La joven arqueóloga y antropóloga Trinidad Rico, que vive actualmente en los Estados Unidos, lidera una investigación en torno a la historia y al presente de la Isla Huemul. Hace tres inviernos ya que visita su ciudad natal, Bariloche, para recopilar información a través de relevamientos de distintos objetos, testimonios de personas y las ruinas arquitectónicas del fallido proyecto científico.

 

Fecha de publicación: 08/06/2017

 

 

A la vista de todos los habitantes y turistas que visitan Bariloche, al frente de Playa Bonita, en el lago Nahuel Huapi, está la Isla Huemul. Testigo favorito de un episodio clave en la historia de la ciencia y la física en Argentina, la isla parece inmutable. A fines de la década de 1940, un físico austríaco Ronald Richter lideró allí un proyecto que resultó en un fraude científico pero que al mismo tiempo desencadenó la creación del hoy llamado Instituto Balseiro. Ahora, una arquéologa y antropóloga nacida y criada en Bariloche, que trabaja en la actualidad en la Rutgers University de los Estados Unidos (EE.UU.), lidera un trabajo de rescate de su historia y su presente. Para dejar atrás el silencio, y escuchar y contar sus historias.

 

Trinidad Rico tiene 37 años. Cursó la escuela primaria y la secundaria en la escuela Woodville, en Bariloche. Apenas terminó el colegio, la Universidad de Cambridge le ofreció una beca para estudiar Arqueología en Inglaterra. Luego de graduarse allí, completó un Master en Conservación en la University College London y se recibió de Doctora en Antropología en la Stanford University, en los Estados Unidos, en ambos lugares gracias a becas de estudio completas. El trabajo de campo de su doctorado la llevó a vivir al otro extremo del planeta, en una isla de Sumatra, Indonesia, donde estudió el impacto cultural tras el tsunami de 2004.

 

En la actualidad, y luego de vivir cinco años en el medio oriente, en la ciudad de Doha, Qatar, Rico vive con su esposo arquitecto y su hijo de 4 años en Nueva Jersey, en los Estados Unidos. Allí es profesora asistente y directora de Preservación y Patrimonio Cultural del Departamento de Historia del Arte en la Rutgers University. Hija de un ingeniero que trabajó toda su vida en el Centro Atómico Bariloche, la joven decidió regresar a esta ciudad patagónica con el objetivo de aportar, desde su perspectiva científica, más conocimiento en torno a uno de los “tesoros” arqueológicos de la ciencia argentina: la isla Huemul.

 

-¿Podrías contar de qué se trata, en líneas generales, el proyecto que están realizando en la Isla Huemul?

 

-Nuestro proyecto de investigación tiene varios nombres según los fondos de investigación que conseguimos, que le dan un nombre particular a cada etapa de investigación específica. En esta etapa llamamos al proyecto “Patrimonio y Secreto: el proyecto atómico Huemul” y nos enfocamos en investigar la historia de Huemul desde nuevos ángulos, desde nuevas vistas disciplinarias. Esto implica pensar en nuevas escalas temporales, esto es, antes y después de Richter, nuevas escalas geográficas, teniendo en cuenta la Isla dentro del Parque Nacional, por ejemplo: y nuevas escalas políticas e institucionales: la explotación de energía y, en particular, las energías limpias en Argentina y en el mundo.

 

-¿Qué preguntas guían la investigación?

 

-Principalmente, en nuestra hipótesis consideramos las narrativas que fueron marginalizadas en la biografía de la Isla. Por ejemplo, una pregunta que nos guía es la relación entre Bariloche y la Isla durante y después del proyecto de Richter, que es algo que está poco explorado. Y lo escaso que hay está asociado a historias y representaciones de Bariloche que no se basan en estudios históricos críticos. La documentación de la Isla, por haber recibido el Proyecto Huemul, es muy parcial por el tema de la confidencialidad, por eso la investigamos desde una combinación de metodologías: la arqueológica contemporánea, la historia regional, las historias institucionales y la historia oral, entre otras.

 

 

-¿Cuándo comenzó el proyecto?

