Fernando Basombrío fue uno de los pioneros de la mecánica computacional en Argentina, y lideró la creación del grupo de esa temática en el Centro Atómico Bariloche. Dedicó su vida a la investigación y la docencia, que culminó como profesor Honorario del Instituto Balseiro. En esta nota, colegas realizan un balance de su legado profesional.

Fecha de publicación: 07/09/2020

Admirado y respetado por sus colegas, el Doctor en Ciencias de la Ingeniería Fernando Basombrío fue Agrimensor, Ingeniero Civil, profesor y uno de los pioneros del desarrollo de métodos computacionales en Argentina. Falleció en San Carlos de Bariloche a los 81 años de edad a causa de una sepsis. Recordado con palabras de cariño y respeto, el profesional de la ingeniería dejó su sello en el Instituto Balseiro y el Centro Atómico Bariloche (CAB) y también entre quienes lo conocieron en colaboraciones, congresos y avatares de la vida.

Al enterarse de su fallecimiento, que ocurrió el pasado 9 de agosto en la ciudad de Bariloche, sus ex alumnos, compañeros y amigos lo despidieron con tristeza. En esta nota, María Lorenza, su esposa, comparte aspectos que definieron la vida del Dr. Basombrío y algunos de sus colegas comparten un balance sobre su legado profesional.

El ingeniero Fernando Basombrío había nacido el 13 de abril de 1939 en la ciudad de Buenos Aires. En 1975, llegó a Bariloche con su esposa, María Lorenza, “Chiqui”, y su hija mayor, Milagros, que tenía entonces un año. En esta ciudad nacerían luego sus hijas Camila y Magdalena y es donde abrazó una de sus grandes pasiones: caminar por las montañas y visitar sus refugios.  Traía de su ciudad natal otro hobby que le fascinaba: el ferromodelismo y los trenes. “Era una persona excepcional. Y Bariloche fue su pasión. Ir al Ñirihuau y ver pasar el tren era algo que disfrutaba muchísimo”, cuenta Chiqui.

Amante de la música, quizás influenciado por su madre, cordobesa, que tocaba el piano. Especialmente disfrutaba de la música clásica: Béla Bartók, Vivaldi, Mozart… todos los clásicos como también el folklore y el tango. La literatura, la filosofía y el esquí también eran actividades que lo definían. Su último viaje, junto a Chiqui, fue a Lima para reencontrarse con la familia de parte de su padre, oriundo de Perú. Hacía una década sufría Alzheimer.

Cuatro nietos, de edades desde los 10 a los 22 años, forman parte de su legado como persona. Su esposa también remarca que la naturaleza formó parte de sus aficiones. “Le gustaban mucho los perros y también nuestro jardín, donde había plantado árboles de distintas especies autóctonas. Cuando venían visitas, le gustaba invitarlos a hacer un recorrido para enseñarles el nombre de cada especie de árbol”, recuerda Chiqui.

COLEGAS

En su vida profesional, el Dr. Basombrío cosechó muchos amigos y colegas. “Conocí a Fernando Basombrío durante el Primer Simposio sobre Métodos Numéricos en la Mecánica del Continuo organizado por Guillermo Marshall en el año 1977. En ese momento, Fernando había empezado a trabajar junto con Gustavo Sánchez Sarmiento y Sergio Pisanetzky en resolver problemas de elasticidad lineal usando el Método de Elementos Finitos. Todos presentábamos en ese congreso nuestros primeros trabajos”, rememora uno de sus colegas, Sergio R. Idelsohn, Profesor Investigador en el Centre Internacional de Mètodes Numèrics a l’Enginyeria de Barcelona, España.

Sergio Idelsohn, su colega y amigo, comenta que en el citado encuentro empezó una colaboración entre los dos pequeños grupos recién formados, uno en Bariloche y otro en Santa Fe, donde trabajaba Idelhson en esa época. “Esa colaboración continuó y se agrandó permanentemente hasta nuestros días, constituyéndose en uno de los pilares del desarrollo de la Mecánica Computacional en Argentina”, destaca el ingeniero.

