En este artículo, el profesor del Instituto Balseiro Pablo Andres cuenta por qué es crucial capacitar de forma constante a los profesionales que utilizan las radiaciones ionizantes en aplicaciones de la vida cotidiana. Brinda además detalles sobre la Escuela Balseiro de protección radiológica 2021.

Fecha de publicación: 20/09/2021

*Por Pablo Andres, docente del Instituto Balseiro.

La protección radiológica es definida como el “conjunto de medidas para la utilización segura de las radiaciones ionizantes, que nos garantiza la protección de las personas y el ambiente”, según informa la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en su sitio web.

Ahora bien, ¿qué es la radiación ionizante? Es un tipo de energía liberada por los átomos en forma de ondas electromagnéticas capaz de ionizar la materia. Puede presentarse en forma de radiación gamma o radiación X, o en forma de partículas, como las partículas alfa, beta o neutrones.

En la actualidad las aplicaciones que utilizan radiaciones ionizantes son muchas y muy variadas. En medicina conocemos las radiografías, las tomografías, las mamografías, la medicina nuclear y la radioterapia, pero en ese campo también se usan las radiaciones ionizantes para esterilizar gasas, jeringas y material quirúrgico.

En otras áreas, a modo de ejemplo, podríamos mencionar el uso de radiaciones ionizantes en la conservación de alimentos, la investigación agrícola, el control de plagas, la industria del petróleo y gas, la arqueología y paleontología, la hidrología, la investigación biológica, la generación de energía eléctrica, la veterinaria.

Objetivo: Proteger la salud

El objetivo de la protección radiológica es proteger la salud humana de los efectos nocivos de la exposición a la radiación sin limitar indebidamente las acciones humanas deseadas que puedan estar asociadas a dicha exposición.

El riesgo que implica el uso indebido de la radiación depende de la dosis recibida; del tipo de radiación; de la radiosensibilidad de los diferentes órganos y tejidos; de cómo se entrega esa dosis, entre otros factores. Es decir, son muchas las variables que determinan y condicionan los riesgos asociados al uso de las radiaciones ionizantes.

En los últimos años, a nivel internacional, se le ha dado mucha importancia a la protección radiológica. Por un lado, son muchas las disciplinas y aplicaciones que utilizan radiaciones ionizantes y la tecnología asociada es cada vez más compleja. En ese sentido, la importancia radica en la necesidad de capacitar adecuadamente a las personas vinculadas a estas actividades.

Por otro lado, la protección radiológica ha comprendido que todas esas prácticas y disciplinas se desarrollan en sociedades y comunidades con características y necesidades particulares. Es decir, desde los organismos internacionales se ha comenzado a trabajar para mejorar los aspectos comunicacionales y éticos del sistema de protección radiológica.

La relevancia que tiene la protección radiológica se basa en el hecho de que es una acción profundamente social, al igual que un conjunto de disciplinas técnicamente especializadas. La protección radiológica es una ciencia compleja, que abarca aspectos tanto de las ciencias sociales como de la física, la ingeniería, la medicina, la biología, los marcos regulatorios, etc.

Aprender a optimizar

Los principios fundamentales de la protección radiológica son la justificación, la optimización y la limitación de dosis. El principio de optimización se basa en un criterio que, en términos de dosis, manifiesta que siempre debe aplicarse una dosis tan baja como sea razonablemente alcanzable, teniendo en cuenta factores sociales y económicos. Es decir, siempre se debe tener presente qué resultado queremos obtener.

Por ejemplo, en determinados estudios de radiodiagnóstico reducir excesivamente la dosis podría afectar la calidad de la imagen y dificultar la realización de un buen diagnóstico por parte del médico especialista. En consecuencia, podría ser necesario repetir el estudio irradiando al paciente nuevamente. En todos los casos hay un balance riesgo-beneficio.

No obstante, siempre se está buscando reducir las dosis, ya sea a través de la implementación de elementos y medidas de protección adecuadas, las buenas prácticas de trabajo, el correcto mantenimiento de los equipos, el trabajo conjunto con empresas de tecnología que desarrollan los equipos de radiodiagnóstico, aceleradores lineales, etc., con el fin de obtener idénticos o mejores resultados con dosis menores.

