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Cafés científicos CAB-IB: una invitación a la curiosidad

Micromáquinas, energía nuclear, diversidad cultural y hasta tsunamis son algunos de temas que han tenido su espacio en los “Cafés Científicos CAB-IB” desde su creación en 2005. En esta nota, sus coordinadores, Juana Gervasoni y Hugo Corso, realizan un balance sobre esta iniciativa de divulgación científica, que forma parte de la oferta de actividades de extensión del Instituto Balseiro (IB) y que recibe apoyo del Centro Atómico Bariloche (CAB).

Fecha de publicación: 07-02-2014

Los “Cafés Científicos CAB-IB” nacieron de la mano de Juana Gervasoni, en la ciudad de San Carlos de Bariloche, en sintonía con una tendencia mundial de un incremento de ese tipo de iniciativas destinadas a difundir la ciencia en la sociedad. En 2010, se sumó Hugo Corso al equipo organizador. “Si logramos que los asistentes expresen sus dudas, se cuestionen lo que pensaban y se vayan con más preguntas que las que se habían hecho antes, habremos conseguido nuestro objetivo de cada encuentro”, expresó Corso.

En 2014, al igual que en años previos, los cafés científicos serán ocho en total, y se realizarán una vez por mes, de marzo a junio y de agosto a noviembre, según indican Gervasoni y Corso. Además destacan que la actividad, que integra  la  red internacional de cafés científicos (http://www.cafescientifique.org), es de entrada libre y gratuita.

En los cafés, los protagonistas son tanto los científicos, que son los encargados de exponer los temas, como así también los integrantes del público, que sazonan con sus preguntas y dudas cada jornada. Además, siempre hay más de un termo lleno de café y bandejas de masitas para convidar a los asistentes.

“El principal objetivo es acercar a un público no especialista temas que a priori pueden parecer de difícil acceso. Sin embargo, todos los temas, por más complejos que sean, pueden ser explicados a un público no especializado, al menos en sus aspectos más generales”, dijo Hugo Corso, que es ingeniero químico e investigador del Departamento de Materiales Metálicos y Nanoestructurados del Centro Atómico Bariloche (CAB).

Ante la consulta de cuáles son los logros de los últimos años, Corso reflexionó: “Hemos conseguido bastante estabilidad, continuidad y apoyo para la actividad. Además, publicamos en 2013 el tercer libro consecutivo, con artículos escritos por los panelistas que participaron de cada ciclo. Así que ya están publicados los libros de los ciclos 2010, 2011 y 2012”, señaló. Y agregó que ya están trabajando en el proceso de edición del cuarto libro, sobre las charlas de 2013 y que se publicará a mediados de 2014.

La doctora en Física Juana Gervasoni destacó, a su vez, que es importante tener en cuenta que en el mundo actual, las instituciones  científicas  se  involucran cada vez más  en  “actividades  de  divulgación  científica, comunicación  científica, proyectos de perfeccionamiento docente y actividades de carácter no formal para alumnos de todos los niveles educativos”. Gervasoni es docente del Instituto Balseiro, que es una institución educativa que depende de la Comisión Nacional de Energía Atómica y de la Universidad Nacional de Cuyo.

“Estas acciones tienen un rol importante en lograr sociedades más democráticas, profundizar el valor que se otorga socialmente a la ciencia y  conseguir un cierto grado de alfabetización científica, algo que es imprescindible dados los  avances  científico-tecnológicos  actuales  y  la  toma  de  decisiones relacionadas con temas científicos en la vida cotidiana de cualquier ciudadano”, reflexionó Gervasoni, que es además investigadora de CNEA y de CONICET, y Jefa del Departamento de Materiales Metálicos y Nanoestructurados, de la Gerencia de Investigación Aplicada del CAB.

Para la científica, estas reuniones son una invitación para que cualquier ciudadano  explore  ideas  y  conceptos  científicos  en  un  ambiente relajado,  y para que también   se  sienta  más  motivado a  participar.  “Se realizan a nivel mundial en cafés, bares, restaurantes e incluso teatros, pero siempre fuera del contexto académico tradicional”, contó la científica. Y apuntó el dato de que el primer café científico se realizó en Leeds, Gran Bretaña, en 1997, y que se estima que en la actualidad hay alrededor de 300 en el mundo.  “En la Argentina, hay en Buenos Aires y en Bariloche”, agregó Gervasoni.