Fernando Basombrío se especializó en diversas aplicaciones del Método de Elementos Finitos a la Mecánica del Continuo. Idelhson destaca principalmente las contribuciones de Basombrío en los fluidos llamados “no-Newtonianos”, campo en el cual sus aportaciones han sido muy referenciadas por la originalidad de sus ideas y por la claridad y la rigurosidad con que plantea los problemas y sus inconvenientes.

“Fernando era una persona que cuando empezaba con un tema nuevo, profundizaba y estudiaba todo sobre el mismo, pasando a ser la persona que más sabía del tema. Había comprendido mejor que nadie que la ciencia no avanza a base de publicaciones si no a base de verdaderos aportes originales independientes de la cantidad de publicaciones. Y esta es una virtud que la tienen pocos”, destaca Idelhson.

A pesar de ser un profundo conocedor de la Mecánica del Continuo, Idelhson prefiere resaltar la humildad que tenía su colega a la hora de discutir sobre cualquier tema y su perfil bajo a la hora de organizar una tarea. “Durante muchos años trabajamos juntos en la organización de los ENIEF y los MECOM, así como en la organización de la Asociación Argentina de Mecánica Computacional. A pesar de ser dos equipos de investigación que crecíamos en forma competitiva, nunca hubo un malestar entre ambos grupos y creo que eso se lo debemos a Fernando gracias a su convencimiento de que, si bien la competencia es útil, la colaboración suma fuerzas mucho más poderosas”, menciona Idelhson.

“Seriedad, humildad, originalidad, trabajador incansable, docente de corazón… Creo que la marca que nos dejó Fernando quedará grabada para siempre en el espíritu de la Mecánica en Argentina”, reflexiona Idelhson. Y agrega: “Por último, quiero agregar que yo estaba entre los que hemos sido favorecidos con su amistad y esto es lo que más vacío me dejará para siempre”.

UNA HUELLA

“Los métodos numéricos son una herramienta habitual en ingeniería. Hoy en el CAB tenemos un Departamento de Mecánica Computacional con intensa actividad, producción científica, formación de recursos humanos y prestando apoyo permanentemente a los proyectos de Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en gran parte gracias al querido Fernando Basombrío”, destaca, por su parte, Fernando Quintana, que es gerente de Investigación Aplicada e Investigador CNEA en la División de Mecánica Computacional del Centro Atómico Bariloche.

En un texto que escribió sobre su ex profesor, Quintana expresa que Basombrío dejó una huella en el Centro Atómico Bariloche y el Instituto Balseiro desde lo profesional y también desde lo humano. “Somos muchos los que estamos en deuda con él y los que vamos a tenerlo en el corazón siempre, tratando de seguir su ejemplo y honrar su memoria”, remarca el profesional, que es docente del Balseiro.

“Seriedad, trabajo, pionero, buenísima persona, dedicación, trabajo, familia, pocas palabras, buen jefe, sencillez, humildad, introvertido, pionero, visionario, aplicado, humildad revestida de rigurosidad, metódico, maestro, puntualidad, honestidad, emprendedor, estudioso”, son las palabras que sus colegas eligieron para describir a Fernando Basombrío por pedido de Quintana durante el  XXI Congreso sobre Métodos Numéricos y sus Aplicaciones “ENIEF 2014” (ver recuadro).

El actual director del Instituto Balseiro, Mariano Cantero, fue también alumno de Basombrío. “Tuve la suerte de tenerlo a Fernando de profesor de métodos numéricos en 1999 como estudiante de Ingeniería Nuclear del Instituto. La claridad y simpleza con que vertía los conceptos en las clases era admirable”, comenta Cantero.

Con respecto al legado profesional de Fernando Basombrío, Cantero destaca que su ex profesor brindó muchísimos aportes al Instituto. “No sólo fue central en el desarrollo y enseñanza en el área de métodos numéricos y mecánica computacional sino que fue central en la formación de un gran número de docentes del Instituto que luego consolidaron el área. Fernando también fue muchos años miembro y actor muy activo del Comité Académico de Doctorados en Ingeniería”, destaca el director del Balseiro.

