Amante de la astronomía y docente apasionado de física del Instituto Balseiro, Rafael Montemayor tenía un sueño: quería armar un telescopio para fotografiar las estrellas. Trabajó 20 años en su proyecto, en Bariloche. A pesar de que falleció sin finalizarlo, su familia donó las piezas del telescopio a la Universidad Nacional de La Plata. Allí están terminando de construirlo y ya planifican instalarlo en Salta.
Fecha de publicación: 03/02/2017
Astrónomos, informáticos e ingenieros de la Universidad Nacional de La Plata recibieron la donación de la familia del Dr. Rafael Montemayor, profesor del Instituto Balseiro, fallecido en 2014, y no se quedaron de brazos cruzados. Ya están planificando instalarlo en Salta, donde está uno de los “mejores cielos” de la Argentina para tomar fotografías astronómicas.
Montemayor se mudó a Bariloche junto con su familia en 1986 para trabajar en el Centro Atómico Bariloche (CAB) y en el Instituto Balseiro, institución dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo). Dirigió el grupo de Física de Partículas del CAB y más allá de la vida académica armó un taller de fabricación de lentes de telescopios para los alumnos del Instituto (ver recuadro “Una vida dedicada a la enseñanza”).
Martín Schwartz, Director Ejecutivo del Planetario de la UNLP, describió el telescopio ideado por Montemayor como “artesanal y moderno, chico pero de una gran robustez”, según señala un comunicado de prensa de la Facultad de Ingeniería de la UNLP. El telescopio tiene 45 cm de apertura y Montemayor comenzó a construirlo en Bariloche, junto con un tornero, hace más de dos décadas. En el futuro, se utilizará para realizar investigación, enseñanza y extensión.
“Montemayor era un fanático de la fotografía astronómica y el telescopio está pensado para hacer fotografías astronómicas de la más alta calidad”, afirmó Schwartz, que es técnico principal del Conicet y el responsable del equipo que pondrá en funcionamiento este telescopio, que tiene una gran robustez y estabilidad. En el comunicado de la UNLP se detalla además el telescopio está hecho con acero inoxidable, bronce y aluminio. Participan en el equipo, representantes de las facultades de Ciencias Astronómicas y Geofísicas e Ingeniería de la UNLP.
Según informó la facultad platense, una ex alumna de Montemayor en la escuela secundaria, Mariana Orellana, que es astrónoma, estableció el vínculo con esa casa de estudios. Montemayor quería que su telescopio fuera donado a un observatorio y en particular a la UNLP. También intervinieron las hijas del físico, Sara y Diana, y su viuda Ann Borsinger (ver recuadro “Un apasionado de las estrellas”).
Schwartz destacó que fue muy emotivo ir hasta Bariloche y hablar con su familia. “El telescopio fue un proyecto muy importante en su vida (…) Es algo que en el mercado no existe. Tiene una robustez terrible, como los telescopios que se construían hace 150 años. Usualmente, un equipo de 50 cm pesa entre 60 y 90 kilos. Éste pesa 2 toneladas”, describió el director del Observatorio de la UNLP.
El doctor en Física e investigador del CONICET Guillermo Abramson, quien fue alumno de Rafael Montemayor en la materia de Mécanica Clásica del Instituto Balseiro y que hoy da clases en la misma cátedra, explicó que el telescopio es de diseño newtoniano. Esto significa que la luz proveniente del cielo es reflejada por un espejo principal cóncavo que se encuentra en la parte posterior del tubo del instrumento, hacia un segundo espejo más pequeño en la parte frontal. “Éste desvía finalmente el haz de luz hacia un costado, enfocándolo sobre el instrumento de detección”, detalló Abramson.
El diámetro y la distancia focal del espejo principal son los parámetros más determinantes de las propiedades ópticas del telescopio, explicó Abramson, y contó que en este caso están diseñados específicamente para la astrofotografía. “Pero tan importante como la óptica es la montura del telescopio: las piezas mecánicas responsables de mantener el instrumento apuntando durante un tiempo prolongado a un objeto que se mueve permanentemente con el cielo nocturno. Este movimiento tiene que ser extremadamente preciso, suave y libre de vibraciones. Y es en este aspecto, diseñado por Montemayor, que el telescopio se destaca”, afirmó el ex alumno y colega de Montemayor.
BARILOCHE, LA PLATA Y SALTA
Los especialistas que trabajan en el telescopio prevén terminar de construirlo este año. Una vez listo, será instalado en Salta. Allí se proyecta construir un complejo científico con distintas disciplinas, que incluirá una gran antena del radiotelescopio LLAMA. Según informó el director del Planetario de la UNLP, el telescopio óptico de Montemayor, que aún no tiene nombre, será utilizado para caracterizar el lugar astronómicamente. Es el paso previo e imprescindible para evaluar la calidad astronómica del cielo antes de la construcción de un gran observatorio.