 

-Hacemos los trabajos de campo en temporadas invernales que coinciden con nuestras vacaciones en el hemisferio norte: en el 2015, empezamos un amplio relevamiento de caracterización histórica en el Parque Nacional Nahuel Huapi con la intención de relacionar Huemul con otros tipos de infraestructura. En la temporada del 2016, completamos un relevamiento detallado de las ruinas del Proyecto Huemul que incluyeron la documentación de los emprendimientos turísticos de los 90 y el estado de conservación de todas las estructuras. También durante 2016-2017 tuvimos una post-doctoranda en Londres haciendo un relevamiento histórico de fuentes en EE.UU, en el Reino Unido y en Alemania.

 

-¿En qué etapa está actualmente la investigación?

 

– Ahora, en el 2017, completamos el trabajo preliminar de fuentes históricas con la enorme ayuda del Archivo Histórico del Centro Atómico Bariloche y del Instituto Balseiro (CAB-IB) y otros recursos históricos en Bariloche. Por mi parte, actualmente estoy analizando la información que pude obtener este mes que pasé en Bariloche y proyectando la temporada de investigación del 2018. Eso significa asegurar fondos, consolidar el equipo, buscar un segundo post-doc y planificar la primera publicación del proyecto. Es muy posible que mi universidad me permita traer estudiantes el año que viene para que colaboren con la documentación de otras estructuras que se relacionan temporalmente con varios períodos activos en Huemul. En septiembre del 2016 presenté un paper de nuestro trabajo en un workshop en Copenhague y fue muy bien recibido. A raíz de eso estamos relacionados con un proyecto que se llama Nuclear Legacies basado en Suecia, y voy a seguir presentando trabajos ahí.

 

 

-¿Quiénes forman parte de tu equipo?

 

-Es un proyecto muy colaborativo en realidad. Por mi parte, manejo el proyecto desde el principio y lidero el equipo de relevamiento en la Isla. Mi colega Rodney Harrison, profesor e investigador del Institute of Archaeology, de University College London, del Reino Unido, se encarga de la investigación arqueológica contemporánea. El proyecto está asociado con un grupo de trabajo que formamos de a poco, que incluye, entre otros, historiadores de Bariloche, por ejemplo la Licenciada Angeles Picone, que está terminando un Doctorado en Historia en Emory University, en EE.UU.; e historiadores de Chile, como el Profesor Jorge Muñoz Sougarret de la Universidad de Los Lagos. La idea es seguir formando colaboraciones para resolver temas específicos según las disciplinas que puedan involucrarse. Por ejemplo, nos falta en el equipo un físico que sepa y quiera contribuir a un estudio de historias de instrumentación de la época.

 

-¿Por qué les interesó enfocarse en esta temática?

 

-Por un lado, a una escala local, la desaparición de Bariloche en la biografía de la Isla es problemática. Queremos llenar esos espacios no solamente para enriquecer la narrativa sino también como ejercicio metodológico que demuestra que mucho de lo que consideramos historia y/o patrimonio está muy enterrado e inaccesible. A una escala más amplia, hoy en día veo en mi campo de estudio de patrimonio que hay mucho interés en el legado científico como materia cultural y como experiencia. Esto ocurre incluso en casos de lo que algunos llamarían resultados negativos y el abandono de ciertas avenidas de investigación. Puedo citar como ejemplo el gran interés que hay hoy en día en la preservación de las ruinas de uno de los laboratorios de Nikola Tesla, Wardenclyffe Tower, destruido y abandonado durante gran parte del siglo XX. La valoración contemporánea de este sitio nos indica que el impacto de la innovación muchas veces no puede medirse en su presente. Sino que el mismo sigue dejando un legado importante que se puede valorar en otro contexto.

 

 

-¿Qué tipo de información estás recopilando a través de entrevistas con personas que viven en Bariloche?

