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Entrevista a Jorge Sofo, físico de materia condensada: “Que me pagasen por estudiar en el Balseiro fue algo único.”

Jorge Sofo es egresado de Física del Instituto Balseiro. Crédito foto: Gentileza J. Sofo. Jorge Sofo es egresado de Física del Instituto Balseiro. Crédito foto: Gentileza J. Sofo. Jorge Sofo es egresado de Física del Instituto Balseiro. Crédito foto: Gentileza J. Sofo.

Durante el workshop satélite de homenaje a Carlos Balseiro, al final del XXIII Simposio Latinoamericano de Física del Estado Sólido, el Área de Comunicación del Instituto Balseiro tuvo la oportunidad de realizar una breve entrevista al físico Jorge Sofo. Egresado del año 1988 de la Licenciatura del Instituto Balseiro, se doctoró en este mismo instituto en diciembre de 1991.

Fecha de publicación: 11/06/2018

En la actualidad, Jorge Sofo investiga y enseña en Penn State, en los Estados Unidos. Es Fellow de la American Physical Society y de la American Association for the Advancement of Science (AAAS). Recibió los subsidios César Milstein en 2010 y 2014. En esta nota, recuerda su paso por el Instituto Balseiro, donde fue estudiante y docente.

 -¿De dónde sos y cómo llegaste al Balseiro?

-Soy de Buenos Aires, viví en Lanús. Hice los dos primeros años de física en la Universidad de Buenos Aires. En realidad fueron más años porque yo vendía diarios en Buenos Aires. Era “canillita” en Avellaneda. Andaba en bicicleta en un vecindario de Villa Dominico repartiendo diarios. Por eso para mí el Balseiro fue el paraíso cuando entré. Con mi mujer decidimos casarnos,  se vino a los seis meses a Bariloche y consiguió trabajo en la municipalidad. Que me pagasen por estudiar, vivir de estudiar, era para mí algo único.

-¿Cómo llegó Carlos Balseiro a ser tu director de tesis de doctorado?

-Empecé (N. de la R.: a trabajar con Carlos Balseiro) para el trabajo especial. Él recién llegaba de hacer un posdoctorado con Falicov, en Berkeley (N. de la R.: Leo Falicov fue egresado de la primera promoción del Instituto Balseiro y mejor promedio histórico de este instituto). Me acerqué a Carlos a preguntarle si podía hacer el trabajo especial con él y enseguida me mandó un trabajito para hacer.

-¿Qué tema elegiste para el trabajo especial y después para la tesis de doctorado?

-En el trabajo especial, me sumé al trabajo que estaba haciendo con César Proeto en unas doble barreras de semiconductores que hacen un pozo cuántico en el medio. Eran unos “diodos de doble barreras”, se llaman, son arseniuro de galio con arseniuro de galio y aluminio. Las dos barreras forman un estado resonante en el medio. Entonces el sistema tiene conductividad baja a bajo voltaje, y cuando el voltaje es suficiente para que los electrones llegan al nivel resonante empiezan a pasar. Después cuando subís más el voltaje, llegás al fondo de la banda y dejan de pasar: entonces tenés una resistividad negativa. Esto se puede usar para amplificadores, pero lo estudiamos porque es un efecto cuántico muy entretenido.

-¿Y en qué consistió tu aporte?

-Lo que me sugirieron a mí era ponerle a ese trabajo un campo magnético. Un poco la idea era que se formaban niveles de Landau y a medida que uno aumenta el campo magnético puede mover los niveles ligados. Al año, Carlos se fue a Grenoble y empecé a trabajar con Dolores Núñez Regueiro, que era una investigadora que había aquí que se fue a Francia.

-¿Y en qué consistió la tesis de doctorado?

-Carlos volvió de Grenoble con muchas ideas. Era la época de la superconductividad de alta temperatura crítica que se había medido acá en el año 87. Paco (N. de la R.: Francisco de la Cruz, a quien sus colegas llaman Paco) lo había medido y Carlos, como muchos otros teóricos, se intrigó por el fenómeno. Carlos había trabajado en este tema de superconductividad con otros alumnos, no conmigo. Conmigo había hecho el trabajo de las dobles barreras. Pero cuando volvió quise hacer algo de superconductividad, no tanto de semiconductores. Entonces él me propuso estudiar modelos donde la interacción atractivas entre portadores pasan de ser bien débiles, donde el sistema está bien descripto por una teoría de BCS, a interacciones  atractivas bien fuertes, donde los electrones se atraen tanto que se forma una partícula compuesta que consta de dos electrones; se forma un bosón que lleva a una condensación de Bose. La pregunta era cómo ir de una condensación de Bose a la BCS: ese fue mi tema de tesis.