Marcela Margutti, secretaria del área académica del Instituto Balseiro, recuerda que conoció al Dr. Basombrío en el año 2000, cuando ella ingresó a trabajar en esta institución. Basombrío era integrante de la entonces llamada “Comisión de Doctorado en Ingeniería” y también la “Comisión de Profesores Invitados”. Margutti destaca: “Llegué a tenerle una gran estima, y un profundísimo respeto”.

“No me alcanzan las palabras para describir lo placentero que fue siempre el intercambio en el trabajo con él dado la cantidad y calidad de virtudes que lo caracterizaban: respetuoso y amable, discreto y con gran sentido del humor, humilde, y muy, muy humano (…) Estoy hondamente conmovida y triste con su partida”, agrega Marcela Margutti.

SU TRAYECTORIA PROFESIONAL

Fernando Basombrío se recibió de Agrimensor en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires en 1962, y de Ingeniero Civil un año después en la misma casa de estudios. Al egresar se desempeñó como docente en la citada facultad de la UBA (1963-1967; y 1967-1969) y en la Universidad Tecnológica Nacional (1964-1966). Entre 1967 y 1969 realizó una estadía en el Instituto Poincaré de la Universidad de París.

En 1973, se desempeñó como Director Adjunto del Departamento de Matemática en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Fue además profesor Adjunto interino con dedicación exclusiva en esa facultad (1970-1974) y trabajó en el Laboratorio Nacional de Hidráulica Aplicada (1974-1975). Luego comenzó a trabajar en el Centro de Cómputos del Centro Atómico Bariloche de la CNEA (1975-1983), y en el período de 1980-1982 realizó una estadía en el Instituto para la Investigación en Materiales y Física del Sólido (IMF III) del Centro de Investigaciones Nucleares (Kernforschungszentrum Karlsruhe, Alemania).

En 1983, ingresó en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) como Investigador Independiente. Un año después empezó a dar clases en el Instituto Balseiro como Profesor Asociado con dedicación simple hasta 1989, que fue designado Profesor Titular con dedicación simple en el Instituto Balseiro. Años más tarde, en 2001, sería nombrado profesor honorario de la Universidad Nacional de Cuyo (Resolución Nro 263/2001 del Consejo Superior).

Al mudarse a Bariloche, en abril de 1975, comienza a contactarse con colegas que tenían interés en desarrollar simulaciones numéricas. En el segundo semestre de ese mismo año se forma un pequeño grupo de profesionales que serían los antecesores del grupo que en la actualidad se llama “Departamento de Mecánica Computacional” (Mecom).

“El equipamiento -en ese momento muy apreciado- consistía en una IBM 360/44 con 128 KB de memoria RAM, discos y cinta magnética. Utilizaba tarjetas perforadas. En esos años Mecom estaba conformado además por Gustavo Sánchez Sarmiento, Sergio Pissanetzky y Bibiana Cruz. Más tarde, entre 1983 y 1984 llega el VAX-VMS 11/780 y entre 1983 y 1985 se reorganiza Mecom con la llegada de nuevos colaboradores”, rememora Fernando Quintana en un escrito que publicó esta semana en las News del CAB.

“Hasta la llegada del VAX, la discretización del dominio se hacía a mano, con papel y lápiz. No existía la PC o la Workstation. No había posibilidad de graficar en una pantalla. Como desafío en esos momentos se intentaba calcular el estado de tensiones y deformaciones en la zona de contacto del patín del elemento combustible de la Central Nuclear Atucha I”, comenta Quintana. Y agrega que muchos recuerdan sus clases de Mecánica del Continuo y “sus inolvidables notas que fue perfeccionando con el tiempo y caracterizadas por la rigurosidad matemática y elegancia”.

Basombrío se doctoró en Ciencias de la Ingeniería bajo la dirección del Dr. Luis Godoy en la Universidad Nacional de Córdoba en 1993. Desde agosto de 1994, fue miembro electo del Consejo General de la Asociación Internacional de Mecánica Computacional (IACM).