Además, se utilizará para “la búsqueda de exoplanetas y la detección de supernovas en galaxias distantes, a través de la observación de distintas regiones del cielo”. Podrá ser utilizado de forma remota, desde La Plata, e incluso ya están planificando que pueda tener un funcionamiento robótico autónomo. Sin dudas, algo que surgió como un sueño está en camino de cumplirse con creces.
RECUADRO 1
UNA VIDA DEDICADA A LA ENSEÑANZA
Rafael Montemayor fue docente del Instituto Balseiro e investigador del CONICET en el Centro Atómico Bariloche. Muy querido por sus alumnos y colegas, recibió dos veces el “Premio al mérito a la destacada actuación docente” otorgada por la Fundación José A. Balseiro. “Era un docente metódico, responsable y exigente, pero al mismo tiempo muy cercano y cálido”, expresó su colega César D. Fosco en un coloquio del Instituto luego del fallecimiento de Montemayor en 2014. Fosco fue primero alumno del Dr. Rafael Montemayor en la materia “Teoría de Campos I”, en 1987, y con el tiempo también se transformó en colega y amigo.
Montemayor era además un apasionado de la astronomía. En 1986 se mudó al Sur para trabajar en el Centro Atómico Bariloche y dar clases en el Balseiro. Ingeniero en Electrónica y Electricidad egresado de la Universidad de Mendoza, había realizado investigaciones en Física del estado sólido en la Universidad de Chile y se había doctorado en Física en México, recibiendo un premio por su trabajo de Tesis. Su esposa, Ann Borsinger, es docente de Inglés en este Instituto.
En el grupo de “Partículas y Campos” del CAB, dirigió numerosas tesis de Maestría y Doctorado en los campos vinculados a sus trabajos científicos, entre ellos: la física de partículas, la relatividad general, las astropartículas y la teoría de campos. Eso no le quitaba tiempo a su afición por la astronomía. Incluso dirigió un taller de fabricación de lentes de telescopios para alumnos interesados por la exploración espacial en el Instituto Balseiro.
RECUADRO 2
UN APASIONADO DE LAS ESTRELLAS*
“Papá era un apasionado de la ciencia y la docencia, de las estrellas, el cielo y su fotografía. Ya muy tempano, a sus 13 años, comenzó construyendo su primer telescopio y desde ahí esta pasión por las estrellas fue creciendo sin parar. En casa siempre hubo telescopios, de distintas formas y tamaños, el preferido de papá en los últimos años era uno azul, que hoy se fue a acompañar al grandote y que ya se disfruta en el observatorio de La Plata. Entre medio de los telescopios también estaba el espejo de 45 cm, porque no se aguantó y lo compró bien temprano empezado el proyecto. También durante mucho tiempo en el living de casa había una especie de banco de carpintero que se contruyó él para pulir espejos, y ahí lo recuerdo, puliendo. También me acuerdo de las noches que se quedaba hasta la madrugada sacando fotos al cielo y del mal humor que se agarraba cuando tenía todo listo y el cielo se nublaba, cosa que pasaba bastante seguido en Bariloche. Así iba mi papá, con esa pasión a cuestas que contagió a varios, tengo amigos que se dedicaron a la astrofísica por él.
A este último proyecto le puso mucha energía, pensamiento y creatividad. Estaba tan entusiasmado que hasta construyó un observatorio en el jardín de casa. Nunca pudo usarlo pero le dio tantas horas de entretenimiento que valió la pena. Los últimos años empezó a pensar en la posibilidad de donarlo, aunque no estaba seguro de que alguien lo quisiera. Su sueño más grande era la Universidad de La Plata, en la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas. Un poco porque en algún momento quiso estudiar ahí, un poco porque sus hijas estudiamos en esa Universidad, y otro poco porque en esa ciudad viven los dos nietos que conoció en vida. Pero más importante que todo eso era porque estaba convencido que con el respaldo de esa institución el telescopio iba a poder ser usado de la mejor manera posible y por más personas. Como ya dije al principio, mi papá era un apasionado de la ciencia y la docencia, de las estrellas, el cielo y su fotografía. El hecho de que este telescopio vaya a servir para avanzar en estos aspectos y que suceda en el contexto de una Universidad pública, es algo que hoy lo haría inmensamente feliz.”
*COLUMNA DE DIANA MONTEMAYOR, HIJA DEL PROFESOR RAFAEL MONTEMAYOR.
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Área de Comunicación del Instituto Balseiro
San Carlos de Bariloche, 03/02/2017
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