-¿Qué recordas de Carlos como director? ¿Cómo te influyó en tu carrera lo que aprendiste con él?

-Como director, una cosa que ocurrió fue que nos hicimos muy amigos, y nuestras familias se hicieron muy amigas. Entonces fue un continuo de estar trabajando, ir a pescar juntos, ir a tomar una grapa al pueblo y hablar continuamente de física y de cosas de la vida. Nuestras familias se juntaban. Muchos fines de semana nos juntábamos en la casa de él, los hijos de ellos son un poco mayores que los mios. Carlos y su esposa, Gachi, han sido como los tíos de mis hijos. No fue una experiencia de director de tesis, fue de mucha amistad. Después me fui de posdoc cuatro años y volví seis años para trabajar en el Instituto como profesor. En ese tiempo viví en la casa 4 que queda cerca la salida del Centro Atómico, y muchas tardes Carlos pasaba a tomar unos mates o un vermut. Antes de irse a su casa, pasaba por mi casa.

-¿Ahora dónde vivís?

-En Pennsylvania, soy profesor en Penn State. Cuando en el 2001 la economía se puso fea en Argentina, tenía un hijo que iba a empezar la secundaria. Las escuelas no eran buenas, las privadas caras… no quería arriesgar que mis hijos no tuvieran el mismo acceso a la educación que tuve yo. Decidimos volvernos a Estados Unidos, con mucho dolor; el Instituto Balseiro y sobre todo su gente significaba mucho para mi. El hecho de tenerlo siempre a Carlos cerca fue una gran influencia para mí.

-¿Y te quedó alguna enseñanza de la manera de hacer ciencia de tu época de doctorado?

-Muchísimos. En esta sala donde estamos ahora, mostré en una charla un dibujito de una paloma de Picasso y una foto de una paloma de verdad  para contar lo difícil que es sintetizar en pocas líneas lo complicado que es la naturaleza. Eso es lo que hacemos en la física y lo que te enseña Carlos Balseiro. Carlos siempre trató de que la naturaleza, que es lo que estudiamos,  pueda ser descripta por unas cuantas líneas esenciales que te dan lo más importante de lo que estás viendo. Una vez que te enseñan  a hacer eso, te marca y uno siempre trata de hacerlo. La física tiene esa belleza y la magia de conectar la matemática, que es un invento de la mente humana, con la naturaleza. Como decía Carl Sagan, gran divulgador de la ciencia: “Nuestro cerebro es la forma que encontraron los átomos de hidrógeno para  estudiarse a sí mismos".

-¿Ahora en qué estás trabajando?

-En materiales bidimensionales, y estructura electrónica en materiales bidimensionales. Propuse  que grafeno, un materials bidimensional de apenas un atomo de espesor, podía ser hidrogenado completamente para formar un compuesto al que llamamos grafano. Grafeno es un conductor eléctrico excepcional y grafano es un aislador; la combinación te da la oportunidad de dibujar circuitos eléctricos en una especie de “motherboard” que tiene apenas tres átomos de espesor. En eso todavía estoy trabajando un poquito. Otras cosas que estoy haciendo tiene relación con propiedades de transporte, cálculo de conductividades, y coherencia cuántica.

-¿Tenés muchos estudiantes de doctorado?

-Sí, en estos momentos tengo cinco alumnos trabajando conmigo.

-¿Y tratás de reproducir esa manera de investigar que viviste con tu director?

-¿Viste unos videos de Messi cuando era joven y estaba todavía en Rosario? Hay unos videos en YouTube que lo llaman el perro, porque agarra la pelota en un partido y la sigue y la amasa y no la larga hasta que mete unos golazos hermosos… Messi tiene la actitud tenaz que tienen los perros al jugar con la pelota, no se la saca nadie. Bueno, Balseiro es así con un problema de física, lo agarra y lo da vueltas y no lo quiere dejar, hasta que al final mete un golazo hermoso. A veces me doy cuenta que me obsesiono con los problemas de física y me recuerda a Carlos. Nuestro trabajo tiene mucho de jugar, de buscarle la vuelta para gambetear al adversario que en nuestro caso es la ignorancia.

Por Laura García Oviedo, con la colaboración de Victoria Posada.

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Área de Comunicación Institucional

Instituto Balseiro

San Carlos de Bariloche, 11/06/2018

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