En 2008, la Asociación Argentina de Mecánica Computacional le otorgó el Premio a la trayectoria docente, profesional y Científica junto al profesor Guillermo Marshall en el Congreso ENIEF realizado en San Luis. Basombrío fue uno de los impulsores de los congresos ENIEF (el primero se realizó en 1983, en Bariloche), que se realizan de forma bianual, intercalados con los congresos MECOM.

 Apasionado por la naturaleza. Fernando Basombrío, con sus perros. Crédito Gentileza

HOMENAJE

En 2014, se realizó durante el XXI Congreso sobre Métodos Numéricos y sus Aplicaciones “ENIEF, se realizó un homenaje a Fernando Basombrío. Los organizadores fueron Claudio Padra y Daniela Arnica. En la misma, participaron como expositores Gustavo Sánchez Sarmiento, que relató los inicios del grupo de mecánica computacional (MECOM) con el liderazgo de Fernando Basombrío y Sergio Pissanetzky; Fernando Quintana, que contó su experiencia como discípulo de Basombrío desde principios de los ’80 y hasta su retiro; y Juan Carlos Ferreri, que interactuó mucho con Basombrío en su estadía en el Centro Atòmico Ezeiza, allá por los ’90.

En la citada sesión de ENIEF 2014, también participó como expositor Santiago Urquiza, quien sólo pasó por MECOM como alumno a fines de los ’80, pero destacó cómo las enseñanzas de Basombrío impactaron en su vida. Victorio Sonzogni, presidente de la AMCA, también presentó un comentario acerca de la actuación fundacional de Fernando en la asociación. Esa reunión quedó grabada, y el video se puede ver en este link: http://mecom.cnea.gov.ar/index.php/es/sesion-homenaje

 

ENIEF 2000. Fernando Basombrío junto a sus colegas Juan Carlos Heinrich, Said Elgobashi, Guy Bayada,

West Habashi, Eugenio Oñate, Benjamin Suarez y otros investigadores en Bariloche. Crédito Gentileza S. Idelhson.

 

MÁS RECUERDOS DE SUS COLEGAS

Alberto Cardona, director del Centro de Investigación de Métodos Computacionales (CIMEC) de CONICET-UNL y docente e investigador de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), al enterarse de la noticia expresó su tristeza: “Fernando fue un pionero, formador de grupos y una excelente persona, muy serio en todo lo que hacía”.

Cardona también compartió una anécdota sobre Basombrío: “Recuerdo una vez que charlamos, cuando se encontraba preparando su doctorado. Recuerdo haberle preguntado por qué lo hacía, ya que no tenía necesidad de mostrar nada. El me respondió muy seriamente que se sentía obligado, que no podía inducir a sus alumnos a hacerlo si no era capaz de hacerlo él mismo”, contó.

Arturo López Dávalos, profesor honorario del Instituto Balseiro, compartió una anécdota a través de un correo electrónico: “Una vez estábamos comentando con él sobre sus trabajos en general y allí me mencionó que además de sus trabajos conocidos, tenía unos sobre Relatividad General, y que no sabía qué valor podrían tener ya que no estaban publicados. Al contarle que en Viena yo había trabajado con Walter Thirring, un experto en física de partículas y altas energías, pensamos que sería una buena idea enviarle esos trabajos a Thirring y pedirle su opinión”, cuenta el físico.

“Eran tiempos de máquina de escribir y papel de carta así que pasó un tiempo hasta que tuvimos la respuesta. En ella, Thirring elogiaba la claridad de los trabajos y manifestaba que el aporte de las ideas de Fernando, era fundamental para entender el tema”, agrega López Dávalos.

 FAMILIA. El Dr. Basombrío junto a su esposa, María Lorenza o “Chiqui”. Crédito Gentileza.

Área de Comunicación Institucional del

Instituto Balseiro.

San Carlos de Bariloche, 07/09/2020

Facebook.com/InstitutoBalseiroTwitter.com/IBalseiro

Instagram.com/institutobalseiro / YouTube +Instituto Balseiro

Contacto: prensa@ib.edu.ar

Más noticias: https://www.ib.edu.ar/noticias_v2/