 

-Esta es la parte más divertida. Hay entrevistas que hago afuera del CAB-IB sobre épocas y proyectos específicos de Bariloche, pero lo más interesante son las charlas que tuve con algunos científicos como Abe Kestelman, uno de los integrantes de la primera promoción de físicos del Instituto Balseiro, y Sergio Suárez, que trabaja en el grupo de Colisiones Atómicas del CAB. Ellos son la única forma que tengo de entender como los vestigios de Huemul se incorporaron a las actividades de investigación o vida cotidiana de este centro de investigación y formación académica.

 

-Debe ser muy interesante abordar la historia a través de ese tipo de entrevistas…

 

-Sí, entrevistar a expertos como Norma Badino, ex directora de la biblioteca del Instituto Balseiro, y al físico y escritor Arturo López Dávalos, ambos autores del libro biográfico de José Antonio Balseiro, es instrumental para saber cómo manejarme en las fuentes historicas y entender la relación entre los archivos y la historia del CAB-IB. Tuve muchas charlas y no voy a mencionarlas todas. Lo que si quiero agregar es que hay mucha memoria institucional y social en la comunidad del CAB-IB y aprendo algo nuevo en cada entrevista. Me sorprende, y al mismo tiempo no me sorprende, lo bien que nos entendemos a través de diferentes disciplinas y la predisposición de la gente a entender inmediatamente lo que estoy averiguando.

 

-¿Cuál es tu área de especialidad y en qué otros proyectos similares trabajaste?

 

-Es complicado porque me formé como arqueóloga, conservadora, y antropóloga. Me especializo en estudios críticos de patrimonio, que es una combinación de todas estas disciplinas metodológicamente y teóricamente hablando. No tengo un campo geográfico porque trabajo en lo que denominamos, en la historiografía de mi campo, como territorios post-coloniales. Mi trabajo de doctorado en Stanford fue sobre la reconstrucción cultural de una zona de Indonesia después del tsunami del 2004 y el rol del patrimonio en convertir una realidad geológica en cultura.

 

 

-Sos también referente en estudios de conservación en un contexto islámico. ¿Qué podés contar de tu período de investigación en Qatar?

 

-Un segundo proyecto, que desarrollé en Qatar durante los últimos 5 años, se enfocó en la forma en que el contexto Islámico le da autoridad a métodos de conservación del patrimonio en esa zona, algo que necesita la movilización de ideas científicas acorde al entorno religioso. Si bien mis trabajos son en lugares del mundo totalmente diferentes, como denominador común me interesa la interacción entre la cultura y el conocimiento científico en varios contextos; y el periodo histórico que coincide con este interés en muchos lugares del mundo es el principio de lo que se denomina hoy como el Antropoceno, que está marcado por la explotación de energía nuclear en los años 50 entre otros factores.

 

-Si hay personas de Bariloche que estén interesadas en brindarles información o tienen algún objeto histórico de la isla para mostrarles, ¿cómo te pueden contactar?

 

-Pueden escribir a mi correo electrónico trinidad.rico@rutgers.edu

 

-¿Te gustaría mencionar algo más?

 

-Sólo quisiera agradecer al director del Instituto Balseiro, el doctor Carlos Balseiro, al Área de Comunicación del IB y a todos los que me recibieron en el CAB-IB, en especial al equipo de la biblioteca Leo Falicov. Como crecí en el Centro Atómico, poder pasar tiempo en el CAB-IB y poder relacionarme con su gente es importante para mí a nivel personal tanto como profesional. Por último, quiero comentar que estamos armando una pequeña exhibición para montar en la biblioteca del Balseiro que demuestra cómo abarcamos este problema académico. Por supuesto, todos los que quieran participar en esta muestra con historias, comentarios o recursos quedan más que invitados a hacerlo.

 

Más información sobre la científica Trinidad Rico: http://arthistory.rutgers.edu/faculty-menu/full-time-faculty/492-trinidad-rico

 

*Nota: Trinidad Rico solicitó mencionar que su investigación se ha realizado con fondos de Texas A&M University at Qatar (2015 y 2016) y con un Global Challenges Research Fund del Arts and Humanities Research Council o AHRC del Reino Unido (2017).

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San Carlos de Bariloche, 12/06/2017

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