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Emiliano Cortés: “Necesitamos motivar la vocación científica para generar más y mejor conocimiento nacional”

En su último año de la secundaria, en 2002, Emiliano Cortés fue uno de los ganadores de la primera edición de la “Beca IB para estudiantes de Enseñanza Media”, algo que le permitió conocer el Instituto Balseiro y el Centro Atómico Bariloche. En la actualidad, con 31 años de edad, vive en Londres donde es investigador asociado en el departamento de Física del Imperial College en Londres con una beca Marie Curie de la Comisión Europea.

Fecha de publicación: 15/06/2016

Desde su paso por el Instituto Balseiro, Cortés ha mantenido un estrecho vínculo con la vida académica de esta institución de educación pública dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Universidad Nacional de Cuyo. El joven doctor en química por la Universidad Nacional de La Plata fue becario en el programa de Becas de Verano del Balseiro, que reúne a estudiantes y graduados de otras universidades cada febrero. También participó del certamen de planes de negocios IB50K, que premia planes de negocios de base tecnológica. Además, su co-director de doctorado fue un docente del Instituto, el doctor en Física Alex Fainstein, que dirige el Laboratorio de Fotónica y Optoelectrónica del Centro Atómico Bariloche.

En esta entrevista, Cortés respondió algunas preguntas realizadas por el Área de Comunicación del Balseiro vía correo electrónico. Cómo ha sido su trayectoria profesional, qué le dejó su paso por el programa de becas para alumnos de enseñanza media y cómo ve el futuro de la ciencia son algunos puntos que toca en esta nota. Aparte, el joven cuenta que sigue en contacto con los demás becarios de 2002 a través de Facebook y que tienen planes de un próximo re-encuentro.

-¿Qué recordás de tu experiencia en el Centro Atómico Bariloche y el Instituto Balseiro como becario en 2002?

-El entusiasmo y las ganas de ir empezaron mucho antes de enterarnos de que habíamos sido elegidos. El solo hecho de recibir en nuestras escuelas la convocatoria para escribir un ensayo con la posibilidad de ir una semana a Bariloche a conocer lo desconocido ya sonaba demasiado tentador. Para algunos de mis compañeros de la beca fue incluso la primera vez que viajaron más allá de su ciudad natal. Con todo esto quiero resaltar no solo el costado científico de esta magnífica iniciativa sino también el costado social, humano y federal, algo tremendamente importante.

-¿Te viene a la mente algún recuerdo del primer día que llegaste?

-Recuerdo llegar y encontrarme con que el Instituto era una ciudad en sí mismo. Me sorprendieron cosas tan simples como encontrarme calles por dentro, una guardería, una biblioteca inmensa, un mercado, un comedor y por supuesto muchos laboratorios y muchos científicos. Mientras recuerdo esto me doy cuenta que allá por el 2002 el acceso a internet era muy limitado en mi ciudad y que nunca había visto siquiera una foto del Instituto Balseiro. Fuimos llegando uno a uno, de todos lados y nos fuimos conociendo entre nosotros. Había chicos de Salta, Mendoza, Neuquén, Buenos Aires, Santa Fe, entre otras provincias. Recuerdo que nos dieron un cronograma de todas las actividades de la semana y también los ensayos que habíamos escrito. No entendíamos por qué nos habían elegido a nosotros, pero estábamos más que contentos. La semana se pasó rapidísimo.

-¿Qué más hicieron durante esa semana en Bariloche?

-Tuvimos charlas de ciencia, visitamos el reactor, fuimos a un programa de radio, entramos a los laboratorios, charlamos con la gente. Eran cosas que no se hacían todos los días. Hasta nos hicieron un asado de despedida. Nos fuimos con la idea que había cosas inimaginables por conocer. Cosas nuevas, distintas, motivantes... Y también con la idea de que un científico es una persona, con familia, con problemas cotidianos como los de todos. Uno más. En mi caso particular, la beca me hizo conocer por primera vez un lugar al que volvería, y sigo yendo, muchas veces. Estoy muy agradecido por la puerta inmensa que me abrió.

-¿Qué estudiaste en la universidad y cómo empezaste a investigar?

- Cuando tenía 18 años, en 2003, me fui a estudiar la Licenciatura En Biotecnología en la Universidad Nacional de La Plata. Luego de las primeras materias me di cuenta que me gustaba más la química y me pase a la Licenciatura en Química. Durante el último año de la carrera volví al Instituto Balseiro, esta vez con una Beca de Verano y trabajé durante un mes en el laboratorio de Alex Fainstein. En 2008, egresé de la Lic en Química, orientación fisicoquímica, y ese mismo año comencé mi doctorado en Química con una beca del CONICET en el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA-UNLP) bajo la dirección de María Elena Vela y Roberto Salvarezza y la codirección de Alex Fainstein del Instituto Balseiro. Con Fainstein había hablado por primera vez en las becas IB de enseñanza media, allá por el 2002.

