruido el sitio de sus sueños.

Las películas se conseguían a través de instituciones culturales como las de la Embajada de Francia o Alemania o distribuidoras como la de Roque González en Bahía Blanca. Fueron especiales las películas del área soviética que llegaban a través de la distribuidora Artkino Pictures fundada por Isaac Argentino Vainikoff, un descendiente de rusos que gestionaba el Cine Cosmos 70 (en alusión a los logros soviéticos en el espacio y a las películas de 70mm), en la calle Corrientes en Buenos Aires. 

Los rollos viajaban en avión, generalmente por Austral o Aerolíneas Argentinas. Muchas veces llegaban el mismo día de la proyección, sin tiempo para mirarlos antes. Las cajas, numeradas, podían tener los rollos intercambiados y alguna vez un divorcio ocurría antes del casamiento.

Hubo momentos de tensión. Cuando llegó la película La sangre de un poeta (Le Sang d'un Poète, 1930) de Jean Cocteau, una obra del cine experimental y surrealista, descubrimos que, además, no tenía subtítulos. Decidimos traducir los pocos diálogos que tenía y Pupa los leía, con un micrófono desde la sala de proyección, a medida que avanzaba la proyección. Desde la salita veíamos cómo la gente se levantaba y en algunos casos se oía la protesta y el portazo. Solo un pequeño y entusiasta grupo eligió quedarse hasta el final y pudo disfrutar de la obra completa.

En varias oportunidades había un cine debate luego de la proyección con panelistas locales.

Mi tío de América, El año pasado en Marienbad, El enigma de Kaspar Hauser, Aguirre la Ira de Dios, Ludwig, La Familia, Rocco y sus hermanos, Rashomon,  Dodeskaden, Dersu Uzala, Alejandro Nevski, Octubre, La zona, Siberiada, Trenes rigurosamante vigilados, La estructura de cristal, El bosque de los abedules, El hombre de mármol, Cría cuervos, La Colmena  y muchos otros títulos se proyectaron en el salón de actos del IB.

Como solía anunciar  Pupa en la presentación de cada uno:  ´Una de las diez joyas del séptimo arte´.”

*Ex coordinador del cineclub del Instituto Balseiro y del Centro Atómico Bariloche; egresado y docente del IB.

 

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Por Renzo Cuello Naranjo

Edición: Laura García Oviedo

Área de Comunicación Institucional y Prensa

Crédito foto: Marion Prieto / Prensa IB

Instituto Balseiro, San Carlos de Bariloche, 09/09/2022

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