Todas las instalaciones que tienen cierta probabilidad de liberar material radiactivo al ambiente están rigurosamente controladas por la autoridad regulatoria. Ese control implica, entre otras cosas, que se fijan límites de liberación que no deben superarse y que garantizan que el potencial impacto en el medioambiente es despreciable.

Antes, durante y después del tiempo de operación de una instalación se hacen monitoreos ambientales para verificar que no existe ningún riesgo y, eventualmente, detectar lo antes posible, alguna situación anormal y corregirla.

Acciones de capacitación y divulgación

En Argentina, la protección radiológica nació en la CNEA. La institución tiene una trayectoria muy rica y extensa en la materia; fue uno de los pioneros a nivel mundial, y hay muchos profesionales argentinos reconocidos internacionalmente. Se trabaja constantemente en la capacitación y reentrenamiento en protección radiológica del personal vinculado a prácticas que utilizan radiaciones ionizantes.

También se realizan acciones de divulgación y capacitación para la sociedad (cursos para estudiantes y docentes de nivel secundario, jornadas de puertas abiertas) que se llevan a cabo en los diferentes centros atómicos. Si bien son actividades focalizadas en el uso seguro y pacífico de las radiaciones ionizantes concretamente, la protección radiológica siempre está presente de alguna manera.

Cuando hablamos de radiaciones en medicina, el paciente debe estar correctamente informado y debe poder hacer todas las preguntas que tenga, poder expresar sus miedos, sentimientos, emociones, todo aquello que le genere el uso de radiaciones ionizantes en su cuerpo.

Si bien es indispensable y esencial que médicos, físicos médicos, radioproteccionistas nos capacitemos continuamente en los aspectos técnicos y tecnológicos del uso de radiaciones ionizantes en la salud, creo que es fundamental que aprendamos a escuchar al paciente y darle un espacio de contención para que pueda expresarse con total libertad y confianza. No solo tenemos que educar a la sociedad, en este caso a los pacientes, en temas nucleares y radiológicos, sino que también debemos aprender a dialogar y a escuchar al otro.

En la CNEA, desde hace algunos años se trabaja en el Programa Nacional de Protección Radiológica del Paciente. Este programa tiene varios objetivos, pero en pocas palabras, además de la capacitación del personal de salud en temas de protección radiológica y la aplicación de sus principios en medicina, también se busca brindarle al paciente toda la información que necesite sobre las diferentes prácticas médicas con radiaciones ionizantes.

La Escuela Balseiro de protección radiológica

La idea de hacer la “Escuela Avanzada José A. Balseiro de Protección Radiológica”, cuya cuarta edición vamos a realizar en noviembre de 2021 de forma virtual, nació con el objetivo de crear un espacio de capacitación continua y generar un ambiente de intercambio de experiencias profesionales entre los expositores y los participantes. En base a las respuestas de las encuestas que realizamos al finalizar cada edición y a las conversaciones mantenidas con los asistentes durante el desarrollo de las escuelas, podemos decir que se ha logrado el objetivo.

Además, era una necesidad latente en la comunidad de la protección radiológica. Prueba de ello es que cada año tenemos del orden de 150 inscriptos de toda Argentina y de diferentes países de América Latina, además del interés que demuestran muchas instituciones, organismos, sociedades profesionales y empresas auspiciando el evento año tras año.

Hay mucho por hacer, mucho por progresar y mejorar en la organización de futuras ediciones de la Escuela. Para eso debemos estar atentos a los avances tecnológicos en el uso de radiaciones ionizantes, a cuáles son las recomendaciones de los organismos nacionales e internacionales y fundamentalmente cuáles son las necesidades en materia de protección radiológica de nuestra institución y de los diferentes sectores de la sociedad.

Por último, quiero mencionar que hay mucha gente que trabaja muchísimo y sumamente comprometida para que la escuela pueda llevarse a cabo. Nada sería posible sin ese trabajo en equipo.

Por Pablo Andrés

Pre-producción periodística: Renzo Cuello

Ilustración: Of. Diseño Gráfico IB

Edición: Área de Comunicación Institucional y Prensa

del Instituto Balseiro.

San Carlos de Bariloche, 20/09/2021

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