Corso señala que han tenido una muy buena experiencia con la iniciativa que impulsan a nivel local. “Si bien hay que tener en cuenta que no es una actividad masiva ya que a veces se tratan temas que pueden ser de interés para algunas personas, tratamos de ser lo más abarcadores posible”, opinó Corso, que es docente de química en el Centro Regional Universitario  de la Universidad Nacional del Comahue.

“Tenemos un público bastante estable, la cantidad ronda entre 30 y 40 personas en cada encuentro. Hacemos difusión a través de los medios de comunicación, de afiches que distribuimos en lugares estratégicos y de un listado de correos electrónicos que se va engrosando en cada encuentro, y al que le enviamos el aviso de cada café los días anteriores a su realización”, contó Corso.

La historia de la física cuántica, los secretos de la ciencia forense y hasta los mitos de la ingeniería genética han sido algunos de los temas tratados en los cafés de los últimos años. La lista, que es extensa, incluye también miradas desde las ciencias sociales, como la antropología, la lingüística y la historia de la ciencia, entre muchos otros temas.

Es que, según destacan ambos investigadores, el fundamento de la iniciativa mundial de cafés científicos (los del CAB-IB forman parte de esa red internacional) es buscar el diálogo sobre los distintos temas de ciencia y tecnología, y, especialmente, sobre el amplio cometido social de estos conocimientos, “que da lugar a intrincadas, y no siempre evidentes, relaciones con  otros campos del conocimiento, como por ejemplo, el arte en su más variada y extensa concepción”, señalan.

“La divulgación de  la ciencia, según  la definición de Manuel Calvo Hernando, comprende  todo  tipo  de  actividades  de  ampliación  y  actualización  del conocimiento, con una sola condición: que sean tareas extraescolares, que se encuentren fuera de la enseñanza académica regulada y que estén dedicadas al público no especialista”, destacó Gervasoni. Y opinó que los cafés científicos “están mejorando la comunicación entre las instituciones académicas, científicas y tecnológicas, que son generadoras de conocimiento, y la sociedad”.

Por su parte, Corso realizó una reflexión sobre el aporte que pueden realizar los investigadores en el campo de la divulgación de la ciencia. “Los científicos y tecnólogos, sobre todo los que recibimos un sueldo del Estado, tenemos la obligación de explicar a la sociedad qué hacemos y para qué sirve lo que hacemos. Es una manera de retribuir mínimamente el esfuerzo de la gente que con sus impuestos mantiene nuestros laboratorios e institutos y sus profesionales”, dijo Corso.

Asimismo, la dupla de científicos-divulgadores invitó a todo el público interesado a asistir al ciclo 2014, que comenzará en marzo próximo. Ambos alentaron a los ciudadanos a participar “sin prejuicios y con la mente abierta, dispuestos a interrumpir y preguntar”.

 

Las tapas de las publicaciones 2010-2012

RECUADRO:

TRES LIBROS Y EL CUARTO EN CAMINO

Los títulos de los libros basados en los “Cafés Científicos CAB-IB” que ya están publicados son:

*“Ojalá que llueva café.” (Ciclo de cafés científicos de 2010, Editorial Dunken.)

*“Café con Ciencia.” (Ciclo 2011, Tinta Libre Ediciones.)

*“Como una escuela de todas las cosas…” (Ciclo 2012, Tinta Libre Ediciones.)

Según destacaron sus editores, estos libros se pueden adquirir en las librerías del centro de San Carlos de Bariloche y en la biblioteca “Leo Falicov”, del Instituto Balseiro en el CAB. El cuarto libro, basado en el ciclo de cafés de 2013, ya está en proceso de edición y se estima que estará publicado a mediados de 2014. Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

(Por favor, citar crédito de las fotos: Instituto Balseiro o IB.)

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Área de Comunicación Institucional

Instituto Balseiro

San Carlos de Bariloche, 07/02/2013