-¿Cómo fue tu contacto posterior con el Instituto Balseiro?

-Durante mi doctorado hice varias estadías de investigación en el grupo de Alex y también en el de Pablo Etchegoin en la Universidad de Victoria, Wellington, Nueva Zelanda, ambos fundadores del Laboratorio de Fotónica y Optoelectrónica del Centro Atómico Bariloche y que este año cumple 20 años. También durante mi doctorado participamos del programa IB50K que organiza el Instituto para fomentar planes de negocios con base tecnológica. Al terminar mi doctorado y antes de venir a Londres realicé un postdoctorado (también con beca del CONICET) en el recientemente inaugurado Polo Científico y Tecnológico en Buenos Aires, bajo la dirección de Fernando Stefani.

-Ahora estás trabajando como investigador en el Imperial College de Londres. ¿Podrías contar qué estás investigando y por cuánto tiempo?

-Actualmente tengo una beca Marie Curie de la Comisión Europea y trabajo en el departamento de Física del Imperial College London, en el grupo de Nanofotónica del Prof. Stefan Maier. Llegue hace dos años y en principio me quedaré un par más. Estudiamos la interacción de la luz con nanomateriales – plasmónica – para entender y/o desarrollar nuevas o más eficientes fuentes de luz y energía, y para mejorar procesos químicos, entre otros aspectos. Es parte de un proceso de formación continua pero mi idea es volver a Argentina en el mediano plazo. Toda mi formación, desde el jardín hasta la universidad, fue gracias a la educación pública, gratuita y de calidad de mi país y espero poder volver para devolver una pequeña parte de eso. Espero que la inversión en ciencia y tecnología, así como también en la educación a todo nivel no se detenga ni se disminuya. Cuando en ciencia se pone un freno, no se detiene, se retrocede.

-Se están cumpliendo 15 años de este programa destinado a estudiantes de secundarias. ¿Considerás que es importante este tipo de iniciativas y que ésta en particular siga en movimiento?

-Totalmente. Como te dije antes son instrumentos sumamente valiosos para desmitificar a la ciencia e incentivar la vocación científica. Yo colocaría a este programa al nivel de otros como las Olimpiadas de Matemática, Química, Biología, Historia, etc., las Ferias de Ciencia y Tecnología, Tecnopolis, etc. Espacios donde se vuelven tangibles cosas que parecen lejanas. Creo que el gran desafío es darles a todos la chance de participar, que no pase solo por la motivación del docente o la escuela sino principalmente por la del alumno; que todos sepan que existe, que se puede, que tienen igualdad de chances. Es un proceso complejo, pero yo soy optimista. Necesitamos motivar la vocación científica para generar más y mejor conocimiento nacional, que en última instancia es no someterse a pagar cualquier precio por cosas baratas. Oportunidades como éstas permiten justamente mostrarlo, vivirlo, difundirlo, ir más allá.

-A la distancia, ¿pensás que influyó en algo la beca de 2002 en la elección de tu profesión?

-Sí. Como te dije antes creo que es un mecanismo invalorable en la federalización de la ciencia. El alcance de esta beca es enorme y lo más importante para mí es que llega a lugares inhóspitos. Hay otro componente muy importante para mí y es el impulso de la escuela y los docentes para participar. Ellos son un nexo clave para que la convocatoria llegue y se efectivice.

-¿Querés agregar algo más?

-Simplemente me gustaría agradecer a Alejandro Butera y a todo el equipo de gente que ha pasado durante todo este tiempo por la organización de la beca, la lectura de los ensayos, las visitas a los laboratorios, etc. Espero fuertemente que esta iniciativa siga vigente ahora más que nunca y que siga creciendo y federalizando la ciencia y la vocación científica.

Links a demás artículos que integran este informe especial:

-Página principal del informe especial: ingresar aquí.

-Nota principal: Chispazos de curiosidad: 15 años de la “Beca Instituto Balseiro para alumnos de Enseñanza Media”: ingresar aquí.

-Docentes e investigadores en acción. Ingresar aquí.

-Natalia De Vincentis: “Nos maravillábamos con lo que veíamos”. Ingresar aquí.

-15 años de ideas adolescentes, en Internet. Ingresar aquí.

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Área de Comunicación Institucional

Instituto Balseiro

San Carlos de Bariloche, 15/06/2016

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